«El reto es aumentar el tiempo de estancia y no es fácil conseguirlo»

Ironiza con que los vascos somos capaces de decir los días pares que hay masificación turística y los impares que no crece el número de visitantes. Cree que Euskadi, como destino, tiene potencial para crecer más, sobre todo si se diversifica la oferta y se descentralizan los eventos.

- Defiende que lo que importa no es batir el récord de llegadas, sino que los visitantes prolonguen su estancia.

- Esa es nuestra gran asignatura pendiente. Los vascos somos más modestos como destino turístico que como viajeros. Somos los alemanes de la cornisa cantábrica, salimos mucho a lugares muy diversos, desde pequeños pueblecitos a grandes urbes, a escalar montes o a playas desiertas. Estamos muy bien colocados por nuestra oferta y nuestras características, algo que nos favorece pero nos encontramos con que la gente opta por viajes cortos. Eso complica que se prolongue la estancia. Lo vamos a seguir intentado.

- ¿Bien colocados, cada vez más oferta y los visitantes no se quedan más días?

- La tendencia ahora mismo es la de hacer varios viajes al año, pero más cortos y que, además, nos permita tener fotos distintas para colgar en Instagram. Eso es así, la gente no quiere ir a un lugar en el que solo pueda hacer una cosa. Tenemos un país pequeño aunque a nosotros no nos lo parezca, con una costa potente y un interior muy distinto. Vamos, que pueden estar en lugares tan distintos como Getaria y una bodega de La Rioja alavesa en pocos kilómetros. Pero ocurre que muchas veces somos una etapa dentro de un viaje más largo porque estamos rodeados de lugares que también tienen mucho atractivo. Insisto en que la gente sale a menudo pero menos días.

- ¿Hemos llegado al máximo de visitantes?

- Todo lo contrario, tenemos un enorme potencial de crecimiento, sobre todo si el flujo de visitantes se descentraliza y se reparten entre las distintas localidades. Hay que atraer eventos, diversificar al máximo la oferta e incrementar la profesionalización de todo el sector. La apuesta para exprimir el turismo que se hizo hace años en algunos lugares ya se demostró que es contraproducente y no debe imitarse en ningún caso. Porque el turista es turista, pero no es tonto. Nosotros tampoco lo somos cuando salimos fuera ¿no?