Restaurante Iriarte, una joya en el corazón de Gipuzkoa

Pese a su juventud, Félix Belaunzaran no tuvo dudas en 1999, cuando decidió remodelar la planta baja del caserío familiar para fundar Iriarte.

Más de 20 años después, gracias a su apasionado e incansable trabajo ha ubicado su casa y Berrobi en el mapa de la gastronomía guipuzcoana. Iriarte es una razón más que suficiente para visitar esta pequeña localidad en el corazón de Gipuzkoa, a medio camino entre Tolosa y Berastegi. Su cochinillo, criado en la granja de su hermano, a apenas un kilómetro del restaurante, no tiene nada que envidiar a los de Segovia y su apuesta por el producto y la temporada, unido a una filosofía basada en la tradición, pero «con ese toque de restaurante» ha situado este negocio familiar en la cresta de la ola.

Como todo proyecto de éxito tiene en su origen un punto de atrevimiento. Apenas tenía 26 años Félix Belaunzaran cuando se lanzó: «Mis aitas tenían un bajo arrendado a un bar pequeño con una bodega de vinos. Vi que sin hacerlo bien funcionaba y pensé que dándole un nuevo aire con una reforma y con mis conocimientos -había estudiado cocina en Cebanc- podía funcionar». Por tanto, en 1999 «me lancé a abrir el negocio». Empezó con su hermana y ahora es su mujer, Mertxe, quien trabaja a su lado, con lo que Iriarte nunca ha perdido el carácter familiar. El restaurante cayó de pie: «Siempre hemos funcionado bien», cuenta Félix, probablemente, una de las claves esté en que «siempre hemos seguido con la misma filosofía con la que abrimos. Hace diez años volví a la parrilla y quise darle ese toque».

Junto a una cocina mimada y cuidada, en la casa de los Belaunzaran destaca también la atención: «Le damos mucha importancia a la sala, de la que se encarga mi mujer. Para nosotros es fundamental el trato al cliente», defiende Félix. Su mujer y él son parte de «un equipo consolidado de nueve personas» que hace que Iriarte funcione como un reloj y satisfaga al cliente.

Y el cliente es prácticamente imposible que se vaya insatisfecho si apuesta por el cochinillo, el indudable rey de la casa. «Cuando empezamos no teníamos cochinillo, pero nos dimos cuenta de que era el producto que teníamos que remarcar» y hoy en día «es el sello de Iriarte». Pero, ¿Por qué en un restaurante de Berrobi se come uno de los mejores cochinillos del Estado?: «Mi hermano se dedica a la producción y tiene la granja a un kilómetro del restaurante. Es lo que desearían muchos cocineros». Así no es difícil garantizarse el mejor género: «Son pequeños -de cuatro kilos como máximo-, los cuidamos y los seleccionamos mucho».

A partir de ahí, entra la mano de Félix, que recuerda cómo su amigo 'Rober', del Frontón de Tolosa, le decía: «¿Por qué no le das al cochinillo, que tienes ahí el producto? Fui a Segovia y estuve viendo cómo los hacían. Poco a poco hemos ido evolucionando y aprendiendo a hacerlo» para convertir el cochinillo en el gran reclamo de Iriarte.

Pero el restaurante es mucho más que eso: «Ahora que estamos en primavera trabajamos mucho la verdura. La filosofía es producto y temporada. Las marcamos mucho para darle ese toque de restaurante», recalca Félix.

Hilario Arbelaitz conoce de primera mano la propuesta de Iriarte y asegura que «merece la pena ir hasta Berrobi». Recalca que Belaunzaran tiene «un mérito terrible» y que al degustar sus platos «llegan momentos en los que parece que estás en un restaurante de gran excelencia» gracias al «cuidado del producto, la temporada y a los platos típicos de nuestra cocina manteniendo las raíces». Para el propietario de Zuberoa, esta familia «es ejemplo para muchos jóvenes que quieran seguir en este oficio» y resalta «el cochinillo, su plato que sobresale». Confiesa el chef guipuzcoano que «es el mejor que he comido en mi vida».

José María Goikoetxea, 34 20493 Berrobi (Gipuzkoa)

Tel.: 943 68 30 78

Web: www.iriartejatetxea.com