Pasión, morbo, fuego y gloria en Sevilla
El Athletic acude a la llamada de la Real para la final de Copa, que se anuncia como un espectáculo de alto voltaje y un duelo entre dos grandes tradiciones
La hegemonía del fútbol vasco se pondrá en juego el 18 de abril en Sevilla. El Athletic acudió anoche a la llamada de la ... Real Sociedad y se clasificó para la final de Copa, donde le esperaba desde la víspera el equipo blanquiazul. Sevilla, que una vez fue el centro del mundo, es un escenario a la altura del desafío. No bastaba con menos.
De Sevilla se llegaba a América y por el Guadalquivir se volvía rico. Muchos vascos se embarcaron durante siglos. Un desembarco muy distinto inundará la capital andaluza en poco más de un mes. Tras una imponente navegación la Real, tras una agitada singladura varias veces al borde del naufragio el Athletic. Las monedas volverán a fluir por las tabernas de Sevilla, como en el siglo de oro. Por las tabernas, los hoteles, las habitaciones, todo lo que se compre y se venda. Los precios por las nubes no amedrentan a los aficionados vascos, que ya tienen todo reservado, menos las ramitas de romero de las gitanas.
Los rojiblancos eliminan al Granada y la hegemonía del fútbol vasco se pondrá en juego el sábado 18 de abril en La Cartuja
El duelo es colosal. Dos gigantes, frente a frente. La historia del fútbol en un estadio que es lo único que no estará a la altura. Qué lástima La Cartuja. Athletic y Real representan la misma tradición dentro del universo del fútbol, organizada alrededor del talento de casa, de la cantera. Pese a la rivalidad, son filosofías similares. La Real ha hecho de Zubieta una colosal factoría de talento y Lezama tampoco siente que deba envidiar a nadie, ni vecino ni extraño. En las cinco grandes ligas de Europa, Real y Athletic están entre los diez clubes que más jugadores aportan a esos torneos, con más de una veintena por bando, solo superados por Real Madrid, Barcelona, Olympique de Lyon y otros gigantes tipo Manchester United.
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Los dos clubes vascos complementan los productos de sus canteras con fichajes: con una visión más abierta la Real y con el mercado vasco y de zonas cercanas el Athletic. Cantera fuerte y fichajes en ambos casos, en definitiva, aunque en San Mamés gusta mucho hacer gala de una singularidad cada vez más laxa.
Felicitación de la Real
La final de Copa es un éxito de esta filosofía compartida, dominante en el deporte vasco con la excepción del universo Baskonia, alineado con una política de fichajes sin fronteras. Es un éxito de la resistencia de esta apuesta por el talento local, tan frágil y siempre tan cuestionada por los resultados. Hasta hoy, la Real sigue siendo el último campeón vasco de un torneo grande: la Copa de 1987. El club blanquiazul se apresuró a felicitar al Athletic con un 'gora Euskal futbola'.
No es exagerado afirmar que en la final se pondrá en juego la hegemonía del fútbol vasco, porque ambos clubes se sienten legitimados para reclamar esa posición. La primacía es indiscutible del Athletic en los primeros años, pero desde que tras el ascenso de Puertollano en 1967 la Real abrazó el profesionalismo -que en Bilbao se importó desde los inicios desde Inglaterra- los dos clubes han mantenido trayectorias equiparables: dos ligas cada uno, tres copas el Athletic, cuatro presencias en la Copa de Europa cada uno, una semifinal de la Real, una final de Europa League del Athletic... Solo el imperdonable descenso de la Real en 2007 desequilibra ese duelo.
La Real desembarca en Sevilla tras una imponente navegación y el Athletic, en una singladura varias veces al borde del naufragio
Pero hay motivos para la disputa. El nuevo estadio de la Real que se llena con más de 30.000 espectadores cada domingo también ha ampliado esa rivalidad a la masa social. También se trasladará a Sevilla la realidad casi confederal del país, con marcados matices políticos, sociales, deportivos y hasta culturales en cada uno de sus territorios, diferencias que se resumen bien en los colores blanquiazules y rojiblancos, que tanto significan, mucho más allá del deporte. Una realidad diversa que suma, lo que en el mundo del fútbol es una completa excepción. La hermandad de las dos aficiones a orillas del Guadalquivir merecería algunas líneas para la posteridad en la infinita biblioteca del Archivo de Indias. No es lo habitual en un fútbol donde el conflicto es la norma demasiadas veces.
Complementarios
Son dos aficiones duras, acostumbradas a que la realidad no haga justicia a su orgullo. Dos instituciones tan grandes deberían ganar más, incluso en estos tiempos globales. La final es también la constatación de que Real y Athletic se necesitan... O casi.
Es bueno que al rival le vaya bien, pero no tanto por generosidad y deportividad bien entendida sino por egoísmo. Cuando a uno le va bien, al otro también, por lo general. Si uno va a Champions, el otro a Europa. Ahora esa cercanía mil veces negada -y mil más si hiciera falta- conduce a las dos grandes instituciones del país a una final de Copa de otros tiempos. Una final de pasión, morbo, fuego y gloria en Sevilla.
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