Derrota tras derrota

La Real no levanta cabeza y sigue engrosando unos números escandalosamente malos. Son ya 14 de 51, es decir, 14 puntos sumados en diecisiete jornadas y ahora mismo, nos guste o no nos guste, mira hacia abajo. Al equipo de Eusebio se le acumulan los problemas y ayer, a pesar de dominar en muchas fases el juego, no supo crear oportunidades de gol. No voy a negar el esfuerzo, el empuje, el deseo de ganar..., pero hoy en día con eso no vale. En esta Liga tan igualada se premian los aciertos y se pagan los errores. La Real ayer cometió dos fallos graves. El primero de Juanmi, porque su mano en el área era absolutamente innecesaria. Y el segundo de Willian, que le pegó al balón con fuerza, pero sin colocación en el lanzamiento de la pena máxima. Y al final, derrota, tercera consecutiva en lo que va de año, segunda en Anoeta... y ahora a viajar a Villarreal.

Parecía que la victoria frente al Sevilla, en el último partido del año pasado, podía suponer un punto de inflexión. Pero nada. La Real se ha quedado en esos pírricos 23 puntos cuando ya se ha metido en la segunda vuelta. Lejos de sumar a menudo lo hace muy de vez en cuando y, aunque no tendrá problemas para mantenerse, faltaría más, de la parte alta de la tabla es mejor olvidarse. Por una cosa o por otra, pero los partidos se le complican siempre al once de Eusebio. Seguramente no mereció la derrota, pero es lo que hay. Ayer empezó bien, como tantas veces, se adelantó por medio de Willian y parecía en condiciones de aumentar esa ventaja. Pero vino el error imperdonable de Juanmi, al sacar la mano dento del área. A ese fallo se sumó casi seguido el de Willian en su penalti. Y bien que pagó ambos errores, porque aunque en la segunda mitad la Real dominó mucho, no tuvo la claridad necesaria para plantarse en el área contraria en situación ventajosa. Recuerdo llegadas sí, recuerdo pases al borde del área, coladas de Odriozola, recuerdo un equipo volcado en su banda derecha, pero inexistente en la izquierda, pero no recuerdo una sola ocasión de gol en la segunda mitad. Si a eso le añadimos que, como casi siempre, al rival le basta una para marcar, la derrota está asegurada. Incluso, como en otras ocasiones, el equipo fue a menos con los cambios, especialmente el de Canales, que estaba haciendo un partido muy completo.

Y ahora qué, se preguntarán. Pues no queda otra que apretar un poco más, levantarse y seguir. Eusebio tiene trabajo, esto es evidente. Y lo primero será recuperar anímicamente a sus jugadores, porque es indiscutible que están tocados. Lo segundo, retocar algo la forma de atacar, porque dominio como el de ayer, sin ocasiones, no vale para nada. Y lo tercero, sin duda, habilitar una banda iquierda que aporte algo al equipo en ataque, para que el juego se equilibre. A partir de ahí tendrán que aparecer los jugadores y evitar fallos groseros, algunas veces regalos, que están costando puntos. Una victoria lo puede cambiar todo. Pero tiene que llegar ya.