Un futuro por contar
El Diario Vasco cumple 90 años, nueve décadas narrando lo que ocurre en el mundo con las raíces bien hundidas en Gipuzkoa. Pero este suplemento de celebración no mira al pasado, sino al futuro

En este tiempo hemos dado muchas noticias, pero quedan más aún por recoger. Por eso preguntamos a los expertos en busca de 'las noticias del futuro'. Este periódico lleva casi un siglo acudiendo diariamente a la cita con los lectores con su ejemplar de papel, y más recientemente también a través de la web, las redes sociales y los nuevos lenguajes. Siempre contamos lo que pasa; hoy, también lo que pasará.

E
l 27 de noviembre de 1934 llegaba a los kioskos el primer ejemplar de El Diario Vasco. Noventa años después este periódico sigue contando la actualidad en su cita diaria con los lectores en papel y en todos los nuevos lenguajes que enriquecen el periodismo en la actualidad. La tentación al celebrar un aniversario redondo es mirar hacia atrás, repasar la historia y nuestra historia. Pero un cumpleaños permite también otra alternativa: escudriñar el futuro. Y a ese viaje invitamos a los lectores.
Se atribuye a Woody Allen la frase «me interesa el futuro porque es el lugar donde voy a pasar el resto de mi vida». Sea de quien sea, hacemos nuestra su reflexión para preguntarnos qué va a ser de Gipuzkoa en los próximos 90 años. Y aunque un periódico no es una bola de cristal, sí traemos algunas pistas: en un tiempo marcado por la incertidumbre encontramos algunas luces.
La mala noticia es que sufrimos los mismos males que las sociedades de nuestro entorno europeo: la guipuzcoana es una sociedad envejecida, que necesita para funcionar la inmigración aunque todavía no sabe bien cómo gestionarla, y con malas perspectivas para los jóvenes que buscan vivienda o empleos estables. La buena noticia, que nuestros indicadores sociales nos sitúan entre los territorios mejor colocados de Europa para mejorar. ¿Demasiado optimismo? Sigan leyendo.
Lo dice el filósofo Daniel Innerarity, experto en reflexionar sobre aquello tan antiguo, y a la vez tan moderno, de «saber de dónde venimos y hacia dónde vamos»: Gipuzkoa es uno de los territorios europeos con indicadores más positivos para llegar a ser una sociedad igualitaria.
Asegura el estudioso que la igualdad, la creatividad y la diversidad son los valores que definirán mejor a las sociedades pujantes, y que en esos tres campos vamos bien, aunque también matiza enseguida que nada peor que el triunfalismo. En igualdad y creatividad la sociedad guipuzcoana tiene ya importantes pasos dados, y es en diversidad donde hay que cargarse más las pilas. Por eso Daniel Innerarity resume en una metáfora la 'aprobación' de la asignatura de la Gipuzkoa diversa: el día que una inmigrante de última generación, ya euskaldun y perfectamente integrada, sea diputada general. Y para eso no hará falta esperar 90 años, añade. ¿Quién iba a pensar que los hermanos Williams, hijos de una inmigración 'ilegal', fueran hoy estandarte del Athletic de Bilbao?, se pregunta el filósofo.

Seremos, sobre todo, más viejos: vivimos más años y nacen menos niños. Cada vez más personas viven (y vivirán) solas en un paisaje donde la necesidad de vivienda para los más jóvenes es acuciante. La inmigración resulta imprescindible para que esa sociedad funcione: ya lo vemos diariamente en nuestras calles en los cuidados o en sectores como la hostelería.
Cambiaremos, pero algunas cosas se mantendrán dentro de 90 años, como la Real Sociedad como seña de identidad. O que las regatas de La Concha sigan siendo portada del periódico un domingo de septiembre, como dice Juan Luis Arsuaga, codirector de las investigaciones de Atapuerca, en este mismo suplemento. Este hijo de tolosarra (ya saben, en todas las historias aparece la pista de Tolosa) asegura que los investigadores de dentro de muchos siglos dirán de nosotros que fuimos la civilización que empezó a terminar con la discriminación de la mujer y la que emprendió la revolución digital, pero también la que destrozó el planeta que heredó.

Seremos, sobre todo, más viejos: vivimos más años y nacen menos niños. Cada vez más personas viven (y vivirán) solas en un paisaje donde la necesidad de vivienda para los más jóvenes es acuciante. La inmigración resulta imprescindible para que esa sociedad funcione: ya lo vemos diariamente en nuestras calles en los cuidados o en sectores como la hostelería.
Cambiaremos, pero algunas cosas se mantendrán dentro de 90 años, como la Real Sociedad como seña de identidad. O que las regatas de La Concha sigan siendo portada del periódico un domingo de septiembre, como dice Juan Luis Arsuaga, codirector de las investigaciones de Atapuerca, en este mismo suplemento. Este hijo de tolosarra (ya saben, en todas las historias aparece la pista de Tolosa) asegura que los investigadores de dentro de muchos siglos dirán de nosotros que fuimos la civilización que empezó a terminar con la discriminación de la mujer y la que emprendió la revolución digital, pero también la que destrozó el planeta que heredó.

