Los expertos opinan sobre el pulso entre Ernai y GKS
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Antonio Rivera
«La socialdemocracia es la enemiga de los leninistas»
El historiador compara la aparición de «una corriente 'rojiparda'» en una sociedad próspera que intenta recrear el imaginario de los años 30
El catedrático de ... Historia de la EHU, Antonio Rivera, se muestra sorprendido porque en la próspera sociedad vasca emerja un «neoleninismo» cuyo principal enemigo «es el Estado de Bienestar y la socialdemocracia». Una especie de 'rojipardismo', que en el resto de Europa se presenta como extrema izquierda o extrema derecha, que impugna la democracia liberal. Al igual que en la Europa de entreguerras, los comunistas leninistas arremetían contra los 'socialfascistas' herederos de la Segunda Internacional. Sostiene que, aunque no se declaran nacionalistas, «no se pierden una sola fiesta nacional ya sea el Día del Euskera o el Aberri Eguna». En su opinión, es un 'postnacionalismo' factible porque España apenas está presente en la práctica en Euskadi. Otra cuestión es que, «como buenos bolcheviques, tienen una sistematización analítica mucho sutil y elaborada que los jóvenes de la izquierda abertzale clásica».
Rivera admite que el fenómeno le sorprende, sabe que los jóvenes neocomunitas «no son en general hijos de clase obrera, sino de clase media». Así, está convencido de que el Movimiento Socialista nació en Euskadi en las facultades de letras de Vitoria y tienen exclusiva presencia en las clases que se desarrollan en euskera, nunca en las de castellano. Rivera aporta un dato que puede resultar anecdótico o revelar algo más. En su opinión, como los revolucionarios rusos mantenían determinadas distancias, «siempre se dirigen a mí y me tratan de usted, con respeto, pero a la vez con una gran frialdad».
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Aner Ansorena
«Existe mucho odio entre Ernai y GKS»
El politólogo analiza la fractura emocional en «el universo de la juventud politizada y euskalzale»
«La juventud politizada vasca, y euskalzale, se dividía hasta hace no tanto tiempo entre la izquierda abertzale y EGI, es decir, la izquierda y la derecha. Hoy en día, sin embargo, GKS entiende que Ernai y la gente de EH Bildu ha dejado de ser socialista, que se ha aburguesado e institucionalizado y además que ha dejado de ser la la representación del pueblo», asegura el politólogo Aner Ansorena.
Afirma que en verano, con las txosnas de las fiestas, comienza a elevarse el debate cada año. Y constata asimismo que la izquierda abertzale siempre se ha financiado, entre otras cosas, con esas txosnas y su presencia ha sido casi hegemónica. «Los cubatas o lo que pidieras te los sacaban los de Ernai. Lo que pasa es que GKS también quiere financiarse y dicen tener el mismo derecho que Ernai para poner sus txosnas. Recordemos que la gente de GKS ha hecho turnos previamente en Ernai. Existe mucho odio entre Ernai y GKS», subraya.
Sortu y Mugimendu Sozialista (las organizaciones, los papás y mamás de los jóvenes) se definen como socialistas. Sortu tiene como objetivo en sus bases la construcción de «una Euskal Herria libre, socialista, feminista y euskaldun y Mugimendu Sozialista lleva la palabra en el nombre». Asegura que siempre le ha interesado «muchísimo saber cuánta gente afín a GKS vota finalmente a EH Bildu».
Aner Ansorena ha sido reconocido recientemente como Mejor Consultor Político del Año en los Premios ACOP en Barcelona.
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María Silvestre
«Su fuerza reside más en canalizar frustraciones»
La socióloga no ve por ahora espacio para un nuevo partido comunista en Euskadi
«El surgimiento de GKS puede interpretarse, en parte, como expresión de una nueva 'revolución silenciosa' en sentido inverso al que formuló Ronald Inglehart», reflexiona María Silvestre. Dice que si la posguerra europea alumbró un giro hacia valores posmaterialistas gracias a la seguridad económica, la generación joven actual -afectada por la precariedad estructural, la frustración y el acceso cada vez más difícil a la vivienda- «está retornando a posiciones materialistas y de conflicto de clase». Tal y como afirma la socióloga, «GKS aparece como una escisión juvenil de la izquierda abertzale y como un grupo comunista, con pasado abertzale, que pretende construir una alternativa marxista independiente al margen de los partidos tradicionales». Dice que la crítica a la integración institucional de la izquierda vasca y su énfasis en la organización social desde abajo «conectan con un malestar juvenil que no se siente representado».
Silvestre hace hincapié en que en ese retorno al materialismo «no implica necesariamente que exista, al menos por ahora, un espacio electoral claro para un partido comunista como el que podría representar GKS». Y señala que su entorno político no apoya a ningún partido existente, defiende la abstención y rechaza participar en comicios, lo que revela una estrategia que privilegia la movilización antes que la representación institucional. «Esta renuncia limita su impacto inmediato en el sistema de partidos, aunque su discurso de clase conecta con problemas reales que la política convencional no está resolviendo», concluye.
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