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«Es un proyecto desfasado y no responde a las necesidades actuales de la ciudad». Con este epitafio sepultó este viernes el Ayuntamiento de San Sebastián el centro comercial previsto bajo el cerro de San Bartolomé, una operación que había despertado rechazo entre vecinos y comerciantes. La construcción del parking de rotación que iba a complementar el complejo también se paraliza, una decisión que «no ha sido fácil» pero que el gobierno municipal enmarca en las «diferentes circunstancias» que vive hoy la capital guipuzcoana respecto al ya lejano 2014 cuando se aprobó esta actuación. Con una Zona de Baja Emisiones recién estrenada que restringe el acceso de vehículos al centro urbano, habilitar un nuevo aparcamiento subterráneo de cuatro plantas no parece lo más coherente.
El alcalde, Eneko Goia, hizo el anuncio acompañado de los portavoces de PNV (Jon Insausti) y PSE (Ane Oyarbide), una foto que escenifica el consenso existente entre los socios de la coalición para poner fin a un «proyecto de ciudad que siempre, desde los primeros planteamientos, ha sido complicado». El regidor jeltzale había presidido minutos antes de su comparecencia una Junta de Portavoces extraordinaria en la que comunicó la decisión al resto de grupos políticos con representación en el consistorio donostiarra.
Eneko Goia
Alcalde de Donostia
Ya ante los medios, Goia explicó que la decisión no depende únicamente del Ayuntamiento. La sociedad público-privada que ejecuta el desarrollo urbanístico del ámbito, San Bartolomé Muinoa, tiene solo un 37% de participación municipal y el resto pertenece a constructoras e inmobiliarias. Esta sociedad ya había suscrito un preacuerdo con el grupo inversor local Midfield Capital para venderle la parcela en la que se levantaría el centro comercial, en la confluencia de la calle Easo y la cuesta de Aldapeta, por lo que será su consejo de administración el que tenga la última palabra. En cualquier caso, el alcalde dio a entender que se ha realizado una labor previa que permite asegurar que la propuesta del consistorio de romper el precontrato será aceptada.
Las consecuencias de esta rescisión sin imprevisibles, porque aunque la voluntad del Ayuntamiento y de la propia sociedad es negociar una rescisión «de mutuo acuerdo», no se puede descartar que Midfield Capital no acepte las contraprestaciones que se le ofrezcan y termine por acudir a los tribunales para defender sus intereses. No hay que olvidar que el valor estimado del terreno en cuestión asciende a 12 millones de euros, por lo que el grupo inversor puede exigir una indemnización por este paso atrás de San Bartolomé Muinoa.
«Queremos alcanzar un acuerdo que sea beneficioso para ambas partes», señaló Goia, quien recordó que el preacuerdo para la compraventa del suelo se firmó «hace unos años» y que la promotora privada disponía ya de licencia de obra para ejecutar el centro comercial y el parking. También apuntó que la firma del contrato definitivo «se estaba demorando por la existencia de visiones diferentes del proyecto y otros problemas que no merece la pena abordar ahora».
Goia indicó que la decisión de paralizar el proyecto llega tras «escuchar» a diversos agentes de la ciudad, entre ellos vecinos y comerciantes. «San Bartolomé es ya una realidad urbana consolidada. Se han cumplido todos los compromisos aprobados en el planeamiento excepto uno: el espacio comercial previsto en Aldapeta. Soy consciente de que este proyecto tiene una valoración negativa por una parte de la sociedad donostiarra y entiende que la construcción de un centro comercial más un parking en el centro de la ciudad en 2025 provoque rechazo, más ahora que las circunstancias han cambiado y se ha puesto en marcha la ZBE», argumentó.
El primer edil reconoció que los vecinos de este entorno ya han sufrido con las afectaciones por las obras del Topo, que «han sido notables» y lo seguirán siendo hasta que terminen. «Creo que sé escuchar y estos últimos meses he escuchado muchas cosas. Construir el centro comercial y el parking implicaría seguir con grandes afectaciones en el mismo entorno», subrayó.
Goia hizo una cronología de la operación San Bartolomé para contextualizar la decisión del ejecutivo local. Cuando en 2008 se impulsó la regeneración de esta zona, se hicieron unos cálculos de venta de vivienda libre sobre los 9.000 euros el metro cuadrado. Sin embargo, llegó la crisis económica y el proceso afrontó serias dificultades, lo que llevó en 2014 al entonces gobierno municipal de EH Bildu a plantear a los portavoces de la oposición la necesidad de incluir otros elementos en la operación para equilibrar las cuentas de la sociedad que la promovía: un hotel (Catalonia), un bloque residencial en la esquina de Easo-Lizarra –ambos ya ejecutados– y el centro comercial con parking, que ahora apunta a su paralización.
«Yo era uno de los que estaba en aquella reunión con el exalcalde Juan Karlos Izagirre en la Sala de Recepciones del Ayuntamiento y todos entendimos perfectamente la gravedad de la situación, con una deuda contraída de 100 millones, pocas viviendas vendidas y a precios que rondaban los 5.000 euros el metro cuadrado, casi la mitad de lo previsto. Por eso, en el Pleno actuamos con responsabilidad y aprobamos por unanimidad introducir estos cambios en el Plan General para hacer viable todo el desarrollo urbanístico del cerro», relató.
Goia avanzó que «ahora se abre un proceso de reflexión para decidir qué hacer con la ladera, que no puede quedar en este estado de abandono. Habrá que rematarla con un buen proyecto en el que todos podremos aportar».
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