Arantxa González Laya | Exministra de Asuntos Exteriores
«Vivimos en un gran desorden mundial y no se excluye la idea de una guerra total»Tolosarra y universal. Fue jefa de la diplomacia del Gobierno de Sánchez y ahora ausculta el latido de la geopolítica desde la Escuela de Asuntos Internacionales de París. Analiza con preocupación el extremismo que azota el contexto internacional y los efectos en Europa de la victoria de Trump en Estados Unidos.
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rantxa González Laya (1969) se mantiene fiel a sus raíces. Es muy de Tolosa y se siente guipuzcoana por los cuatro costados. A pesar de estar diariamente sobrevolando por la convulsa geopolítica mundial, la exministra de Exteriores en el Gobierno Sánchez camina con parsimonia sobre el Tinglado tolosarra, como si disfrutara de cada uno de sus pasos por donde jugó en su niñez. La actual decana de la Escuela de Asuntos Internacionales de París reflexiona en voz alta sobre el panorama internacional.
– Lo primero de todo, zorionak a El Diario Vasco por acompañarnos 90 años a los guipuzcoanos, esperando que también sigamos otros 90 años. Por desgracia, el terrorismo sigue siendo una amenaza en el mundo, lo vemos muy claramente alrededor nuestro, lo vemos en el Sahel, en Oriente Próximo... Por suerte, hemos desterrado el terrorismo dentro de nuestro país. Y es importante que lo celebremos, y más aún que lo recordemos. Que no nos olvidemos por dónde hemos transitado porque quien se olvida de su pasado, está condenado a repetirlo.
– Estamos abandonando un mundo que es el que hemos conocido en los últimos 40 o 50 años, un mundo donde la norma regía nuestras relaciones, donde la economía impulsaba nuestras sociedades, donde la convergencia entre los países era no sólo posible, sino deseable, donde las relaciones estaban ordenadas. Y entramos en una nueva fase, donde la norma ha dejado un espacio cada vez más grande a la fuerza. Y donde había convergencia ahora hay fragmentación. Es un nuevo mundo en el que nos adentramos, que todavía no sabemos muy bien qué forma va a tener y por eso nos crea tanta incertidumbre.
– Se podría decir que hay un gran desorden mundial. Donde antes había un cierto orden, ahora hay un gran desorden. Y, como siempre, cuando hay un desorden, siempre hay alguien que gana y alguien que pierde.
– Primero, no todo es negativo, hay muchas luces. Vivimos cada vez más y cada vez mejor. Tenemos unos cuidados sanitarios cada vez mejores porque la tecnología nos permite avanzar con conocimiento y con investigación. No es todo negativo en este mundo, también hay muchas cosas positivas que nos impulsan hacia adelante. Ahora vemos, y yo particularmente con gran preocupación, que se ha desregulado el uso de la fuerza y no hay frenos. Que la fuerza pasa por encima de los derechos humanos y las libertades, y donde ya no se excluye la idea de una guerra total. Esta es la parte que a mí me parece que necesita una atención muy particular por parte de todos.
– Lo estamos viendo claramente en Oriente Próximo, en Ucrania... Y lo estamos viendo en Sudán, donde dos clanes militares están masacrando a la población civil, sin ningún tipo de respeto. Lo estamos viendo en Gaza, en Cisjordania, en Líbano y también en Israel, donde se están conculcando los derechos de ciudadanos que son rehenes de terroristas. Lo estamos viendo con un uso desmesurado de la fuerza contra la población civil. Mujeres y niños que no tienen cómo defenderse en Gaza, en Líbano... Todo esto es el reflejo de un mundo donde han saltado los límites que nos habíamos fijado a nosotros mismos en el uso de la fuerza.

«Demonizar la migración es no dar respuesta a nuestro problema demográfico en la Unión Europea»
– Tenemos muchos responsables, y este es el problema. Cuantos más son los responsables, más difícil se hace poner orden. Evidentemente, tenemos grupos terroristas como Hamás. Tenemos al primer ministro israelí Netanyahu y a su gobierno llamando y utilizando un vocabulario impensable en una democracia como es Israel. Pero lo vemos también más cerca, en Europa, con el tema migratorio, donde se demoniza al otro, donde se conculcan también los derechos que tienen los refugiados y los demandantes de asilo, también en un espacio de derecho como es la Unión Europea.
– Lo que estamos es coqueteando con la demonización de la migración, y lo estamos haciendo en un momento en el que el continente europeo envejece a pasos agigantados y necesitamos del aporte migratorio. Mire, en Europa la edad media es 48 años, en Estados Unidos y en China, 38 años, en la India, 28, y en África, 19. Este es el mapa del mundo. Nosotros, en Europa, continente donde vivimos más, donde cada vez nacemos menos, y donde tenemos el gasto social que representa dos tercios del gasto social en el mundo, la demografía es nuestro talón de Aquiles, y demonizar la migración es no dar respuesta a nuestro problema demográfico.
