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«No sabemos qué causó el desplome del balcón, pero estamos muy preocupados»
Una vecina del edificio de Donostia en el que se cayó este miércoles el balcón advierte de «los temblores que hay en nuestras casas con las obras y los autobuses». Desde ETS, por su parte, aseguran que el desplome «no tiene relación con las obras del Metro»
El desplome este miércoles de un balcón de piedra en un edificio del Centro de Donostia pudo provocar una tragedia. «Menos mal que por ... allí no pasaba nadie en ese momento», cuenta en conversación con este periódico Elena Martínez de Murguía, donostiarra de 67 años que vive en ese edificio -número 31 de la calle Easo- desde hace más de 30 años. «No oí el impacto... no me enteré, pero ahora el susto no me lo quita nadie. Lo que pasó ayer es muy peligroso», asegura.
El edificio había superado la ITE -Inspección Técnica de Edificios- en 2022 y por ello ha sorprendido sobremanera este incidente. «¿Cómo íbamos a pensar que podía pasar algo así? ¡Si salimos todos los días al balcón!», apunta con vehemencia Martínez de Murguía, que está «preocupada, como todos los vecinos del edificio, afectada por lo que ha pasado... y cabreada».
Si la causa del desplome de esos pedruscos está o no relacionada con las obras del Metro es algo que está aún por determinar. En este sentido, esta donostiarra indica que «lo que es seguro es que no ayudan en absoluto al mantenimiento de la casa. En estos pisos tiemblan las mesas con las obras y cuando pasan los autobuses».
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Esta vecina del número 31 de la calle Easo es también miembro de la asociación Erdian Bizi, desde donde se han dirigido al Ayuntamiento en numerosas ocasiones en los últimos años «para trasladarles nuestra preocupación por cómo se están desarrollando las obras del Metro y los futuros trabajos del nuevo centro comercial de San Bartolomé. Ante estas últimas -las de San Bartolomé- estamos abiertamente en contra». Igualmente se dirigieron a la constructora de Eusko Trenbide Sarea, responsable de las obras del Metro, «pero un año y medio después no hemos recibido respuesta alguna a nuestras alegaciones».
«En el proyecto había una salida peatonal para el Metro que pasaba justo debajo de nuestros cimientos, a pocos metros de las zapatas e invadiendo nuestro suelo», aclara esta donostiarra, «y por eso fuimos a decirles que no estamos en contra del Metro, pero sí en contra de cómo se están llevando a cabo las obras». Desde la Junta de la asociación Erdian Bizi, por su parte, denuncian que esta «falta de interés de los responsables» ha causado «disgusto» en un buen número de vecinos, que se sienten «horrorizados» ante la perspectiva de las obras que faltan por acometerse en la zona.
«Sin respuesta»
En las reuniones con los representantes municipales y de ETS, revela Martínez de Murguía, «les hemos intentado explicar que este es un edificio centenario con un patrimonio artístico considerable, importante. Nos hemos gastado mucho dinero para mantenerlo en derramas y demás, y queremos saber si lo van a asegurar... Pero aquí nadie te dice nada, nadie te garantiza nada. Nos dijeron que iban a estudiar nuestra situación. A ver...». Esta donostiarra de 67 años subraya que «seguimos esperando que nos pasen un plan acotado de la clave de la boveda, de cómo iba a ir por abajo de nuestro edificio y del cañón de salida del metro. Todo esto lo pedimos en verano de 2021».
La fachada del edificio ha sido sometida a un par de actuaciones completas de mantenimiento en los últimos 30 años. «Estamos interesados en conservar el patrimonio del edificio y ya lo hemos demostrado», aclara esta vecina, quien añade que «la última gran actuación la tuvimos entre 2019 y 2021. Ahora nos va a tocar pagar de nuevo, más revisiones, arreglos...». «Lo único que pedimos los vecinos», apunta Martínez de Murguía, «es que nos escuchen y nos presten más atención».
Desde ETS aseguran que, tras una primera exploración, «el desprendimiento no tiene relación con las obras del Metro»
«No tiene relación con las obras»
Por su parte, fuentes de Euskal Trenbide Sarea (ETS), la empresa pública que se encarga de la construcción de la variante soterrada del Topo a su paso por el centro de Donostia, aseguran que «la primera impresión de los técnicos es que el desprendimiento del balcón de la calle Easo no tiene relación con las obras que se están acometiendo» en el subsuelo de la ciudad. Apuntan también que los trabajos subterráneos están parados desde el pasado 21 de diciembre y no se retomarán hasta este lunes, día 9, por el habitual parón por las fiestas navideñas. «En un primer análisis los técnicos consideran que este suceso no tiene relación con las obras», insisten. El túnel de la variante del Topo que discurre en paralelo a la calle Urbieta ya ha sido horadado y ahora los trabajos se están centrando en la galería piloto de la futura estación soterrada del Centro.
Fuentes del Ayuntamiento de San Sebastián tampoco creen que el paso de un elevado número de autobuses por la zona donde se produjo el desprendimiento del balcón sea la causa de este suceso. «Autobuses pasan por muchas partes de la ciudad y no se suelen caer los balcones», señalan. El consistorio aún no maneja «ninguna hipótesis» sobre lo que ha podido pasar hasta que la propia comunidad de vecinos o los arquitectos municipales puedan analizar el estado del edificio. Advierten, eso sí, que «la piedra arenisca a veces sufre un deterioro que es difícil de detectar en una inspección exterior, porque la falla puede estar en el interior o en los puntos de anclaje». En cualquier caso, insisten en que, por el momento, «todo son hipótesis».
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