El toreo artista y elegante de Curro Díaz no salvaron la tarde

Si el pasado año el triunfo de la ganadería de 'El Parralejo', constituyó una agradable sorpresa, lo cierto es que desde su desembarque hace unos días en los corrales de Illunbe, suscitaba una gran curiosidad. Los toros aprobados, unos con más peso y otros más terciados, todos con trapío y cara animaban esa expectación; y la corrida respondió a ese interés, aunque los dos primeros toros fallaron por distintas circunstancias. El primero tenía de por si poca fuerza y quedó mermado al darse una vuelta de campana; aun así embistió con nobleza. El segundo parecía marcar de su mano derecha y presentaba una especie de descoordinación intermitente; no se le dio la lidia adecuada pero cuando embistió también lo hizo con nobleza. Los otros cuatro encastados en general, el mejor con un poco más de trasmisión el tercero. Se presentaba Curro Díaz, y después de veinte años de alternativa pudo el público donostiarra degustar al menos en algunos momentos el toreo puro, artista y elegante del maestro de Linares. En el primero, quedará para el recuerdo un gran natural al cambiar de mano y de lejos también con la zurda una magnifica serie muy bien rematada por ambos pitones. Lección de suavidad y mimo, que repitió en el cuarto al que cortó una oreja.

Luis David vino con ganas de repetir su triunfo del pasado año. Casi lo consigue en el sexto. Variado con el capote; Verónicas y chicuelinas; galleo por gaoneras; lopecinas con farol incrustado y revolera. Con la muleta pases cambiados por la espalda. Largo toreo en redondo. Naturales uno a uno. Toreando y aguantando. Se equivocó López Simón en la lidia del segundo. Pensaba que lo iban a cambiar. En los dos estuvo distante y despegado, sin entregarse.