– La solución es hablar de este tema no demonizándolo y no despertando odios y divisiones, sino tratándolo como lo que es, una cuestión fundamental para el futuro y la futura competitividad de la Unión Europea. Tratemos este tema como lo que es y pongámoslo en su justa medida. En Europa tenemos una población de 450 millones de ciudadanos, con un 1,5% de refugiados y 0,02% de demandantes de asilo. Situemos primero el foco en lo que es, y segundo, busquemos soluciones. ¿Cuál es la solución? Yo creo que la solución pasa por ordenar los flujos migratorios y hacerlo a nivel europeo, hacerlo como Unión Europea, no como cada país a lo suyo. Esa es la vía para responder a esta cuestión que, como digo, va a ser crucial para la futura competitividad de la Unión Europea.
– Estamos utilizando la migración por razones únicas y exclusivamente políticas, la estamos instrumentalizando, y hay que ser conscientes que cuando uno instrumentaliza la migración y lo hace de esta manera, eso va a crear monstruos, y luego vamos a tener que tratar con esos monstruos. Creo que sería mucho más inteligente tratarla de una manera primero humana, porque para eso decimos en el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea que somos un espacio de derechos y libertades. Tratémoslo primero como una cuestión humana, pero luego abordémoslo de una manera inteligente, busquemos también entender que nuestro futuro va a depender de la manera en la que gestionemos los flujos migratorios necesarios en la UE.
– La extrema derecha es muy preocupante porque hasta hace poco decía que quería salirse de la Unión Europea, y después del catastrófico ejemplo del Brexit, ha cambiado de canción, pero sigue teniendo el mismo objetivo. Ahora dice que quiere cambiar a la UE desde dentro, pero lo que quiere en realidad es que no haya una Unión Europea. Quiere el retorno de la nación, de las fronteras nacionales y de las respuestas nacionales, y todos sabemos cuál es este sueño porque nos lleva a todos a una gran pesadilla colectiva. Hay que ser menos soberanos nacionales y más soberanos europeos. Cuidado con estos cantos de sirena de la extrema derecha, que dice 'cambiemos a la Unión Europea desde dentro', cuando en realidad lo que quieren es deshacer la Unión Europea desde dentro.
«En Oriente Próximo necesitamos un alto el fuego que dé paso a una negociación que va a tardar»
Arantxa González Laya
exministra de Asuntos Exteriores
– Lo que tenemos que tener muy claro es quién es el invasor y quién es el invadido. El invasor es Rusia, y no hay ninguna excusa para esa invasión de un Estado independiente, reconocido internacionalmente, y que es su vecino. No hay ninguna excusa. Esa es una raya que nunca se debió haber atravesado, y se ha atravesado. Hay que tratar a Rusia como lo que es, un país que ha violado la legalidad internacional. Y la solución tiene que pasar por reconocer este punto de partida.
– Tiene que haber una salida negociada, pero tiene que ser en los términos de Ucrania, no en las condiciones de Putin.
– Tenemos que buscar que el acuerdo que existía y sigue sobre la mesa, entre Israel y Palestina, sea un acuerdo auspiciado dentro de las Naciones Unidas. Soy consciente de la enorme dificultad de impulsar esta negociación en estos momentos en los que hemos visto una toma de rehenes israelíes por parte de Hamás. Y también un uso desmesurado de la fuerza sobre población civil en Gaza, y el avance sin frenos de la colonización de Cisjordania. No me hago ilusiones en el corto plazo, pero creo que debemos insistir en el medio-largo plazo. Es la única solución que está sobre la mesa, y a ella solo se puede llegar a través de una negociación. No solamente con el uso de la fuerza. Necesitamos un alto el fuego que dé paso a una negociación que va a tardar, pero que es la única vía posible para resolver un dolor, una herida abierta que se ha convertido también en una de las grandes fracturas geopolíticas de nuestro mundo.
– Un segundo mandato de Trump significa menos orden internacional y más transaccionalismo. Menos alianzas a largo plazo y más acuerdos puntuales sobre intereses económicos o tecnológicos americanos. Todo se puede comprar y vender, también la democracia. Para Europa, que es una construcción basada en reglas, la única respuesta posible es tomar nuestro futuro en nuestras manos. Ser más fuertes para poder convencer donde sea posible y resistir donde sea imprescindible.
Créditos
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Fotografía Iñigo Royo
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Vídeo Raquel Mendizabal
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Narrativa visual Izania Ollo, Oihana Huércanos Pizarro y Amaia Oficialdegui
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Desarrollo web Gorka Sánchez