Miguel Ángel Carrera | Responsable de la empresa espacial AVS

Un sueño (im)posible de cumplir

Carrera tenía bien claro desde pequeño que su trayectoria profesional iba a estar orbitando la Tierra. «Desde que tengo uso de razón jugaba con naves espaciales. Tenía fijación. Montaba juguetes de Lego, maquetas de madera y de todo tipo y fantaseaba. No soñaba tanto con ser astronauta sino con diseñar cosas, crear maquetas y dibujos. Me lo pasaba realmente bien. Mis padres no le daban mayor importancia porque por aquel entonces era bastante común tener esta afición».

Carrera se licenció como ingeniero mecánico en Sheffield (Inglaterra). Después de buscar trabajo sin mucha suerte en Gran Bretaña, recaló en Eibar, en el Centro Tecnológico y de Investigación Tekniker. «Por aquel entonces era la empresa más puntera en este campo. Estuve diez años allí y después decidí que podía ser una oportunidad montar una empresa enfocada en ciencia y espacio, y me lancé a ello».

AVS es ahora una de las compañías líderes del mundo en el diseño y desarrollo de equipos de alta calidad para infraestructuras de investigación. «Sabía que había una oportunidad y tenía empresas de referencia, como una en Estados Unidos que terminé comprando hace cinco años. Fue en Tekniker donde empecé con el negocio de industria de la ciencia, que al fin y al cabo era el desarrollo de equipamiento científico para grandes laboratorios. Entonces vi la oportunidad y me dije: ¿Por qué no hacemos una empresa alrededor de esto? Y hasta hoy. La empresa ya tiene 18 años. Parece mentira».

Fundar una empresa de estas características hace casi dos décadas era una apuesta un tanto arriesgada, pero Carrera lo tuvo claro a pesar de algunas voces que le decían 'a ver dónde te vas a meter'. «Yo soy hijo y nieto de empresarios, aunque mi madre no quería que lo fuera porque ya sabía de las bondades y desventajas de esta profesión. En casa no tenía un súper apoyo, pero tiré 'palante'. Hay que tener en cuenta también el año en el que creé la empresa. Era 2006 y en Tekniker tenía un empleo estable. Por parte de mi familia y del entorno nadie lo entendía y no tuve mucho apoyo moral, pero con el paso de los meses y los años todo comenzó a tener sentido».

Después de los éxitos cosechados con Lur-1 y el viaje a Marte, AVS no quiere quedarse suspendido en el espacio y ya trabaja en otros proyectos. «Hemos ganado mucho en términos de tamaño y de responsabilidad. Es verdad que el posicionamiento que tenemos en el espacio es muy importante. Lo que pretendemos desde AVS es que nuestros proyectos no sean anecdóticos, sino que vayan más allá. En AVS hay tres ramas fundamentales. Espacio tiene muchas derivadas, pero también tenemos fusión nuclear. Este es un tema en el que llevamos muchísimos años, fundamentalmente con un cliente, ITER, el reactor de fusión nuclear más grande del mundo, en Francia. Para ese reactor estamos haciendo muchos sistemas de diagnóstico y un inyector. Son cosas críticas para que funcione. Y luego hacemos mucho en temas de acelerador de partículas: tanto a nivel científico como a nivel médico. Uno de nuestros proyectos, iniciado hace ocho años, es el desarrollo de un acelerador de protonterapia para tratar el cáncer».

De regreso de nuevo al sistema solar, éste ha ido sufriendo diferentes cambios, como es el caso de Plutón, que en 2006 dejó de ser considerado planeta y fue reclasificado como 'planeta enano'. El sector aeroespacial también se ha transformado en las últimas décadas. «Gracias a la empresa de Elon Musk, SpaceX, el espacio se ha convertido en un poco más accesible y hay modelos de negocio que de repente cobran sentido, con un crecimiento del sector que es exponencial. Nosotros tenemos un posicionamiento en el espacio muy importante (en Marte, la Luna, observación de la Tierra, telecomunicaciones, satélites, subsistemas...)».

Ahora sí, Carrera responde a la pregunta del millón sobre si viajaremos a la Luna como turistas en un futuro. «Sin duda. Ahora mismo el turismo espacial es muy caro porque se están produciendo las primeras misiones de este tipo, pero creo que dentro de pocos años, en la próxima década, será bastante más razonable. Seguramente en la década de 2030 exista ya una base instalada en la Luna». La clave para que el turismo espacial se convierta en accesible para la sociedad la encontramos en el precio/kilo de lanzamiento. «Hace unos años llevar un kilo de cualquier cosa al espacio, ya fuera de material o simplemente de un ser humano, tenía un coste que se situaba en los 100.000 euros. Ahora ya se está hablando de que ese precio podría situarse en 10 euros el kilo. Es un descenso muy importante porque ahora ya se está hablando de subir de golpe 50 toneladas al espacio».