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U
na mujer, descendiente de la universalización del deporte como forma de ocio saludable, evolucionada hacia el alto rendimiento y ensalzada por el impacto de las redes sociales y comerciales configurará el perfil prototípico de deportista guipuzcoano dentro de cien años. La elucubración se sustenta en el recorrido del mundo del deporte en Gipuzkoa durante el último siglo. Su origen y desarrollo, junto al progreso de la sociedad que la practica y la alienta, marcan esa hipótesis. Apuntan asimismo hacia un tipo de actividad vinculada con la última tecnología, que encaja en formatos ágiles y espectaculares como reclamo de un nicho de mercado de éxito.
Los títulos en disciplinas de equipo de la Real Sociedad, el Bidasoa, el Bera Bera o el Txuri Urdin han llegado como consecuencia natural del empeño colectivo, pero más revolucionario aún ha sido el auge del deporte paralímpico. El nadador Richard Oribe obtuvo dieciséis medallas en los Juegos Paralímpicos de Verano entre los años 1996 y 2012, y Sara Carracelas suma otras diez entre 1996 y 2008. Su sucesor Iñigo Llopis ha sido oro en los Juegos de París. Irati Idiakez está asentada en la élite del snowboard. Suma y sigue. Pero por encima del resultado se eleva el gen guipuzcoano para acercar el deporte a todo tipo de públicos. «¿Quién diría en 1934 que se podría competir en silla de ruedas?», se pregunta Sagastume. Hoy hay cursos de estimulación, de iniciación, de tecnificación... Gipuzkoa y el deporte, por los siglos de los siglos, amén.
Créditos
Ilustración Iker Ayestaran
Gráficos Izania Ollo
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Ángel López | San Sebastián e Izania Ollo | San Sebastián
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