Un triángulo clave
Taco largo ·
Oyarzabal, Odegaard y Merino se llevan los titulares, pero Aritz, Le Normand o Zubeldia son también decisivosPocos aficionados recordarán la fecha del 11 de enero de 2009. Un domingo triste de enero en el que la Real, entonces en Segunda, recibía ... al Rayo Vallecano. El equipo no lograba salir de la mediocridad en su segunda temporada en la categoría de plata y para colmo de males, el equipo franjirrojo empataba de penalti y en el descuento el 1-0 de Agirretxe. Para llorar. Un partido perfectamente olvidable si no fuera porque fue el primero en el que Jokin Aperribay se sentaba en el palco como presidente, tras haber sido elegido tres semanas antes en aquella convulsa junta de accionistas.
Quienes presenciamos aquel choque salimos con pesadumbre del estadio, por el ambiente extraño, aunque apenas fueron unos pocos los que profirieron gritos contra la directiva. A la frialdad que ya de por sí provocaban las ya desaparecidas pistas, se sumaba la desesperación de la hinchada y las telarañas que salían de las arcas txuri-urdines. Este fue el recuerdo que se me vino a la cabeza cuando el árbitro pitó el final de Anduva. La Real se merecía por fin llegar a una final 32 años después, por historia y por afición.
La gente está enganchada y supera cada domingo los 30.000 espectadores. El club tiene jugadores emblemáticos, como Mikel Oyarzabal, el favorito de las camisetas de los niños en las ikastolas, y mediáticos como Odegaard, que ha caído de pie en la Real. El de Anduva no fue su mejor partido, pero su 2-1 en Anoeta fue también clave para pasar a la final. Por no hablar de Merino, un jugador imprescindible para entender este éxito.
Ellos y otros jugadores como Isak o Januzaj se meriendan los titulares en prensa, radio o televisión. Pero en este buen rendimiento de la Real en las últimas semanas hay un triángulo clave: Aritz Elustondo, Robin Le Normand e Igor Zubeldia. El de Beasain, aquel joven que animaba desde la grada de Riazor el día que se logró la Champions, es puro ADN txuri-urdin. No es el más virtuoso pero tiene una regularidad propia de los grandes defensas históricos de la Real.
Le Normand, el gran tapado de esta temporada, ha acabado con el debate del central zurdo, el único lunar en la confección de la plantilla. Una regularidad a prueba de bomba. Y por último, Igor Zubeldia, el pivote que da equilibrio atrás y juega bien en todos los sitios. Se sufrió mucho por la posibilidad de que una amarilla le hubiera privado de jugar la final, finalmente contra el Athletic. Hubiera sido una injusticia del destino, pero los hados le han hecho un guiño.
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