Olabe, el arquitecto de la nueva Real Sociedad
Desde su dirección de fútbol, ha iniciado la transformación de una Real Sociedad con un proyecto estratégico que ya está ofreciendo resultados
Los aficionados blanquiazules perciben que están viviendo una de las épocas que pueden marcar la historia de la Real Sociedad. Tocan el cielo después ... de sufrir el infierno no hace tanto tiempo. Es la misma generación que veía un club anclado en una dificultad permanente que impedía vislumbrar un escenario, como está sucediendo en la actualidad, de un club campeón similar al de los años 80 con títulos en Liga y Copa.
La actual Real Sociedad está proyectando algo más que éxitos inmediatos. La obra de arquitectura alcanza un periodo de potenciales éxitos para asentar un club entre los grandes de la Liga y ser un vecino habitual de las competiciones europeas. Más allá de un bloque de jugadores que ha irrumpido para confeccionar un equipo sobresaliente y competitivo, emerge fuera de los focos de la actualidad un ideólogo que ha modelado las estructuras de futuro de un equipo, de una entidad moderna, con decisiones estratégicas que van más allá del éxito de una temporada o del puesto final de una Liga. Roberto Olabe, director de fútbol desde 2018 en su segunda etapa, es la persona que desde su aterrizaje en el club realista ha marcado las pautas e impronta en la faceta deportiva que abarcan el presente y balizan el devenir de las siguientes generaciones de jugadores blanquiazules.
Fútbol de la próxima generación
La singular personalidad de Olabe impide posiblemente que se conozca con nitidez su labor. Considera que su misión no es aparecer en los medios de comunicación, lo que impide que los aficionados visualicen, entiendan y valoren su labor. Olabe fue una apuesta estratégica del presidente Jokin Aperribay, tanto en la primera llamada como en la segunda y definitiva hace dos años cuando el vitoriano tomó las riendas como Director de Fútbol, e inició la transformación de una Real Sociedad a la que le faltaba una conexión con el fútbol 'de la siguiente generación' como sucede en otras entidades europeas. Su máxima desde el primer día ha sido construir un club, el mejor en desarrollo de talento -«al menos aspiro a que lo seamos»-, incide, puesto que «la promoción interna de futbolistas sigue siendo la prioridad y que el 20% que venga de fuera marque la diferencia», insiste.
Este deporte ya no solo es deporte. Nadie lo desconoce. Existe un entramado más allá de lo futbolístico, donde entran componentes como el financiero, en todas sus vertientes, que obliga a construir y dominar un escenario complejo. Roberto Olabe está siendo el artífice que marca los pasos a seguir siempre con las luces largas de una Real Sociedad que busca ser exitosa en esta década que hemos iniciado.
Plan estratégico
En su laboratorio de ideas y decisiones aparecen elementos que van completando sus probetas con dosis de canteranos o fichajes que den el punto de calidad, ambición y fútbol atractivo. Todo ello bajo la capa de la metodología para fijar los cimientos de un modelo futbolístico que pretende ser un referente en las competiciones de Liga y Copa como se está demostrando esta temporada. Es un obseso de la metodología y de la planificación. «Todos tenemos que estar convencidos de apostar por un plan estratégico», argumenta. Cree que solo a través de esas bases se alcanzará el impulso como club y del primer equipo por las vías de unos sistemas de trabajo acordes a las exigencias del fútbol moderno, que lleven a una formación eficaz de los canteranos, así como a la búsqueda del rendimiento casi inmediato de los fichajes.
«Desde el juego al resultado» ha sido una máxima en los despachos de Zubieta, donde se evitan comparaciones pero existe ese guiño de inspiración en clubes como Ajax y Borussia Dortmund. Son modelos que se activan con descaro, sin miedo a la juventud, siempre con esa conexión empática entre jugador-entrenador. Ese descaro también debe trasladarse al campo con un equipo que no tenga complejos a la hora de afrontar retos que antes eran murallas. Ejemplos son la eliminación en Copa del Real Madrid en su campo, o el partido ante el Barcelona el sábado donde la Real le tuteó en el Camp Nou demostrando su competitividad, incluso con jugadores no habituales en el 'once de gala'.
Equipo con un estilo
El máximo responsable se trazó como meta que la Real Sociedad «emocionara y apasionara. Conectar es fundamental» repite, y no hay más que ver la respuesta en Anoeta, con casi llenos jornada a jornada y con ese récord de socios alcanzando la cifra de 35.000. La conexión entre aficionado y club ha llegado a cotas que no se veían desde hacía años. «Quiero un equipo reconocible, con un estilo, apasionado, con juego y fuego», y desde luego esta temporada se está viendo así y los realzales lo disfrutan.
