«Los conejos estaban dentro cuando se inundó todo, dieciséis han muerto»
La tromba entró por la ventana del caserío Gure Txoko de Belén Azketa y se llevó el huerto de Peio Azurmendi y tres de sus gallinas en Zaldibia
Belén Azketa, del caserío Gure Txoko, siempre le estará «muy agradecida» a sus vecinos. Belén no estaba en casa cuando las aguas torrenciales comenzaron ... a hacer destrozos en su parcela y fueron ellos los que le avisaron de que algo iba mal. Y aunque la carretera que pasa frente a la fachada de Gure Txoko ha adoptado un tono marrón por el lodo que lo cubrió todo el pasado viernes, la mayor parte del trabajo en este caserío de Zaldibia se llevó a cabo a lo largo del fin de semana. Pero hay daños que no se limpian, pues Belén ha perdido a «dieciséis de mis conejos».
«El agua entró por la ventana», explica Belén, mientras se calza las katiuskas para adentrarse en la parte del caserío más afectada, donde pasean, comen y descansan sus conejos libremente. A la izquierda están todas sus jaulas, y en la parte derecha de la sala, la ventana por donde se coló el agua. Además, es aquí donde guarda todo el pienso con el que alimentar a estos animales. «Se ha echado a perder», comenta señalando alguno de estos sacos de comida, pues el nivel del agua alcanzó «el metro y pico de altura», apunta. Las marcas en la pared dejan constancia de ello. Pero lo peor de todo es que «han muerto dieciséis de mis conejos», que no pudieron refugiarse a tiempo. «Vine rápidamente e intenté salvarles», lamenta.
Y es que el cauce del arroyo que pasa por el lateral de Gure Txoko subió de manera imprevisible. «Solemos poner una viga para evitar que se cuele el agua, pero lo del viernes era imposible de frenar», asegura Belén. Los arbustos que separan Gure Txoko de la carretera también se vieron afectados por la fuerte tromba de agua, y lo que antes eran setos cuidados y con forma, ahora es una montaña de ramas rotas.
«El agua entró al gallinero»
Al otro lado de la carretera, Peio Azurmendi y su familia observan apenados la parte de atrás de su caserío, Bertuesabekoa. Años y años de trabajo y cuidado «se han ido a la basura» y fueron barridos por el lodo en la noche del viernes.
Noticias relacionadas
De manera similar, a Peio le avisaron por teléfono de la gravedad del asunto. «Vine corriendo y me encontré a los bomberos y a la Ertzaintza en casa. El agua había llegado al metro de altura», cuenta. «He venido a salvar al menor a los perros», avisó Peio para que le dejaran pasar. Ahí le entraron «los nervios», pues fue cuando pasó a la parte de atrás cuando vio todos los daños causados, sobre todo en su huerto. Lechugas, tomates, maíces... «Ya no queda nada», apunta Peio. Hace falta algo de imaginación para creer que donde ahora se amontonan los escombros arrastrados por las fuertes lluvias, antes crecían verduras y hortalizas. Un montón de hojas de lechuga en mal estado que descansan en un lateral del terreno es la única prueba de lo que hace apenas unos días crecía en esta zona.
Pero no solo eso. Peio pudo rescatar a sus tres perros, pero el agua también se coló al gallinero, pillando por sorpresa a tres de sus gallinas, que no se pudieron salvar. «El agua subió mucho y muy rápido, en la cocina también nos entró hasta el metro de altura», insiste Peio.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.