Seremos, sobre todo, más viejos: vivimos más años y nacen menos niños. Cada vez más personas viven (y vivirán) solas en un paisaje donde la necesidad de vivienda para los más jóvenes es acuciante. La inmigración resulta imprescindible para que esa sociedad funcione: ya lo vemos diariamente en nuestras calles en los cuidados o en sectores como la hostelería.
Cambiaremos, pero algunas cosas se mantendrán dentro de 90 años, como la Real Sociedad como seña de identidad. O que las regatas de La Concha sigan siendo portada del periódico un domingo de septiembre, como dice Juan Luis Arsuaga, codirector de las investigaciones de Atapuerca, en este mismo suplemento. Este hijo de tolosarra (ya saben, en todas las historias aparece la pista de Tolosa) asegura que los investigadores de dentro de muchos siglos dirán de nosotros que fuimos la civilización que empezó a terminar con la discriminación de la mujer y la que emprendió la revolución digital, pero también la que destrozó el planeta que heredó.

Seremos, sobre todo, más viejos: vivimos más años y nacen menos niños. Cada vez más personas viven (y vivirán) solas en un paisaje donde la necesidad de vivienda para los más jóvenes es acuciante. La inmigración resulta imprescindible para que esa sociedad funcione: ya lo vemos diariamente en nuestras calles en los cuidados o en sectores como la hostelería.
Cambiaremos, pero algunas cosas se mantendrán dentro de 90 años, como la Real Sociedad como seña de identidad. O que las regatas de La Concha sigan siendo portada del periódico un domingo de septiembre, como dice Juan Luis Arsuaga, codirector de las investigaciones de Atapuerca, en este mismo suplemento. Este hijo de tolosarra (ya saben, en todas las historias aparece la pista de Tolosa) asegura que los investigadores de dentro de muchos siglos dirán de nosotros que fuimos la civilización que empezó a terminar con la discriminación de la mujer y la que emprendió la revolución digital, pero también la que destrozó el planeta que heredó.
Es muy probable que en aquella primera Redacción de El Diario Vasco, hace noventa años, no hubiera mujeres: no consta, al menos, en ningún papel. Era el reflejo de una sociedad donde la igualdad no había entrado en la agenda común. En la Redacción actual hay tantas mujeres como hombres, en la base y en puestos directivos. Ya lo dice Arsuaga, somos la generación que va cambiando ese déficit de siglos.
Pero también dice, y sabemos todos, que queda mucho camino por recorrer. Tomemos como ejemplo el mercado laboral: tal como cuentan los especialistas consultados en este suplemento, hoy en día el 58% de los trabajadores con estudios universitarios en el País Vasco son mujeres, pero éstas ocupan solo el 24% de los puestos directivos. Hay una ola de cambios que arrancó desde los cimientos pero está costando que esa marea llegue hasta los últimos pisos. Y aquí, también, el mundo laboral es espejo de otros órdenes de la Gipuzkoa en que vivimos.

No hay bola de cristal pero sí gente acostumbrada a asomarse al horizonte. Dos guipuzcoanos en la cima de poderosas empresas, Cristina Garmendia (presidenta de Mediaset y de la Fundación Cotec para la innovación) y Josu Jon Imaz (consejero delegado de Repsol) dialogan también en este número especial sobre la economía con un titular que resume su diagnóstico: «Gipuzkoa juega con los mejores en la Liga de la economía pero debe aspirar a más». La inteligencia artificial, la nueva civilización del ocio o las diferencias entre trabajadores veteranos y jóvenes son ingredientes de un campo de batalla donde la globalización cambia continuamente las reglas del juego.

No hay bola de cristal pero sí gente acostumbrada a asomarse al horizonte. Dos guipuzcoanos en la cima de poderosas empresas, Cristina Garmendia (presidenta de Mediaset y de la Fundación Cotec para la innovación) y Josu Jon Imaz (consejero delegado de Repsol) dialogan también en este número especial sobre la economía con un titular que resume su diagnóstico: «Gipuzkoa juega con los mejores en la Liga de la economía pero debe aspirar a más». La inteligencia artificial, la nueva civilización del ocio o las diferencias entre trabajadores veteranos y jóvenes son ingredientes de un campo de batalla donde la globalización cambia continuamente las reglas del juego.

