«Donostia va a demostrar su gran capacidad para organizar eventos»
Alfredo Retortillo, Consejero de Turismo del Gobierno Vasco ·
«Somos partidarios de la descentralización de congresos y actividades, porque a cuantas más localidades llegue el flujo turístico los beneficios se repartirán mejor»Era necesario hacer una apuesta fuerte para ser la sede del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo, (OMT) y el Departamento del Gobierno Vasco lo hizo. El consejero de este área, Alfredo Retortillo, afirma que no albergó ninguna duda y aunque ha tenido que bregar incluso con una huelga en la hotelería que al final ha sido desconvocada, considera que San Sebastián y el territorio están ante una gran oportunidad. Aspira, incluso, a que se llegue a una declaración conjunta que llevaría el nombre de San Sebastián.
- Esta semana comienza esa reunión que va a congregar a altos mandatarios de 45 países para hablar de turismo. ¿Qué supone para la ciudad y para Gipuzkoa un evento de estas características?
- La proyección internacional de los recursos congresuales que San Sebastián es capaz de desarrollar nos parecía fundamental. Tenemos una oportunidad de demostrar que esta es una ciudad pujante, abierta y moderna. Pero es que, además, esta reunión implica que Donostia entre en el ámbito de las decisiones, más allá de la defensa de su propia tradición turística, que se coloque en el centro de aquellos procesos que dan valor a la gestión pública, al código ético y al turismo sostenible. Vamos a analizar cómo aprovechar mejor el turismo y cómo ubicarlo y encajarlo en el desarrollo económico.
- La organización del congreso comenzó su andadura con una amenaza de huelga que, por fin, ha resultado fallida. Amenaza dura, ¿no?
- Sobre todo seria, muy seria. La cuestión laboral del personal de la hotelería podía repercutir de forma muy negativa en la organización de este evento, pero también podía generar dudas entre los miembros de la OMT, por ejemplo, y en la Secretaría de Estado de Turismo. Eso era peligroso y, además, echaba por tierra ese objetivo de demostrar la capacidad organizativa de San Sebastián para eventos y para congresos. Salimos inmediatamente a la opinión pública porque, para empezar, era necesario reivindicar una figura como la negociación colectiva, la mejor herramienta para este tipo de conflictos. Siempre fui optimista porque pensaba que a las dos partes no les separaba una brecha insalvable y, de hecho, el viernes llegaron a un acuerdo por el que les felicito. Defiendo el derecho a la huelga, pero la verdad es que fue una sombra que planeó muy pronto sobre la organización y la decisión de la OMT.
- Empieza este consejo sin que se haya dado solución a esa eterna reivindicación desde Gipuzkoa para que el Gobierno Vasco deje de favorecer a Bizkaia en detrimento de los otros dos territorios de la Comunidad Autónoma.
- No es el caso de nuestro departamento, para empezar porque una preocupación fundamental para nosotros es repartir los flujos, huir de la concentración de congresos y eventos en una sola ciudad. Ni siquiera repartirlo entre las tres capitales, sino entre localidades diversas. Una prueba es el evento que se celebra en Pasaia estos días, el Congreso Internacional de Enoturismo de Álava o este de la OMT en Donostia. Esa es la política de este departamento.
- Ustedes, según dice, cumplen con el equilibrio, incluso abogan por una descentralización aún mayor. ¿De verdad el Departamento de Turismo no puede hacer nada con el reparto de congresos entre los tres territorios por parte del resto de consejerías?
- Nosotros lo intentamos, pero no podemos decidir dónde hacen aquellos congresos o reuniones que organizan. Nuestro papel es convencer, y no solo por unos posibles celos entre ciudades o territorios, sino porque es malo concentrar, porque hay que repartir. Esa es la apuesta.
- Ponen más impedimentos en los equipamientos guipuzcoanos o en los hoteles de San Sebastián que en otros lugares?
