Cata de champanes: Unos champanes siempre distinguidos

El respeto por el champán en el restaurante Arzak siempre ha sido una prioridad.

Mariano Rodríguez es uno de los mayores defensores del champán y el que, junto a su equipo con Shua Ibáñez y Lucía Marcilla, cuida con esmero cada botella que se abre porque sabe que es especial para cada comensal. Las catas que preparan tienen el mismo tratamiento y por eso las tertulias son únicas.

Philipponnat Grand Cru 1522 se elabora de una sola añada con pinot noir y algo de chardonnay únicamente de los grandes crus de la casa. Se fermenta una parte en madera y no hace la maloláctica conservando así su frescura y complejidad. Ocho años de crianza y sigue siendo fresco, en nariz hay frutos secos y algo de cítricos, en boca te das cuenta de que estás ante un vino para las grandes ocasiones y los mejores platos.

La casa Pommery nos sorprende con este Pommery Apanage en el que la presencia de la chardonnay se hace patente. En nariz es sutil con toques cítricos como el pomelo y algo de fruta blanca. Enseguida aparecen los aromas cremosos de bollería y mantequilla. En boca aparece toda la cremosidad y hay un ligero toque de tostados y especias. El tiempo de guarda hace que sea un champán serio, gastronómico, con un gran equilibrio entre lo goloso y la complejidad.

Siempre sorprende Ayala Rosé, que se elabora de la manera tradicional con un coupage de la pinot noir de grand cru y los vinos blancos. Tres años de crianza sobre lías para hacer un champán elegante que es un símbolo para la casa. Por un lado, la fruta roja, grosellas y fresas salvajes de la pinot noir y enseguida aparecen la fruta blanca, en boca cremoso y muy seductor. La mirada puesta en disfrutar de este champán en todas las circunstancias.

Laurent Perrier Rosé es un reflejo de las exigencias de calidad de la casa. Se elabora a partir de un sangrado de la pinot noir recogida de las mejores parcelas de las montañas de Reims. Después de cinco años de envejecimiento expresa con mucha naturalidad sus aromas a frutos rojos y negros de baya. Su entrada en boca es intensa, muy directa y enseguida aparecen los frutos en un juego complejo y divertido. Un champán que se alarga para toda una comida.

Lanson Le Black Label es la declaración de la casa para hacer el champán para un comienzo perfecto. Las tres variedades clásicas, chardonnay, pinot meunier y pinot noir, con tres años de crianza, tiene algo de tostados y panadería, algo de miel. Tiene una muy buena entrada en boca, donde destaca la frescura y es muy equilibrado, complejo y elegante. Es la entrada perfecta y se puede quedar para toda la comida.

Henri Abelé Brut destaca por su finura y sutileza. Es un champán muy sincero con sus toques de pastelería (brioche) en nariz y fruta blanca madura. En boca entra con viveza y surgen las notas tostadas, los frutos secos y las flores te envuelven y te seducen. Una de las casas más antiguas de Champagne y el vino perfecto para introducirse en el mundo del champán y como aperitivo es perfecto.

Bollinger Special Cuvée es el vino que mejor representa a la casa desde hace más de 100 años. Se busca complejidad en el ensamblaje y el encuentro de vinos con mayor y menor crianza. El resultado es una nariz que va de frutas maduras, compotas y especias. En boca entra vibrante pero el encuentro con el paladar es cremoso, es casi terciopelo jugando con las burbujas. Al final vuelven a aparecer las frutas y los tostados. La mejor presentación, pero un vino muy apropiado para una comida completa.

El champán es más que un vino, es todo un símbolo y siempre se encuentra alguno que te atrapa. Aquí hay una gama amplia de estilos, solamente hace falta encontrar el que mejor se adapte a cada uno y a cada momento. Nunca hay que olvidar que el champán está para celebrar los mejores momentos o para animar en los malos tiempos.

Efervescencia fértil, iniciada por burbujas finas y vivas. En nariz es fi no y sutil, se abre con fragancias sabrosas de pastelería y aromas afrutados, tanto poderosos como delicados. El ataque es amplio; sorprende por su plena madurez y amplia gama de sabores: miel de acacia, almendra fresca y frutos rojos. El final es envolvente y revela fugaces y seductoras notas de grosella y saúco que alegran una paleta aromática vigorizante.

Color rosa pálido y delicado. Aroma encantador, generoso y abierto, revela notas de frutos rojos y melocotón de viña. En boca es aireado y expresivo, con un hermoso frescor, notas de grosellas rojas y frambuesas. Un final construido sobre la persistencia de la fruta, voluptuoso y fundente. Las notas delicadas las aporta el vino tinto, elaborado exclusivamente con pinot noir en Aÿ Grand Cru, añadido en pequeña proporción a la mezcla.

Color dorado, signo distintivo de las uvas negras. Una burbuja muy fina. Bella complejidad aromática. Aromas de frutas maduras y especias. Notas de manzana asada, compota y melocotón. En fase gustativa, sutil combinación de estructura, longitud y vivacidad. Una burbuja fina como el terciopelo. Aromas de pera, de bollería y de especias, notas de nuez fresca. Densidad y sutileza definen a este champán.

Color brillante y límpido, con reflejos ambarinos y un alegre cordón de finas burbujas. En nariz, se relevan perfumes de primavera, así como acentos tostados y de miel milflores. En boca, los ramilletes de fruta madura y de cítricos dan una sensación de plenitud y de ligereza, con un final repleto de frescor. Afrutado, elegante y fresco son los elementos del estilo Lanson.

Reflejo elegante con un color que evoluciona de manera natural de unos tintes frambuesa hacia matices asalmonados. Abierto en nariz, con una frescura extraordinaria y un amplio surtido de frutos del bosque: frambuesa, grosella, fresa y cereza negra. Vino suave y redondo, con ataque franco y acidulado. En boca, proporciona la sensación de asomarse a una cesta de frutos silvestres recién cogidos.

Se elabora exclusivamente a partir de Grands Crus, con un 70 % de pinot noir y un 30 % de chardonnay, parte del cual se vinifica en madera, sin fermentación maloláctica, para preservar la frescura del champán y darle mayor complejidad. La nariz es fresca, concentrada y precisa. Nos ofrece aromas de almendra dulce, con notas de piel de limón confitada. En boca es fresco y puro, con notas de especias típicas del terroir de Ay. La textura es caliza y el final muy mineral. Gracias a su plenitud, es un excelente champán para la mesa.

Dorado pálido con suaves reflejos verdes. Brillantez excepcional y burbujas persistentes y de gran delicadeza. Nariz con elegancia notable, los primeros aromas revelan una frescura primaveral. En boca el ataque es franco. La elegancia y la frescura que se encuentran en la nariz están también en la boca. Los aromas de cítricos y fruta blanca sobrevienen, revelando un sutil sabor de pomelo amarillo. Un equilibrio perfecto.