De la sencillez a la complejidad, en busca de la felicidad

Lo cierto es que el día que se celebró esta cata no hacía el mejor tiempo en Gipuzkoa. Era una jornada lluviosa pese a ser mediados de mayo pero, al comenzar a descorchar las botellas, las nubes desaparecieron y el sol salió.

Seguro que lo hizo para dar la bienvenida a 19 rosados que tienen con el buen clima su mayor demanda. Con ellos, se nos pone cuerpo de verano, porque nos hacen recordar que para los más afortunados las vacaciones están a la vuelta de la esquina, porque nos trasladan a la playa o a la montaña, a brindis con amigos o en familia. Nos hacen viajar, en definitiva, a nuestros mejores momentos.

Fueron 19 las referencias de rosados que desfilaron por el comedor privado de Martín Berasategui en Lasarte-Oria. Fue su director de Sala, José Manuel Borrella, el anfitrión de una cata en la que contó con la inestimable ayuda de Roberto Ruiz de la Cuesta, sumiller en Martín Berasategui.

Desde Arrasate-Mondragón llegó Maider Larrañaga, que hasta hace poco ha combinado el día a día en su Arteaga Landetxea con su primera aventura televisiva en EITB con 'Sukaldarien Ligar'. Vinieron también Lucía Marcilla, joven sumiller en Arzak y premio Talento Gas-tro en su especialidad; Tiago Amores, líder de la interesante bodega del Asador Olivi; e Iker Moro, segundo maître en el Restaurante Kukuarri. Ainhoa Velasco fue la organizadora de la cata y quien logró reunir todas estas referencias.

Algunos de los rosados que se pudieron catar levantaban cierta expectación y, antes de abrirse esas botellas expuestas, algunos sumilleres comentaban entre ellos las referencias que tenían de unas botellas que hasta entonces casi no conocían. Otros rosados confirmaron el buen momento que viven determinadas regiones en lo que a la elaboración de es-tos vinos se refiere y otras bodegas de-mostraron que siempre son una garantía de calidad, que con ellas nunca se falla.

Y, como en la variedad está el gusto, estas botellas mostraron el amplio abanico que existe en el mercado en lo que a rosados se refiere y que, en muchos casos, poco tiene que ver con el estereotipo de vino muy frutal y aromático, con mucha fruta e incluso recuerdos a gominola. Hoy mu-chas bodegas apuestan fuerte por la elaboración de esta clase de vinos y los hay de autor, de guarda, que reposan durante meses en barricas o sobre lías, con una burbuja a la altura de los mejores espumosos... Los rosados merecen la mayor de nuestras atenciones.

Borrella dispuso una cata en la que cuatro referencias se probaban en cada pase. Así, se pudo descubrir ese rosado casi inédito, Unzu Rosé 2023, con el que Julián Chivite ha iniciado el más personal de sus proyectos. Ripa 2019, de José Luis Ripa, confirmó que todo lo bueno que se dice de ese vino tiene fundamento. Una de las principales bodegas navarras, Inurrieta, se presentó con dos de sus rosados, Coral y Mediodía; dos grandes clásicos que siguen evolucionando y adaptándose a los gustos del mercado, como también lo hacen el Chivite Colección 125, un rosa-do de '10'; o ese Flor de Muga que nunca pasa de moda, y menos en Gipuzkoa.

Gonzalo Celayeta trajo dos proyectos muy personales también y que llevan el nombre en honor a su hija: La Huella de Aitana Cuvèe Zen y La Huella de Aitana Rosado. A ambos, sin duda, hay que seguirles la pista. También hay que hacerlo a Can Sumoi y su La Rosa 2023, uno de los vinos que más sorprendió con su equilibrio entre la sumoll y la xarello. También desde cerca de las orillas del Mediterráneo y de la mano de Bodegas Hispano+Suizas llegaron dos vinos de Utiel-Requena: Bassus Pinot Noir Dulce, perfecto para postres; y el Impromptu Rosé, un vino de guarda.

Volviendo a Navarra, la Comunidad Foral sacó músculo con Viña Jurio y Pago de Cirsus Rosé Gran Cuvée Especial, dos vinos que llegaron de la mano de Ardanbera, como también lo hizo otro clásico que nunca falla: Coto Mayor. Sardasol, de Bodegas Alconde, reivindicó también los rosados de lágrima; mientras que Solo Centifolia nos llevó hasta los campos de Borja.

Las burbujas llegaron de la mano de dos espumosos de Juve & Camps: su Essential Pinot Noir y el Milesimé Rosé 2019, dos propuestas que pueden ir mucho más allá de un aperitivo o brindis.

Esta amplia variedad de estilos de rosa-do responde también al hecho de que las propias bodegas han visto que el espectro de consumidores es cada vez más diverso y que todos los estilos tienen su mercado. Téngalo en cuenta cuando este verano, en uno de esos momentos felices, pida un rosado para celebrar la vida.