No hay bola de cristal pero sí gente acostumbrada a asomarse al horizonte. Dos guipuzcoanos en la cima de poderosas empresas, Cristina Garmendia (presidenta de Mediaset y de la Fundación Cotec para la innovación) y Josu Jon Imaz (consejero delegado de Repsol) dialogan también en este número especial sobre la economía con un titular que resume su diagnóstico: «Gipuzkoa juega con los mejores en la Liga de la economía pero debe aspirar a más». La inteligencia artificial, la nueva civilización del ocio o las diferencias entre trabajadores veteranos y jóvenes son ingredientes de un campo de batalla donde la globalización cambia continuamente las reglas del juego.

No hay bola de cristal pero sí gente acostumbrada a asomarse al horizonte. Dos guipuzcoanos en la cima de poderosas empresas, Cristina Garmendia (presidenta de Mediaset y de la Fundación Cotec para la innovación) y Josu Jon Imaz (consejero delegado de Repsol) dialogan también en este número especial sobre la economía con un titular que resume su diagnóstico: «Gipuzkoa juega con los mejores en la Liga de la economía pero debe aspirar a más». La inteligencia artificial, la nueva civilización del ocio o las diferencias entre trabajadores veteranos y jóvenes son ingredientes de un campo de batalla donde la globalización cambia continuamente las reglas del juego.
Aunque también coinciden todos los expertos que desfilan por estas páginas en que el factor que cambiará sustancialmente nuestras vidas será la revolución tecnológica. Los cambios seguirán siendo vertiginosos, según predicen en una apasionante conversación el premio Nobel Albert Fert y Pedro Miguel Etxenike, presidente y fundador del Donostia International Physics Center. Nos quedamos con algunas de sus reflexiones para la esperanza: «Estamos en la vía de encontrar fórmulas eficaces contra el cáncer» o «los grandes problemas de la Humanidad tendrán soluciones con más ciencia».
En los años que Gipuzkoa deja atrás callaron las armas del terrorismo: aunque algunos llegamos a creer que nos enfrentábamos a una dialéctica sin solución, nuestra 'guerra' fue superada al menos en sus manifestaciones más terribles, aunque quedan sus efectos y la necesidad de memoria para que los más jóvenes sepan qué ocurrió, así como la reparación a las víctimas.
Como escribe Alberto Surio en su mirada a los próximos 90 años, por primera vez desde la primera guerra carlista en 1833 el País Vasco afronta el futuro sin sombras de guerra entre sus moradores. El reto de la convivencia es para las sociedades tan antiguo como la propia humanidad, pero siempre es mejor reconducir la guerra a la palabra, como ha ocurrido en Euskadi.

Mejor pensar que son tiempos luminosos, pese a todo: los tiempos que vivimos y los tiempos que esperan. Una de las imágenes más coloristas de este suplemento se tomó, paradójicamente, una oscura mañana de otoño. Es el 'retrato de grupo' de cinco creadores guipuzcoanos con los pies en casa y actividad abierta al mundo, fieles a lo que hizo, y dejó escrito, Eduardo Chillida.
La foto es la reunión de la actriz Marta Etura, los músicos Mikel Erentxun y Leire Martínez, el escritor Ibon Martín y la bailarina y coreógrafa Lucia Lacarra, un bonito puente entre esta Gipuzkoa que es y la Gipuzkoa que será, porque los cinco atesoran ya una poderosa carrera pero tienen aún éxitos por delante.

Mejor pensar que son tiempos luminosos, pese a todo: los tiempos que vivimos y los tiempos que esperan. Una de las imágenes más coloristas de este suplemento se tomó, paradójicamente, una oscura mañana de otoño. Es el 'retrato de grupo' de cinco creadores guipuzcoanos con los pies en casa y actividad abierta al mundo, fieles a lo que hizo, y dejó escrito, Eduardo Chillida.
La foto es la reunión de la actriz Marta Etura, los músicos Mikel Erentxun y Leire Martínez, el escritor Ibon Martín y la bailarina y coreógrafa Lucia Lacarra, un bonito puente entre esta Gipuzkoa que es y la Gipuzkoa que será, porque los cinco atesoran ya una poderosa carrera pero tienen aún éxitos por delante.

Mejor pensar que son tiempos luminosos, pese a todo: los tiempos que vivimos y los tiempos que esperan. Una de las imágenes más coloristas de este suplemento se tomó, paradójicamente, una oscura mañana de otoño. Es el 'retrato de grupo' de cinco creadores guipuzcoanos con los pies en casa y actividad abierta al mundo, fieles a lo que hizo, y dejó escrito, Eduardo Chillida.
La foto es la reunión de la actriz Marta Etura, los músicos Mikel Erentxun y Leire Martínez, el escritor Ibon Martín y la bailarina y coreógrafa Lucia Lacarra, un bonito puente entre esta Gipuzkoa que es y la Gipuzkoa que será, porque los cinco atesoran ya una poderosa carrera pero tienen aún éxitos por delante.

