Mirandés - Real Sociedad: el valor de saber ejecutar un plan B con garantías
La Real Sociedad demostró en Anduva que también sabe adaptarse al juego en largo sin sacar el balón desde atrás cuando la ocasión lo requiere
Jugar bien ya no es la única premisa para lograr un buen resultado. En el fútbol de élite, con tanta dosis de tecnificación y estudio, ... hay que jugar bien y jugar distinto. Mutar para que el antídoto del rival no funcione. Porque hasta el más modesto de los equipos profesionales tiene armas para sofocar el planteamiento de un grande, si este resulta excesivamente previsible. Hasta ayer, de la Real se había destacado sobre todo su buen fútbol. El análisis en el día de resaca de la clasificación para la final de la Copa subraya también su capacidad para ejecutar con garantías un plan B diferente tanto al plan A como a sus variantes.
La Real Sociedad llegaba a Anduva con la etiqueta de equipo combinativo, fiel a un juego construido desde el pase en campo propio –incluso dentro del área– costara lo que costara. Toque y toque desde la iniciación del portero, hasta encontrar los huecos para ir superando líneas de presión. Una y otra vez. Y resulta que el miércoles arranca el partido y Remiro saca en largo el primer balón. Y el segundo. Y el tercero. Todas arriba, para el salto, a ser posible, de Mikel Merino o Willian José. Y lo mismo si la pelota la tenían los defensores realistas. Largo.
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Esta vez Imanol decidió que no valía ni el plan A, ni sus sucedáneos. ¡Tenía plan B! Y lo que resulta más importante. Tenía garantías de su buena aplicación. Que existe cierto riesgo de que el modus operandi habitual del equipo pueda comprometer un histórico pase a una final de Copa, pues se diseña otra estrategia y se ponen los medios para llevarla a cabo. El entrenador rival, Andoni Iraola, fue el primero en felicitar a Imanol y los suyos por su inteligencia y practicidad. A partir de ahí han llegado todos los elogios. No por jugar bien. De esos ya han llegado muchos. De jugar diferente.
El equipo demostró tener registros para jugar un fútbol diferente y evitó todo riesgo en la iniciación en campo propio
Imanol sale reforzado tras acertar con su plan y recibe felicitaciones, empezando por la de su colega Andoni Iraola
Imanol quiso evitar la presión del Mirandés en campo propio. Y eso que, tal y como reconoció la víspera del partido, este equipo ha demostrado salir airoso de presiones muy fuertes en estadios imponentes. No era el día y punto. La ocasión, especial, recomendaba otro planteamiento. Lo formuló el míster y sus jugadores supieron aplicarlo con éxito: 0-1 sin sufrir en exceso y a Sevilla. De eso se trataba.
Recursos suficientes
Los balones sobrevolaron la zona aérea de Willian José y Merino, ganadores por su corpulencia de casi todos los duelos ante Guridi y Malsa. La pelota caía a dominios de los jugadores realistas ya en campo contrario. Desde ahí, la mayoría de las veces se abría a los costados y se buscaba línea de fondo. Riesgo cero. Por la borda el plan de los locales de presionar arriba, robar y buscar rápido la espalda de los defensores blanquiazules. Les había salido bastante bien en la ida del Reale Arena, pero esta vez no tuvieron opción.
El cambio de estilo de juego puede ser evidente si se atiende a la lógica. Entonces, ¿por qué no lo hacen todos los equipos en todos los partidos? Porque llevarlo a la práctica de un día para otro con la eficacia con la que lo hizo la Real está al alcance solo de los buenos. Era lo que le faltaba por demostrar a este equipo finalista de Copa esta temporada: la capacidad para cambiar de registro sin mermar el rendimiento, ni el resultado. La constatación de que posee recursos suficientes en la plantilla como para amoldarse a diferentes escenarios.
La sobriedad de la propuesta tenía su componente de riesgo para el técnico oriotarra. Quedar eliminado de la Copa a las puertas de la final contra un Segunda y con un planteamiento novedoso que renuncia al vistoso toqueteo tan reconfortante hasta el momento, desataría la crítica. Pero ha pasado lo contrario y, en consecuencia, llegan los halagos. Alabanzas por tener en la recámara un plan a la medida de un partido tan especial y por acertar en cómo llevarlo a cabo. Lo que se pide a un entrenador.
La máxima de adaptarse y evolucionar se cumplió a rajatabla en el caso de la Real en el partido de vuelta de la semifinal. Justo cuando parecía que la virtud residía precisamente en reeditar una y otra vez los mismos movimientos, ser un equipo reconocible y todo eso. Tras la lección de Anduva, el equipo es hoy más competitivo, más versátil y más temido por los rivales, además de finalista de la Copa.
El plan A ha funcionado durante mucho tiempo. Y seguirá funcionando. Pero ya se sabe que este equipo tiene más planes.
Los titulares recuperan y el resto aprieta para Barcelona
El equipo volvió ayer al trabajo, sin margen para saborear la clasificación para la final copera. Imanol concedió una tregua a los suyos por la mañana, para que tuvieran margen de descansar –llegaron a las 2.00 de la madrugada a Zubieta– y les convocó por la tarde para empezar a preparar el partido de mañana en el Camp Nou. La mejor manera de hacerlo fue una sesión de recuperación para los titulares en Anduva, que se quedaron dentro de las instalaciones de Zubieta, y un entrenamiento corto pero intenso para los que menos jugaron.
Asier Illarramendi fue el único futbolista que no figuró en ninguno de estos dos grandes bloques en los que se dividió ayer la plantilla. El mutrikuarra completó otra sesión individual en su camino hacia una reaparición que se intuye a corto plazo, tal y como adelantó el propio míster en la previa de la semifinal. El equipo se entrena esta tarde (15.30) a puerta cerrada antes de volar desde Pamplona hasta Barcelona.
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