- Mire, los congresos, al principio, parecen solo un titular de prensa, pero son difíciles de organizar, existen muchas complicaciones incluso en el evento más pequeño. Hay que armonizar las infraestructuras de las que se dispone, sí, pero también el alojamiento, el transporte y la capacidad que tiene cada ciudad. Aquellos que retiran la organización de un evento porque creen que en otro lugar van a estar mejor, colaboran con esa concentración con lo que excluyen a otros puntos y eso no beneficia a nadie.
- Más allá del Congreso de Turismo, sigue pendiente el decreto sobre las viviendas de uso turístico. ¿Cuándo estará listo?
- ¡Uff! Espero que en breve. La verdad es que con esta cuestión he comprobado que una cosa es el manual de la política y otra es la gestión pública. Desde que se toma una decisión y se aprieta el botón hasta que se convierte en decreto hay que pasar por muchas fases. Algunas son de carácter consultivo, otras son controles jurídicos y económicos, pero todos son necesarios aunque nos impacientemos por la espera. En este momento la redacción está acabada, los controles se han realizado y quedan algunos flecos que es necesario encajar en el texto final.
- ¿Cómo va a afectar a los alojamientos rurales?
- Ese es uno de los elementos sobre los que todavía estamos debatiendo, cómo articular la regulación del ámbito rural. Entendemos que debe existir una diferenciación entre lo urbano y lo rural, pero hay que ver cómo lo hacemos.
- ¿Una nueva polémica sobre modelos de alojamiento? Estos debates están de moda.
- Tengo que decir que el desarrollo del decreto es más pacífico que lo que se pudiera pensar cuando salen a la luz cuestiones puntuales que se convierten en debate público. Hemos hecho consultas con todos los sectores y pienso que estamos llegando a un equilibrio razonable, que en el decreto todos se van a ver razonablemente representados.
- Todavía no se ha resuelto la de las viviendas de uso turístico. Parece que son un modelo nuevo, pero el caso es que han existido desde hace muchísimos años...
- La primera Ley de Turismo que se elaboró en 1994 ya contemplaba este tipo de viviendas. En el 2008 se reformó esta ley y se eliminó la regulación porque se consideró que no encajan en el modelo turístico vasco. Eso en una época en la que Lekeitio, por ejemplo, quintuplicaba su población durante el verano y los pisos quedaban luego vacíos. Zarautz y Zumaia son otros dos ejemplos de lo que ocurre. Pero llega 2016 y se convierten en el problema número uno, el tema estrella que genera una ley que salió con celeridad. Es el signo de los tiempos.
- Habla usted de la customización de los destinos turísticos, de los alojamientos...
- La customización que empezó con la ropa ha llegado también a este sector. La gente cada vez busca más la experiencia del destino, no quiere ir al parque temático sino vivir como la gente local. Una muestra de ello es que los propios hoteles también buscan diferenciarse, bien admitiendo mascotas bien decorando diferente sus habitaciones. El viajero quiere vivir la experiencia y eso a veces no se encuentra en los destinos habituales, sino en localidades en las que ni siquiera hay hoteles, pero sí alojamientos para alquilar. O en barrios de una ciudad. Todo esto ofrece esa posibilidad de repartir los flujos de visitantes y que los beneficios se extiendan a más sectores de la población. Otra cosa es que todo esto haya que regularlo, que tengamos que proteger intereses residenciales, pero las viviendas de uso turístico son una fórmula no tan nueva como algunos pretenden y que ha venido a quedarse. ¿Qué es lo que ha cambiado de forma rotunda? Antes la gente se enteraba por el boca a boca que alguien alquilaba su piso. Ahora, internet los muestra todos y ha provocado una explosión de un fenómeno que hubo que regular cuando ya era un hecho.
- Una curiosidad... ¿a qué modelo recurre usted, el consejero de Turismo, cuando va de vacaciones?
- Me gusta viajar y he combinado todo tipo de alojamientos. He ido de camping, a hoteles buenos, a otros malos y a apartamentos turísticos. No he utilizado nunca las viviendas de uso turístico.