Mejor pensar que son tiempos luminosos, pese a todo: los tiempos que vivimos y los tiempos que esperan. Una de las imágenes más coloristas de este suplemento se tomó, paradójicamente, una oscura mañana de otoño. Es el 'retrato de grupo' de cinco creadores guipuzcoanos con los pies en casa y actividad abierta al mundo, fieles a lo que hizo, y dejó escrito, Eduardo Chillida.
La foto es la reunión de la actriz Marta Etura, los músicos Mikel Erentxun y Leire Martínez, el escritor Ibon Martín y la bailarina y coreógrafa Lucia Lacarra, un bonito puente entre esta Gipuzkoa que es y la Gipuzkoa que será, porque los cinco atesoran ya una poderosa carrera pero tienen aún éxitos por delante.

Es una historia por contar, siempre con el protagonismo de los lectores. Este periódico ha actualizado y ampliado sus maneras de informar y hoy lleva las noticias a través de todas las vías posibles, pero los lectores siguen siendo la piedra angular de todo el proceso. Y por ese motivo uno de los momentos más emocionantes al realizar este suplemento fue el día en que un grupo de suscriptores vivió desde dentro el 'making of' de El Diario Vasco. El grupo de suscriptores asistió por la mañana a la reunión del consejo de Redacción donde se valora el periódico del día y se acometen los grandes temas de la jornada, así como la forma de repartirlos entre los periodistas del diario. Conocieron las interioridades de DV y plantearon al equipo directivo sus dudas y propuestas para mejorar el producto. Fue tan emocionante como la mañana en que otro grupo de estudiantes visitó nuestras instalaciones y revolucionó la sede con su entusiasmo.

Es una historia por contar, siempre con el protagonismo de los lectores. Este periódico ha actualizado y ampliado sus maneras de informar y hoy lleva las noticias a través de todas las vías posibles, pero los lectores siguen siendo la piedra angular de todo el proceso. Y por ese motivo uno de los momentos más emocionantes al realizar este suplemento fue el día en que un grupo de suscriptores vivió desde dentro el 'making of' de El Diario Vasco. El grupo de suscriptores asistió por la mañana a la reunión del consejo de Redacción donde se valora el periódico del día y se acometen los grandes temas de la jornada, así como la forma de repartirlos entre los periodistas del diario. Conocieron las interioridades de DV y plantearon al equipo directivo sus dudas y propuestas para mejorar el producto. Fue tan emocionante como la mañana en que otro grupo de estudiantes visitó nuestras instalaciones y revolucionó la sede con su entusiasmo.

Es una historia por contar, siempre con el protagonismo de los lectores. Este periódico ha actualizado y ampliado sus maneras de informar y hoy lleva las noticias a través de todas las vías posibles, pero los lectores siguen siendo la piedra angular de todo el proceso. Y por ese motivo uno de los momentos más emocionantes al realizar este suplemento fue el día en que un grupo de suscriptores vivió desde dentro el 'making of' de El Diario Vasco. El grupo de suscriptores asistió por la mañana a la reunión del consejo de Redacción donde se valora el periódico del día y se acometen los grandes temas de la jornada, así como la forma de repartirlos entre los periodistas del diario. Conocieron las interioridades de DV y plantearon al equipo directivo sus dudas y propuestas para mejorar el producto. Fue tan emocionante como la mañana en que otro grupo de estudiantes visitó nuestras instalaciones y revolucionó la sede con su entusiasmo.

Es una historia por contar, siempre con el protagonismo de los lectores. Este periódico ha actualizado y ampliado sus maneras de informar y hoy lleva las noticias a través de todas las vías posibles, pero los lectores siguen siendo la piedra angular de todo el proceso. Y por ese motivo uno de los momentos más emocionantes al realizar este suplemento fue el día en que un grupo de suscriptores vivió desde dentro el 'making of' de El Diario Vasco. El grupo de suscriptores asistió por la mañana a la reunión del consejo de Redacción donde se valora el periódico del día y se acometen los grandes temas de la jornada, así como la forma de repartirlos entre los periodistas del diario. Conocieron las interioridades de DV y plantearon al equipo directivo sus dudas y propuestas para mejorar el producto. Fue tan emocionante como la mañana en que otro grupo de estudiantes visitó nuestras instalaciones y revolucionó la sede con su entusiasmo.
Es el entusiasmo que mantenemos quienes hacemos El Diario Vasco, en papel, en la web, en las redes sociales y en lo que vaya tocando. Porque Gipuzkoa seguirá evolucionando en los próximos 90 años y el propósito de este periódico es seguir contándolo.
Créditos
-
Ilustración Ane Arzelus
-
Narrativa visual Oihana Huércanos