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Mujeres cargadas de medallas y triunfos que siempre cobran menos

Bici, trainera, pelota, balón de rugby o esférico de balonmano les cautivaron y decidieron dedicar su vida a estos deportes de hombres

Ana Vozmediano

San Sebastián

Domingo, 8 de julio 2018, 11:04

«Eso no es para chicas», «jugar al rugby te resta flexibilidad», «no pensarás cobrar como un hombre...» ¿Cuántas veces han oído estas mujeres estas palabras cuando se iban a entrenar en la bicicleta o a saltar desde un muelle a la trainera? Han peleado y no solo en las canchas, se han encontrado con situaciones estrambóticas en la práctica de su deporte y hay que resaltar que todas ellas han contado con el apoyo familiar que les ha blindado en gran manera de un cierto rechazo social. Como cada 8 de mes, desde el pasado marzo, DV presenta un sector en el que las mujeres tienen mucho que decir aunque estén discriminadas sobre todo desde el punto de vista económico y de reconocimiento público.

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Los sueldos entre ellos y ellas no son equiparables, sobre todo en mundos profesionales como el ciclismo. La maternidad supone un parón importante, aunque de momento, las más jóvenes ni siquiera piensan en ser madres. Ellas disfrutan porque han conseguido hacer lo que les gusta y, además, todas coinciden en que se producen avances, en que La Concha tiene un espacio para ellas, que triunfan en el rugby o que se puede ser una estrella en el balonmano aunque una sea mujer. La irrupción del deporte femenino va a ir a más.

La cuestión económica parece insalvable todavía, aunque ellas reconocen que poco a poco se han equiparado los premios por ganar, aunque no tengan nada que ver con los de los chicos. Repasar la historia del deporte femenino supone adentrarse en una historia de lucha en la que, habitualmente las altas instancias y las federaciones han apoyado más a aquellas que practicaban un deporte individual como el tenis que a las de uno colectivo como el fútbol y que, en caso de duda, siempre han escogido promocionar la práctica de los equipos de chicos frente a los de chicas.

Dice Reyes Azkoitia que las mujeres no deben pedir permiso, que deben entrar en este mundo de hombres sin quejarse de que no lo consiguen antes de intentarlo. Lo han hecho mujeres como ella o como Amaia Erbina, que supo que lo suyo era el rugby desde muy pequeña, cuando era la única niña en un equipo de chicos de los que se zafaba y a los que aprendió a hacer placajes. Disfrutarlo siempre le gustó más que la gimnasia rítmica que también practicaba.

Irati Larrañaga

«La regata femenina de La Concha supuso un antes y un después»

Irati Larrañaga es de Tolosa aunque rema en San Juan. Dedicarse en cuerpo y alma a este deporte, el remo, le hace perder dinero, pero para ella es una pasión.

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Reyes Azkoitia

«¿Nos nos dejan entrar? Lo intentamos sin pedir permiso»

Preparadora de pelotaris varones aficionados, Reyes Azkoitia ha dedicado treinta años de su vida a ese deporte y lo sigue practicando con su familia, chicas incluidas

Eli Pinedo

«El balonmano de chicas tiene ahora más repercusión»

Eli Pinedo hizo un amago de retirarse, pero sigue siendo la gran estrella de un deporte en el que los hombres continúan como protagonistas

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Amaia y Lide Erbina

«Jugaba con chicos hasta los 16 años y no tenía ni vestuario»

Amaia Erbina está enla concentración de Madrid antes de acudir a los Mundiales de Rugby. Su hermana pequeña, Lide, está con ella.

Ane Santesteban

«Teníamos que llevarla comida de casa cuando viajábamos»

Ane Santesteban peleó para dedicarse al ciclismo, un mundo de hombres en el que solo vio una salida en Italia, donde sigue viviendo.

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