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uando este periódico vio la luz hace 90 años, las mujeres españolas votaban, podían divorciarse, jurídicamente eran iguales a los hombres. Nunca antes habían alcanzado tal grado de presencia y participación en la vida política y social, aunque tampoco lo disfrutaron tanto. Fue prácticamente durante el pestañeo que duró la II República, entre 1931 y 1936, hasta que el franquismo derogó de un plumazo todas aquellas libertades que habían sido conquistadas durante el lustro del régimen republicano.
Ya no. Ya no es la víctima quien pasa «vergüenza, sino que te plantas y denuncias porque hay una ley que te protege. Cuántas mujeres te cuentan que 'mi padre le pegaba a mi madre' y que era algo que lo sabían casi todos los vecinos pero nadie decía nada. Y no te podías divorciar de alguien que te daba mala vida. Hoy hay una ley que te ampara». Pese a la mayor concienciación social para denunciar y combatir la violencia de género, Ramos observa «un aumento» de las relaciones tóxicas entre los más jóvenes, con situaciones de control y acoso que a menudo son alimentadas por un mal uso de los teléfonos móviles y las redes sociales.
Desde su experiencia en sus respectivos ámbitos, Cristina Ramos y Nerea Ibañez estiman que se están dando pasos pedagógicamente importantes en materia de igualdad, de forma que las nuevas generaciones «tienen asumido que una mujer tenga el mismo derecho de estudiar una carrera o acceder a un trabajo», tal como defendía Clara Campoamor, con quien coinciden en una de sus frases para la historia: «La libertad se aprende ejercitándola».
Créditos
Ilustración Higinia Garay
Gráficos Izania Ollo
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Patricia Rodríguez | San Sebastián
Amaia Núñez
Miguel González | San Sebastián y Oihana Huércanos Pizarro
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