Modificación genética natural

El ser humano está caracterizado por la información genética contenida en su genotipo y manifestada en forma de fenotipos o rasgos observables. Estos son el resultado de la interacción de los genes con el medio y moldean nuestra biología, pensamientos, sentimientos y comportamientos. Llegan incluso a predisponernos a ciertas tendencias conductuales y enfermedades.

El papel del código genético en el desarrollo humano es tal que en los procesos de reproducción asistida puede llegar a darse lo que se conoce como «duelo genético»; este afecta a aquellos individuos que pasan por un tratamiento de fertilidad y que, por causas diversas, no pueden concebir con sus propios gametos, y, por ende, transmitir su herencia genética a su descendencia. Como consecuencia, tienen la opción de recurrir a la donación de gametos, lo que puede provocar que surjan dudas, frustración e incluso rechazo ante la idea de tener un bebé que no porte sus genes.

La genética se define como la configuración o secuencia del ADN que codifica los caracteres transmisibles hereditariamente, y que conforma las estructuras biológicas y funcionales de un organismo. La epigenética, en cambio, modifica la expresión del ADN en función de la interacción de los organismos con el medio (ambiente, estilo de vida…)

En realidad, aunque resulte sorprendente, el ADN proviene de un mismo origen y, en el caso concreto de la especie humana los individuos se diferencian tan solo en un 0,1% en la cadena de ADN. Sin embargo, ¿cómo es posible que nos percibamos tan diferentes y seamos susceptibles a distintas enfermedades? La respuesta está en la epigenética: ella es la responsable de las disimilitudes tanto entre especies cercanas como entre miembros de una misma especie. Te dejará boquiabierto saber que nos asemejamos ¡en un 60% al plátano! Quién lo diría, ¿verdad? Y es que la incidencia de los factores externos resulta, en muchas ocasiones, determinante.

Por tanto, si tuviéramos que definir al ser humano a nivel biológico, diríamos que somos la combinación de nuestra genética, las interacciones de nuestros genes con el medio y otros factores a los que estamos expuestos a lo largo de las distintas fases de desarrollo y vitales que transitamos.

Es tal su importancia que en Instituto Vasco de Fertilidad estamos comprometidos con la investigación de esta rama tan fascinante, especialmente en aquellos aspectos ligados o que afectan a los tratamientos de reproducción asistida.

Como hemos explicado previamente, la epigenética actúa como puente entre los genes y el ambiente. Es decir, factores como la alimentación, el estrés o el estilo de vida pueden causar ciertas alteraciones en la función genética (sin modificar la secuencia del ADN), haciendo, por ejemplo, que se manifiesten unos rasgos en lugar de otros. Estos cambios pueden producirse a lo largo de toda la vida de una persona, incluso durante el desarrollo embrionario en el vientre materno. Por eso, el embarazo es un período crucial en el que hay que priorizar el cuidado de nuestra salud, ya que nuestros hábitos pueden repercutir negativamente en el desarrollo embriofetal de nuestro futuro bebé y en su posterior recorrido vital.

Para terminar, podemos concluir que la expresión de una misma secuencia de ADN varía según la influencia de la epigenética: el mismo embrión colocado en el útero de una mujer u otra no va a dar lugar al mismo bebé. Así, sin tener la capacidad de modificar la secuencia génica, la epigenética sí determina la forma en que nuestro fenotipo reflejará nuestra herencia genética, activando o inhibiendo ciertos genes. En definitiva, nuestro desarrollo no depende de una secuencia de genes aislada e inalterable, sino que todo aquello que nos rodea participa en cómo vamos a terminar siendo.

Para ampliar más información sobre la clínica o asuntos relacionados con fertilidad y reproducción asistida, no dudes en contactar con IVF-Life Donostia (Instituto Vasco de Fertilidad).