Real Sociedad

Imanol Alguacil, el éxito de un líder insospechado

La llegada de Imanol Alguacil al banquillo de la Real Sociedad se produjo de manera precipitada. Hace ya siete años, a mediados de marzo del 2018, Aperribay le comunicó al oriotarra en Zubieta tras un partido del Sanse ante el Logroñés que sería el sustituto de Eusebio al frente del primer equipo. Un reemplazo temporal. Nueve partidos para terminar la temporada y vuelta al filial. La dirección deportiva lo tomaba como un plan para ganar tiempo hasta el verano, cuando podría contratar con más calma al técnico deseado.

Imanol realizó un digno trabajo en lo que restaba de aquel curso 18/19, pero no entraba en ninguna quiniela para seguir al frente del equipo. Él también se encargó de transmitir en todo momento que su sitio era el Sanse, que no estaba preparado para semejante responsabilidad. Meses después, el club encargó la misión de dirigir al equipo a Asier Garitano y la temporada se torció a las primeras de cambio.

Aperribay y Olabe, esta vez sí, confiaron los mandos de la nave a Imanol y le quitaron la etiqueta de interino. Su trabajo avaló su continuidad y en el verano de 2019 por fin pudo preparar en condiciones su primera temporada desde el principio al frente de la Real. El resto, es historia.

Imanol Alguacil ha tenido que ir ganándose su lugar en el banquillo de la Real partido a partido. Como si su continuidad hubiera estado en entredicho cada jornada. «Me tengo que ganar la renovación», ha declarado en numerosas ocasiones, pese a que los números siempre han estado de su parte durante este tiempo.

Cinco clasificaciones consecutivas a Europa y un título de Copa son el legado material, cuantitativo, que deja en el club. Una herencia exitosa de un líder insospechado aquel marzo de 2018. Pero hay mucho más.

La Real Sociedad con Imanol ha recibido los elogios y el reconocimiento de todo el planeta fútbol. Le ha otorgado un fútbol atractivo, moderno, que queda grabado en la memoria de todos los realzales.

El conjunto txuri-urdin ha dado un salto exponencial en los últimos años. Ya jugaba bien con Eusebio y antes con Montanier, pero Imanol ha convertido al equipo en una máquina competitiva sin igual. La Real se ha acostumbrado a ganar como pocos equipos antes en la historia del club.

La comparación de Imanol es con los más grandes. Solo la Real de Ormaetxea en los años ochenta puede compararse con la Real de Imanol. Son palabras mayores. Al final de la temporada se marcha, pero su idea y su legado perdurarán en el club.

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