Roberto Olabe ha vacunado al club, desde las categorías formativas hasta el equipo profesional, con una exigencia máxima: ser competitivos. Competir en los partidos más allá del resultado. El vitoriano siempre ha mostrado un discurso de medio y largo plazo en sus métodos, pero en esta etapa reciente ha enfatizado también en el corto plazo. El fútbol moderno exige respuestas inmediatas, decisiones para el hoy, necesarias, aunque sin descuidar el camino para forjar los cimientos del club en el futuro.
Rendimiento y regularidad
El director de fútbol ha tenido esa capacidad de maniobra que no tuvo en su primera etapa, junto a Loren y Eusebio. Su frustración fue indisimulada y le hizo abandonar el club. Hoy en día, sus planteamientos han sido aceptados, llevan un desarrollo correcto y van dando sus frutos. Nadie discute la metodología del arquitecto Olabe. El director de orquesta se siente cómodo porque los procesos aplicados mejoran a los músicos que forman el organigrama realista, desde el primer profesional hasta el último canterano, pasando por los técnicos. Las áreas del club han crecido, maduran, cada vez más especializadas, con esa meta que es el rendimiento.
El rendimiento está bien, y es el objetivo marcado, pero de poco sirve un rendimiento alto si no va emparejado con la regularidad. Otro de los factores estratégicos en la 'arquitectura Olabe'. La irregularidad ha frustrado toneladas de ilusiones. «No hemos conseguido dar trayectoria a temporadas buenas que se han hecho». De ahí que el director de fútbol haya ahondado en la necesidad de dar continuidad a esos años buenos. Aspirar a una sucesión de éxitos que no deben llegar solo en picos de sierra. No. Es clave confeccionar una Real Sociedad preparada para ganar, pero no una temporada aislada, para intentar ganar siempre o casi siempre. Y solo sucederá si la exigencia en el día a día, en los procesos, en los métodos, en la especialización, es máxima.
Apoyo en la cantera
Olabe apuesta por tener un modelo donde se combine cantera y fichajes que den ese plus de calidad que en la plantilla pueda faltar. Pero reconoce que a través de la aplicación de los procesos, esa necesidad de refuerzo externo disminuirá porque los diamantes llegarán de las categorías inferiores. Es imprescindible que desde ese fútbol base lleguen mejor preparados para ir cerrando unos círculos con menor dimensión en el área de fichajes.
El vitoriano tiene muy claro que su apuesta por esos procesos, por desarrollar el talento, por la exigencia, por la ambición, llevaría a una regularidad en los logros que daría paso a un escenario del que no se querrá bajar nadie. «Los nuestros se querrán quedar con nosotros y los que vengan de fuera verán a la Real como una opción atractiva», defiende.
El proyecto de Olabe escala las etapas diseñadas, tras un inicio donde la denominada 'construcción del equipo' ofreció alguna decepción. Con algunas correcciones y un afán por una mejora continua, la velocidad de crucero adquirida está conduciendo al club al escenario deseado, aunque conociendo la personalidad de Olabe, no lo dará por bueno y aspirará a un panorama mejor.
Gestiona con mimo los fichajes y recupera el ánimo de Januzaj
La crisis invernal protagonizada por Willian José y el bajón de moral de Januzaj fueron situaciones resueltas con tino por un Roberto Olabe que se implicó personalmente. Su apuesta de inicio fue seguir contando con ambos jugadores. Después del erróneo gesto del brasileño, Olabe supo maniobrar para que las consecuencias fueran las mínimas, y en el caso del belga hubo 'terapia' para que entendiera que podía ser una pieza clave. En su haber están las decisiones sin titubear de fichar al portero Remiro y la apuesta por Merino, Odegaard e Isak. Propuestas con resultado inmediato y futuro. No menos clave es la filosofía de las cesiones para que jugadores de valor sigan creciendo, con un trabajo de seguimiento muy directo.
Más sobre el derbi de Ipurua
- Un partido aplazado que se juega 23 días después
- El fortín del Eibar se le cruza a la Real
- Olabe, el arquitecto de la nueva Real Sociedad
- En el fútbol no existe la regla de tres
- Imanol Alguacil: «Queremos dar una vuelta de tuerca al equipo»
- Mendilibar: «El Eibar va a jugar a tope y va a apretar desde un principio a la Real Sociedad»
- Este viernes, charla digital con Pedro Soroeta
- Oportunidad para buscar la Champions
-
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión