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Contra el Real Madrid no es suficiente con ser mejor. Para ganar una eliminatoria a doble partido ante los blancos se necesita una versión casi ... perfecta del rival, que el Madrid tenga un día regular y otro malo, que cometa errores individuales de bulto y que, además, si puede ser, que no le echen una mano en cada acción dudosa que desesperaría hasta a la persona más tranquila del mundo. Sánchez Martínez no permitió que se jugara a fútbol. Si en Montjuic hubo exhibición por ritmo y presión, el trencilla abortó cualquier posibilidad de rebeldía realista. Frenó a la Real en lo que mejor sabe hacer, atacar al portero para robar cerca de Lunin. Pese a todo, lo hizo, pero unos acertaron y otros no.
El primer acto fue blanquiazul con una notable versión de Lunin, pero el segundo fue merengue y si la eliminatoria recala viva a Chamartín es por el buen hacer de Remiro y sus paradas, que todavía hace soñar con que la final de Sevilla es posible. Es el más difícil todavía. Ante el Real Madrid en el Bernabéu y teniendo que remontar un gol para al menos forzar la prórroga. La grada despidió a los suyos con el clásico «sí se puede», casi con más corazón y sentimiento que con la verdad por delante.
No era sencillo salir a un partido de semejante tensión, y lo cierto es que la Real también ha aprendido a jugar semifinales. Saltaron en tromba los de Imanol, apretando al Madrid, cómodo guardando la ropa. El tridente txuri-urdin lo intentó de todas las formas posibles. Barrenetxea encarando a Asencio, pitado por su procedimiento judicial, pero el donostiarra se encontró siempre con Lunin. La batalla estaba en los costados con el canterano del Madrid y el duelo entre Kubo y Fran. El japonés se plantó ante Lunin, pero su remate con la derecha fue repelido por el ucraniano. Sin noticias de un Madrid tan defensivo como temido cuando salía de la cueva. En la primera, te matan. Por eso incluso sus suplentes serían titulares en cualquier equipo del mundo. Pase en largo de Bellingham, Zubeldia mide mal y Remiro peor. Endrick ejecutó con el exterior en una jugada llena de calidad pero horrorosamente defendida. Para ganar a esta gente hay que hacerlo todo absolutamente perfecto.
Real Sociedad
Remiro, Aramburu, Zubeldia, Aguerd (Aritz, min. 77), Aihen (Javi López, min. 84), Zubimendi, Sucic (Marín, min. 64), Brais Méndez, Kubo, Barrenetxea (Becker, min. 64) y Oyarzabal (Óskarsson, min. 77).
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Real Madrid
Lunin, Asencio (Lucas Vázquez, min. 46), Tchouaméni, Rüdiger, Fran García, Ceballos, Camavinga (Mendy, min. 88), Bellingham, Arda Güler (Rodrygo, min. 84), Endrick (Alaba, min, 72) y Vinicius (Brahim, min. 84).
Gol: 0-1: min 19. Bellingham pone un pase perfecto a Endrick a la carrera. El brasileño ejecuta un remate perfecto con el exterior..
Árbitro: Sánchez Martínez, del comité murciano, asistido en las bandas por Cabañero Martínez y López Mir. Figueroa Vázquez fue el árbitro VAR. Amonestó a Asencio y Lucas en el Real Madrid.
Incidencias: 37.373 espectadores en Anoeta. Ambiente como en las grandes noches. Sánchez Martínez detuvo el partido por insultos a Asencio, cosa que no se hace en todos los campos.
Apretó la Real y tuvo ocasiones personificadas en la derecha de Oyarzabal. Los disparos fueron mansos en posiciones francas de remate. Sánchez Martínez quiso ser protagonista pitando faltitas. Mandó parar el partido y que se pidiera por megafonía que cesaran determinados insultos. Sucic comenzó a carburar lanzando a Barrenetxea, que metió un pase atrás encontrándose a Tchouaméni por el camino. El primer acto se difuminó con Lunin volando a mano cambiada para negarle el gol al '7'. Buena primera parte en ataque, intensidad y presión, pero un desajuste supuso la desventaja blanca. Así lleva el Real Madrid ganando títulos más de 110 años.
Ancelotti no se cortó un pelo quitando a Asencio, su eslabón más débil al jugar por la derecha, y a la Real le costó mucho más pese a que también tuvo situaciones como para que llegara el empate. Lunin se vistió de Courtois para obrar milagros que a priori siempre llevan el nombre del belga. El meta achicó como si fuese un portero de balonmano para detener un cabezazo de Oyarzabal tras un pase majestuoso de Barrenetxea. Si en el 3-4 del Bernabéu cayeron goles como churros casi en cada disparo, la diferencia esta vez fue que de azul y blanco no jugaba un Isak al que se le echa mucho de menos. Tampoco disponemos del pie izquierdo preciso de Odegaard o Silva.
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Y sí, además hay que dar las gracias de que la eliminatoria siga viva. La Real está en la lona, pero de momento no está noqueada del todo. Lo pudo hacer el Madrid con un misil de Endrick, que rompió el larguero en el enésimo balón largo. El pase fue de Vinicius. El Madrid no se cortó un pelo buscando ese arma, y lo cierto es que la Real sufrió. A Oyarzabal se le hizo de noche tras un regalo de Fran, Brais dribló dentro del área pero los donostiarras se cansaron de centrar cuando nunca encontrarían remate de esa forma. Bellingham hizo héroe a Remiro tras toque en Zubeldia, y Alaba también fue frenado por el de Cascante. Ni en mil vidas pitaría Sánchez Martínez penalti a Kubo en el descuento. La final de La Cartuja necesitará que la Real desafíe una vez más a la historia en un escenario inmenso.
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