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Una nueva realidad más diversa
Paula Estévez

Una nueva realidad más diversa

La sociedad guipuzcoana y sus diferentes tipos de familia han evolucionado en las últimas nueve décadas, y ahora una de cada cuatro viviendas son ya unipersonales

Miguel Villameriel

San Sebastián

Lunes, 18 de noviembre 2024

El envejecimiento de la población, la baja natalidad, la soledad y el incremento previsto en la llegada de inmigrantes seguirán cambiando la cara del territorio en los próximos años.

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a lazkaotarra María Jesús Garmendia mira de frente los 90 años y actualmente vive sola en su casa familiar de Donostia después de una vida llena de bullicio a su alrededor. Creció en un hogar de siete hermanos y, tras formar su propia familia, criar a cuatro hijos y enviudar hace tres décadas, en los últimos años se ha dedicado a ser una abuela dispuesta a echar una mano en la crianza de sus cuatro nietos. El periplo vital de María Jesús encaja como un guante en la realidad social de la Gipuzkoa del último siglo y dibuja en varias pinceladas lo mucho que ha cambiado nuestra sociedad desde que este periódico publicó su primer número en 1934. Hoy las familias con siete hijos son una 'rara avis', la esperanza de vida ha aumentado en más de 30 años (de los 52 a los 83 años) y los hogares unipersonales ya representan uno de cada cuatro en el territorio, en una tendencia que no para de crecer. María Jesús se conserva bien y se mantiene totalmente autónoma, pero es habitual que las personas de edad avanzada requieran de la ayuda de asistentes para desarrollar su vida cotidiana; en muchos casos, inmigrantes que llegan a Gipuzkoa para labrarse un futuro mejor.

El retrato social mostrado en estas páginas podría dar a entender que nos encaminamos hacia una sociedad cada vez más individualista, pero el sociólogo José Antonio Oleaga considera que «eso dependerá de los valores que imperen en el futuro próximo». Asegura que la nueva configuración de los hogares, cada vez más reducidos, «también está provocando situaciones solidarias novedosas, como las personas mayores que, para alejarse de la soledad no deseada, se abren a programas de vivienda compartida en los que acogen en su casa a jóvenes que quieren emanciparse». A juicio de Oleaga, «ese tipo de proyectos desmentiría que estamos yendo hacia una sociedad más individualista, sino todo lo contrario, más solidaria y con más entrega comunitaria».

El presidente de la Asociación Vasca de Sociología tampoco comparte la idea de que la juventud actual sea menos comprometida que la de hace unas décadas. «Los jóvenes de ahora han cambiado la forma de relacionarse y de participar en sociedad. Quizá ya no lo hacen tanto de forma presencial, pero sí se comprometen por otras vías».

Créditos

  • Ilustración Paula Estévez

  • Gráficos Izania Ollo

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