Kiki: buena cocina y amabilidad sin compadreo
Con muchos años de hostelería y buena cesta de la compra, cuidan con mimo el fogón para hacer disfrutar a sus clientes como niños
Les confieso que en la terraza del Kiki me siento feliz y más aún en estos días inciertos y de zozobra en los que todo ... pichichi se echó a la calle, espantado de los espacios interiores en los que rondan los malos humores y acecha la enfermedad como en los terroríficos cuadros flamencos del Prado en los que se adivinan esqueletos andantes y cabalgan hombres armados sobre campos desolados. Bien cierto es que de un tiempo a esta parte, donde sentimos frío ahora estamos estupendamente y pasamos de despreciar los exteriores de los bares a convertirnos en escandinavos de pura cepa, pues ya saben que por allá arriba comen y beben tan pichis cubriéndose con mantas, truene, llueva, nieve o caigan de golpe y porrazo las diez plagas del antiguo Egipto.
El gran Alfredo 'Kiki', el patrón del garito que nos entretiene en estas crónicas dicharacheras, siempre dispuso sus mesas a cubierto con esmero, atendiendo con el mismo gusto y primor sus pequeños comedores tanto o más que los 'veladores', palabra sevillana de mucho tronío. Al jefe de esta casa lo apodaron 'Kiki' por culpa de un tío que a todas luces sería 'farrero', pues además de pillar el apelativo seguro que también heredó su misma raza de casta y buena gente, pues su establecimiento destila buen rollo, familiaridad y trato amable. Lleva un porrón de años de hostelero peleando contra viento y marea, adaptándose a todos los tiempos que le tocó vivir y atendiendo a su nutrida clientela a pie de barra, pues se ocupó sin desfallecer de apañar siempre su fogón y de proveerse de coscorros de hielo macizo para iluminar el ojo a la concurrencia sedienta.
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Dirección Avenida de Tolosa 79 Bajo
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Teléfono 943 317 320 @kikidonosti Cocina Todos los públicos Con quién Con amigos / En pareja / En familia Ambiente Modernito
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Ensaladilla rusa 9 euros
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Ensalada de bogavante (2 pax) 39 euros
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Pochas con almejas 15 euros
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Albóndigas en salsa española 12 euros
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Estofado de rabo 17 euros
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Callos y morros tradicionales 14 euros
Si van ustedes al mercado a diario habrán comprobado que pasaron ya a la historia aquellos días de entre semana en los que la peña se llevaba para casa solomillo, marisco y almejas gordas para empujarse un arroz en cazuela, pues casi todo el monte era orgasmo. Conocimos un barrio del Antiguo bullicioso y en toda la ciudad se liaron festines de empresa interminables en los que se brindó con champagne en cubitera, y mientras a la hora del aperitivo se repartían marianitos a mansalva, banderillas a tutiplén y volaban bandejas de fritos como en las Bodas de Camacho, se formaron montoneras de marisco en el centro de las mesas y brillaron manjares del mismísimo El Cairo. Algo de todo este lustre queda aún aquí, bien lo saben los hijos y los nietos de aquella tropa que se lo pasó teta y hoy reclama calidad, bebida fresca, buena cesta de la compra y amabilidad sin compadreo. Nada falta.
La casa es vieja pelleja, tiene el lomo curtido como una bota de las Tres Zetas y sigue viva y aún más despierta que nunca jamás, pues tras la reciente paternidad del jefe y la llegada al mundo de la preciosa Yolanda, ¡viva la madre de la criatura!, se ajustó todavía más el mecanismo. Ya saben ustedes que si uno es feliz, irradia buena onda y es capaz de adivinar de un vistazo lo que necesitan todos y cada uno de los clientes y hacerlos disfrutar como niños chicos con bolsas de patatas fritas 'al jamón' en las barcas del Río Misterioso del monte Igueldo. Vayan y compruébenlo con sus propios ojos. No esperen platos de organdí llenos de trazos y salpicones ni puestas en escena rimbombantes, pues despachan raciones de ensaladilla rusa, banderillas clásicas, tortilla de patatas y deliciosos fritos, croquetas de tres quesos, jamón del bueno o bonito y huevo cocido. El ingenio de Kiki y su 'troupe' —José Ramón, Iñaki, Richar, Carol, Iziar y las Yolandas–, incluye bandejas de fritura de pescado, menestras de verduras, almejas en salsa verde, chipirones en su tinta o encebollados, callos con morro, albóndigas en sala marrón, rabo guisado, huevos rotos si se les antojan o un pedazo de solomillo con pimientos. Tomen postre, pidan café, copa y enciendan la brocha de tabaco habano, ¡coman y beban como condenados!, porque en cualquier momento nos atropella el autobús, nos ponen una esquela y aterrizamos en Polloe.
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