«Si en esa zona una ola te arrastra al mar, es imposible salir con vida»
Expertos de Cruz Roja detallan los peligros de la cala de Jaizkibel en la que murieron el sábado dos hermanos
Dejaron la comida a medias en cuanto les comunicaron la alerta de que dos personas habían caído al mar en la cala Eretzin Zabala, ... en las faldas de Jaizkibel. La casualidad hizo que todos se encontraran juntos compartiendo el almuerzo anual de los voluntarios de Cruz Roja Hondarribia. No fue necesario que su presidente, Iñaki Sagarzazu, escribiera en el grupo de Whatsapp común en el que suelen comunicar las urgencias que era necesario que se pusieran en marcha para acudir hasta esa zona rocosa de difícil acceso por tierra. Sin embargo, aunque apenas tardaron unos minutos en cambiarse, poner en marcha sus dos lanchas y desplazarse a la zona del accidente, nada se pudo hacer por los hermanos Urkizar. «Es una zona complicada, te puedes resbalar y golpearte con las rocas. Y una vez caes al agua es casi imposible salir con vida», inicia su explicación Sagarzazu.
El equipo de Cruz Roja de Hondarribia se ha acostumbrado a atender varios percances al año en esta zona y algunos de ellos, por desgracia, terminan en tragedia. «En verano siempre saltan alertas por bañistas que se han metido de forma imprudente o submarinistas a pulmón, y en invierno solemos atender llamadas sobre todo de pescadores que caen al agua», describe el presidente de la asamblea local.
Pero aunque echa la vista atrás y repasa todas las emergencias y rescates atendidos en las últimas casi tres décadas, no recuerda que en un espacio tan breve de tiempo se hayan producido dos episodios luctuosos. «No recuerdo que en ninguna otra ocasión hayan coincidido semejantes desgracias», explica. Y es que al fallecimiento de los hermanos de Ibarra Peio y Josetxo, de 47 y 49 años, hay que sumarle la muerte de Blas, un joven de 29 vecino de la localidad navarra de Legasa que desapareció a mediados del mes de abril mientras pescaba solo en una cala de Jaizkibel.
El hecho de que las tres últimas víctimas mortales por ahogamiento en la zona fueran pescadores que acudían con cierta frecuencia a esas calas, refuerza la tesis de Sagarzazu de que solo descienden los que conocen bien el entorno, y añade que en consecuencia la mayoría de las personas implicadas en percances graves en esas aguas «son pescadores habituales» que, normalmente, descienden a esas rocas a marisquear o a pescar con caña, actividad que realizaban los hermanos ibartarras que perdieron la vida el pasado sábado.
Ni vigilancia, ni cobertura
Sagarzazu explica que las zonas en las que se han producido los últimos ahogamientos no son puntos habituales de baño. Ni Punta Turulla, ni Eretzin Zabala son calas elegidas expresamente por bañistas o por grupos grandes que quieren pasar una jornada de descanso en un punto alejado de playas con más afluencia. «Existen otras calas en la zona a la que se dirigen grupos de jóvenes a bañarse. Puntos que aunque siguen siendo peligrosos, no tienen la misma complejidad que los otros dos». En este sentido, las rocas en las que desaparecieron los hermanos Urkizar mientras pescaban con su primo pueden ser consideradas una especie de 'punto negro' por la complicada accesibilidad que presenta. «Es un lugar sin vigilancia, sin cobertura telefónica, sin socorrismo y sin posibilidades de asistencia», describe el presidente de Cruz Roja Hondarribia. «Nuestra recomendación principal sería que nadie se acercara hasta esa zona».
«Es un lugar sin vigilancia, sin cobertura y sin posibilidades de asistencia. Es muy peligroso ir solo»
«No recuerdo una sucesión de desgracias en la misma zona similar a la que acabamos de vivir»
«Si no se está convencido de poder rescatar al que se ha caído al agua, es mejor no saltar»
De hecho, las propias embarcaciones de la Cruz Roja deben desplazarse de una forma específica a la zona para no perder la señal de radio, como sucedió el pasado sábado. Hasta las inmediaciones de Eretzin Zabala se desplazaron las zódiac Guadalupeko Ama y Oleaso, y una de ellas se situó fuera de la costa para poder hacer de puente y mantener así las comunicaciones con tierra, esto es, con Salvamento Marítimo y Sos Deiak.
La recomendación es acudir a ese lugar acompañado, y en caso de dirigirse en solitario, avisar previamente a algún familiar o conocido de la ubicación concreta en la que se va a encontrar realizando la actividad correspondiente.
Utilizar un chaleco
Una de las hipótesis que se investigan sobre la posible causa del ahogamiento de los hermanos de Ibarra es que uno de ellos se acercara a refrescarse al borde de una de las rocas y una ola le arrastrara mar adentro. Coincide que el pasado sábado fue el día más caluroso del año y a la hora en la que se produjo el accidente, sobre las 15.00 horas de la tarde, la temperatura en Hondarribia rondaba los 35 grados. La coincidencia de que los cuerpos fueran encontrados con una vestimenta informal refuerza la idea de que la primera víctima fue arrastrada por el agua de forma accidental. «Aunque el mar esté en calma, las olas siempre van a tener más fuerza en una zona expuesta como es esa que en cualquier playa», advierte Sagarzazu.
Lo que ocurrió tras la caída del primer hermano sigue siendo investigado, aunque todo apunta a que el segundo de ellos saltó también al agua para tratar de rescatarlo. Finalmente, ninguno de los dos pudo salir con vida de entre las olas. «En esos momentos es complicado pensar con la cabeza y se actúa con el corazón, pero la recomendación es que si no se está seguro de que puedes sacar al otro del agua, mejor no saltar», explica el presidente de Cruz Roja Hondarribia. El responsable de la asamblea recuerda que hace unos 25 años una persona que se bañaba en la zona del faro de la misma localidad pidió ayuda al no poder salir del agua y se arrojaron otras dos personas para tratar de salvarla. Al final, murió ahogado uno de los que saltó para rescatar al primero.
Entre las posibles soluciones para poder evitar que este tipo de episodios vuelva a suceder, desde Cruz Roja piden «prudencia» a todos los que se acerquen hasta esas calas para bañarse o realizar alguna otra actividad. ¿Y pedir que los pescadores que colocan sus cañas en las rocas más próximas vistan un chaleco salvavidas? «Podría ser una buena recomendación, sobre todo para los que realizan la actividad cerca del mar», refrenda Sagarzazu, aunque también entiende que el chaleco pueda resultar una carga para los pescadores si su puesto se sitúa lejos de la zona en la que aparcan su vehículo. Nadie sabrá que hubiera sucedido si los últimos tres pescadores fallecidos en las calas de Jaizkibel hubieran vestido un salvavidas.
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