Es un vino de autor con el que Julián Chivite comienza, junto a sus hijos, una nueva aventura. La tradición y la sabiduría a la hora de elaborar rosados conjugan con las nuevas tendencias y Chivite, pionero de los rosados de estilo provenzal, siempre las ha sabido detectar y ahora presenta este de estilo provenzal. 100 % garnacha de Cintruénigo, Unzu Rosé 2023 es «un vino por el que ya preguntan», como señaló Amo-res. «Muy rico y equilibrado» para Borrella, tiene una nariz elegante y delicada y las lías le aportan textura y cremosidad.

Elaborado con pinot noir 100 % y con una crianza mínima de 36 meses sobre sus lías, este espumoso destacó para Maider Larrañaga por su «equilibrio; se nota que tiene un tiempo». Lucía Marcilla se quedó con «ese punto de azúcar que redondea el vino» y Ruiz de la Cuesta ensalzó su punto de amargor. Serio pero con alma joven, fresco, carnoso y con una burbuja fi na y muy bien integrada, todos los asistentes coincidieron es que debería ser un 'best seller' de terraza para este próximo verano.

Utiel-Requena llegó hasta esta cata con este Impromptu Rosé, un pinot noir de un ele-gante color rosa y con la garantía que siempre representa Bodegas Hispano+Suizas. Con él, los asistentes se trasladaron hasta cualquier playa mediterránea en un día de verano para tomar el aperitivo. «Para tener 14 grados, muy buen paso en boca», decía Borrella mientras su compañero ensalzaba el toque salino del vino. Una nariz muy golosa y una boca exótica y agradable le hacen encontrar su nicho entre los rosados.

Este rosado garnacha del Campo de Borja es un vino gastronómico, que casa muy bien con ensaladas, pastas o pescado. Amores lo ve como «un perfil más moderno: busca un estilo francés». Con notas de fruta tropicales y pétalos de rosa, es un rosado con cierto peso en boca, con volumen y recuerdos a fruta roja, de ahí que sea un vino tan gastronómico. Centifolia, por cierto, es la rosa de las cien hojas, una flor que habitualmente se coloca junto a los viñedos y que en este caso da nombre a un rosado muy competitivo.

Con un 60 % sumoll y 40 % xarel-lo, Can Sumoi La Rosa 2023 fue una de las grandes sorpresas de la cata. Ruiz de la Cuesta decía que «es tímido en nariz, pero vertical en boca; no se va rápido». Amores lo ve como «un vino diferente, sin mucha graduación y que sorprende en boca» y Borrella puso el foco en la variedad sumoll: «Se están haciendo vinos interesantes con esta uva». Elegancia, intensidad y delicadeza definen a un rosado más rosé que rosado.

Un rosado 2020, un vino de guarda, diferente, nada convencional, con un importante peso de la madera tras ocho meses en barrica. Así se presentó La Huella de Aitana Cuvèe Zen, toda una revelación. «Es serio y elegante», concluyó Maider Larrañaga. Antes, se había apuntado que es un vino pensado para comidas enteras, que casa incluso con carnes rojas; pero también se dijo de él que es un vino redondo, muy fi no, fenomenalmente integrado, con textura en boca y un final elegante.

«Me gusta mucho Chivite». Así de sincera y contundente fue Lucía Marcilla cuando se descorchó este rosado de la Colección 125. «Va a ser un señor vino», apuntó Ruiz de la Cuesta, quien puso en valor que «es una interpretación diferente, con madera y guarda, pero más tradicional». «Me encanta en boca, es una pasada», señaló Maider Larrañaga. Todos vieron cierto cambio de estilo dentro de un clásico, lo que habla muy bien de una bodega que siempre ha sabido evolucionar y elaborar «'vinazos'» como este.

Aitana es la hija de Gonzalo Celayeta y el enólogo reconoce que este vino es «su niño mimado». 100 % garnacha, tanto cariño se nota, sin duda, en este vino. «Está muy bien hecho; es muy preciso», aventuraba Borrella. Para Larrañaga es un «rosado de bebida alegre, como siempre lo han sido estos vinos» y a Ruiz de la Cuesta le parecía un homenaje a su origen. Es un rosado diferente, con carácter y con buena evolución en botella. ¿Cómo maridarlo? La propuesta de Amores es pulpo o pescado.

Se hablaba de él antes de comenzar la cata y no defraudó ni mucho menos. «Tiene una boca maravillosa, es un vino espectacular», valoraba Larrañaga. Sorprendió por su perfil oxidativo y por esos toques cítricos que no se vieron en ninguna otra botella. «Todo en él está muy bien medido. En boca es fresco pese a ser oxidativo. Es un vino muy bueno», añadía Ruiz de la Cuesta. Muy gastronómico, está elaborado con garnacha (65 %) y tempranillo (35 %) y es un vino de los que evoluciona también en copa.

