Mirandés - Real Sociedad: mil modos de superar la semifinal de Copa

La clasificación de la Real Sociedad para la final de La Cartuja se vivió en Miranda de Ebro de un millar de maneras. Una por cada hincha txuri-urdin que estuvo en la grada de Anduva o ante la pantalla gigante instalada en el casco urbano mirandés para ver el partido por televisión. Ilusión, nervios, alegría, sentimientos a flor de piel, orgullo, pasión, recuerdos por los que no están... Son sensaciones vividas en la vuelta de la semifinal frente al Mirandés, con el deseo de que el viaje copero acabe con la imagen de Asier Illarramendi alzando el trofeo de campeón el 18 de abril ante el Athletic.

Atrás queda la fiesta vivida por muchos blanquiazules en la localidad burgalesa. Algunos, como el donostiarra Jon Urrestarazu, tras pegarse una pechada en la carretera desde Sevilla, donde reside. «Nada más acabar el partido, me fui a dormir al hotel, porque al día siguiente debía conducir. A la una ya estaba en la cama. Pero la adrenalina acumulada durante el partido me despertó a las 5.30. Así que me levanté, y al volante. Para la una ya estaba en la capital sevillana, donde confía en ver campeona a la Real. «Todas las señales que voy viendo, me llevan al título». Urrestarazu logró la única entrada que le tocó a la peña El Sur, pero en Anduva estuvo con «unos amigos de la cuadrilla» en la tribuna norte con el resto de la afición realista. «Ambientazo», resume. «Fue una gozada vivirlo», gracias a que se organizó en el trabajo. «Es la única ventaja que veo a ser autónomo».

A la Real le habían correspondido 1.048 entradas, pero hubo decenas de blanquiazules entre la afición rival, gracias a las entradas logradas por amigos o conocidos de Miranda de Ebro. Entre ellos, Gorka Beloki. El beasaindarra vive en Vitoria, por lo que el traslado fue breve. Socio realista y del Alavés, lo pasó «mal en Anduva», avanza. «Estoy feliz por la Real, pero fue duro oír tanto insulto en la grada». «La afición local criticaba que la Real Sociedad se dedicó a no jugar, pero lo que hizo fue plantear el partido que le convenía. La pagaron con el árbitro, cuando en realidad el Mirandés se hinchó a hacer faltas».

El exciclista y director deportivo estaba «a la par de por donde el árbitro le obligó a Mikel Oyarzabal a dejar el campo, en la banda opuesta a los banquillos. Le dijeron de todo y salieron a defenderle dos de la Real. No me esperaba esa hostilidad».

Antes y después del partido, el ambiente fue otro, como afirma Javi Pérez, el socio al que la Real le regaló una entrada tras hacer cola toda la noche ante una oficina de Halcón Viajes. «También estuve entre gente del Mirandés. Al final nos felicitaron, pero durante el partido nos lo pusieron difícil, tal como imaginaba. Con el 0-1 nos tranquilizaba, pero un gol les metía en el partido. Menos mal que Zubeldia sacó aquel balón bajo palos».

Como durante el poteo previo, la comunión entre las aficiones se mantuvo ante la pantalla gigante, como pudo atestiguar Cristóbal Martín, el socio que llegó desde Granada. «A más de uno se nos contagió la lagrimilla por la emoción», remata Javi Pérez.

Como la legión de realistas, los tres llevan semanas barajando planes para Sevilla. Tras 13 años viviendo ahí, a Urrestarazu le llueven las preguntas desde Gipuzkoa. «Tengo un amigo que alquila 16 apartamentos, y en las dos horas desde que la Real ganó al Madrid y el Athletic al Barça, se agotaron». A Beloki le gustaría acudir con la familia, pero «resultará imposible. Por dos noches para cinco personas piden 1.500, 3.000 o hasta 9.000 euros. Una barbaridad. Pero no me gustaría perderme una final». Javi Pérez ve «casi más difícil tener fiesta en el trabajo que lograr entrada».

Confían en que les llegue el reparto de billetes. «Si son 20.000 o 21.000, espero que la Real cuide al socio y no haya muchas reservas para compromisos del club». Una final de Copa con la Real «es algo que nadie se quiere perder».