El fortín del Eibar se le cruza a la Real

Gaizka Garitano y Jagoba Arrasate, hoy técnicos de Athletic y Osasuna, respectivamente, dirigían a Eibar y Real Sociedad en su primer derbi guipuzcoano en Primera. El equipo txuri-urdin fue a Ipurua tres días después de que un gol de Xabi Prieto le diera una mínima ventaja para viajar a Krasnodar en la previa de la Europa League. En su primer partido en la máxima categoría, los armeros se estrenaron a lo grande gracias a un golazo de Javi Lara de falta directa al filo del descanso que sorprendió a Zubikarai. En la segunda parte la Real mejoró pero no igualó el tanto del ex del Real Unión y comprendió que le iba a resultar difícil hincar el diente a Ipurua. Cuatro días después, naufragó en Krasnodar en el debut oficial de Rulli con la Real.

Aquel sábado se rompieron varias estadísticas. En el primer curso con José Luis Mendilibar, el Eibar acumulaba ocho partidos sin ganar y 32 jornadas sin lograr ninguna remontada. La Real de Eusebio Sacristán venía de vencer y convencer frente al Sevilla y el Barcelona. Bingo. El cuadro blanquiazul se adelantó en el minuto 7 y perdió. Fue Zurutuza quien abrió el marcador con un enorme zapatazo desde fuera del área que superó a Riesgo. Vela no atinó en una gran ocasión para el 0-2, lo que dio vida al Eibar. Primero Escalante, a la media hora, y después Enrich, tras una pérdida de Zurutuza, voltearon el marcador tras sendos cabezazos. La Real mereció algo más, pero careció de la eficacia azulgrana.

La expulsión de Aritz en el minuto 23 por una mano que todo Ipurua entendió involuntaria menos Sánchez Martínez, determinó el choque, disputado un sábado al mediodía. Era el tercero de la semana para ambos equipos. El Eibar había caído 2-1 en Málaga y al día siguiente la Real daría una exhibición de fútbol de salón ante el Las Palmas (4-1). Con 24 horas más de descanso, los armeros trataron de imprimir una velocidad extra al duelo, y más en superioridad numérica. El marcador se movió tarde. En el minuto 57, Illarramendi, que cuajó un buen partido, desvió a su portería un lanzamiento de Escalante. Poco después, Bebé batió a Rulli desde fuera del área. La salida de Oyarzabal, sorprendente suplente en su casa, fue tardía. El 2-0 fue justo.

Aquel domingo de abril, Eibar y Real se presentaban con sus teóricos papeles cambiados. El conjunto de Mendilibar apuraba aún sus opciones europeas; el blanquiazul trataba de amarrar la permanencia y dejar atrás su mayor crisis de la década, que se había llevado por delante a Eusebio y Loren tras una derrota ante el Getafe (1-2) que soliviantó a Anoeta. Fue la primera vez que Imanol tomó las riendas del primer equipo. Y lo hizo con éxito, porque como tal había que tomar el primer punto arañado por la Real en el fortín eibartarra. El duelo no fue bonito ni dinámico. El Eibar tuvo el balón en la primera parte y la Real se soltó algo más tras el descanso, cuando estiró el 1-4-2-3-1 que dejó atrás el 1-4-3-3 de Eusebio. El empate no satisfizo a nadie.

Cinco meses después, el viernes que cerró agosto y con ambos equipos aún entre fichajes (Sandro) y traspasos (Bebé y Gálvez al Rayo), el gafe de Ipurua volvió a cebarse con la Real, para regocijo de un Eibar que remontó otro derbi. A los 15 minutos, Willian José adelantó a la Real en aquel penalti en el que se lesionó al ejecutarlo y dejó su sitio a Bautista. Diez minutos después, Marc Cardona empató a placer en una buena acción de Arbilla y Milla. El encuentro parecía abocado al empate. En el minuto 84, Merquelanz suplió a Illarramendi y un minuto después se retiró en camilla con el ligamento cruzado roto. Asier Garitano había hecho los tres cambios, y Charles ajustició a una Real con diez.