¿Quién no conoce Muga en Gipuzkoa? «La gente lo pide mucho», reconocía Amores. «Es un vino fresco y rico», añadía. Pero, no por conocido, deja de sorprender. Ruiz de la Cuesta, perfecto conocedor de esta bodega, apreció «un cambio de estilo. En nariz es más delicado, pero en boca es dulce y fácil. ¿Será por la madera? ». Con su garnacha tinta de una de las zonas que más pueden despuntar en Rioja, Flor de Muga sigue siendo ese vino elegante y equilibrado, con una acidez que le da cierta largura.

Cabernet sauvignon, merlot, graciano, garnacha y syrah se dan la mano en un «clásico de toda la vida» que «es perfecto para un perfi l joven». Muy premiado, Borrella lo definió como «un rosado navarro de libro; un seguro de vida». Larrañaga lo veía con un punto «golosete» y Amores destacaba lo bien integrado que está. «Es tan goloso que es volver a la niñez. Dulce y carnoso, engancha a la gente», valoraba Ruiz de la Cuesta. Fresco, persistente y con cuerpo, es un rosado navarro como mandan los cánones.

Bassus Pinot Noir Dulce fue otra de esas botellas que sorprendió por su perfil tan diferente. Con un color oro rosa pálido y un alto punto de dulzura, es perfecto para los postres, pero también para los foies y patés, un maridaje que propone la bodega y que Amores acertó. Este vino de Utiel-Requena gustó por su boca impactante, en la que la fruta madura tiene mucho peso y en la que también hay una muy buena acidez. El paso por las barricas nuevas de roble francés termina por redondear este vino.

Es navarro, tiene cuerpo y carácter, «garrote», que diría Martín Berasategui. Pago de Cirsus presentó su Rosé Gran Cuvée Especial 2023, «juguetón en boca» para Marcilla y «muy versátil» para Borrella, de ahí que saliesen muchas posibles recetas para su maridaje: desde aperitivos a pasta, pasando por el marisco. Amores destacó también la acidez de un vino elaborado con garnacha, syrah y tempranillo de la Finca Bolandín que en boca destaca también por su ligereza y equilibrio.

Dicen que este Inurrieta Coral es «aire limpio de primavera», pero en Martín Berasategui lo vieron, desde su propio diseño, muy veraniego. «Es perfecto para la playa y el chiringuito», destacaba Amores. Marcilla se quedaba con «una muy buena acidez y frescura» y Ruiz de la Cuesta «con su equilibrio pese a ser muy afrutado y goloso». Cabernet sauvignon y garnacha se entienden a la perfección en un vino que destaca por su color coral, pero también por una boca sedosa y una nariz delicada a la vez que elegante.

«Por su frescura, es un vino fácil de tomar y de disfrutar». Así definió Lucía Marcilla un clásico como Coto Mayor Rosado. Garnacha 90 % y tempranillo 10 %, se elabora en su totalidad mediante el proceso de sangrado del mosto flor e las uvas en la bodega y tiene un color sutil rosa pálido, una exuberante nariz y una boca delicada, tan fresca como intensa y golosa. Es perfecto para los aperitivos, pero saca muy buena nota también con arroces, pastas, pescados y mariscos.

«Un rosado intenso y delicado, lleno de personalidad, fresco y limpio, con aromas a gominolas, fresas y grosellas, muy elegantes. Muy suave y frutal, persistente con sabores agridulces». Esta es la nota de cata de Sardasol Rosado de Lágrima, unas características que fueron descubriendo entre todos los asistentes. Amores añadió que «es muy veraniego y polivalente, perfecto compañero de los pintxos». Los catadores valoraron de manera muy positiva la presencia de la rosca en vez del corcho.

Es delicado por su suave complejidad y sus sabrosos matices. «Es uno de esos vinos que gustan», se oyó decir. A Amores le sorprendió este Excellens Rosé 2023 elaborado con tempranillo y garnacha, mientras que Lucía Marcilla se quedaba con cómo se hacía notar la presencia de la fruta. En nariz tiene notas a rosa y clavel, pero también a melocotón y pera; mientras que en boca es delicioso, se expresa con volumen y tiene una equilibrada vivacidad que brinda frescura y un final largo y goloso.

Viña Jurio sorprendió tanto en boca como en nariz. «No es el vino que parece en fase visual, con ese color frambuesa tan marcado», se escuchó decir. 100 % garnacha, es un rosado de lágrima elaborado mediante el tradicional método del sangrado y que llama la atención por su intensidad aromática alta y de gran franqueza, pero también porque en boca mantiene una equilibrada acidez, con un final fresco y jugoso. Es un rosado muy vivo en toda sus fases.

La burbuja de este Juve&Camps Essential Pinot Noir atrapó en esta cata. «Es muy particular, porque prevalece y por eso creo que puede funcionar incluso con una txuleta o cualquier otra carne roja. Un paso al frente de la bodega», señaló Amores. 100 % pinot noir y con un perfil marcadamente mediterráneo, es complejo, sabroso y redondo. Informal y con destellos de juventud, pero serio y con buen balance a la vez. La crianza mínima de 12 meses sobre sus lías le dan un matiz muy especial a este vino.