Restaurante Arteaga: entre la buena parrilla y el buen vino
Cocina tradicional y de temporada con una apuesta importante por una buena bodega
Ya era hora de que me sumergiera en nuestra provincia y me fuera más allá de Tolosa, 'frontera' que no he pasado durante los últimos meses, de que saliera de mi zona de confort. Aproveché la tranquilidad de un domingo para coger el coche y acercarme hasta Arrasate, destino del viaje. Buscando posibles restaurantes, al final, me decanté por visitar Arteaga Jatetxea. Hace varios años ya os hablé de este restaurante tras seguir la recomendación de mi padre y decidí que era momento de volver, de conocer cómo había evolucionado y cómo le había sentado el paso de los años.
El lugar es idílico, a las afueras de la localidad, empiezas a subir y te encuentras con un hermoso caserío. Aparcas el coche, te encaminas hacia el caserío y entras en un espacio acogedor, decorado y renovado con gusto, un lugar que ya te transmite que es un restaurante especial. Tras recibirme, me acompañaron a un pequeño comedor que hay al lado del comedor principal y tras acomodarme me dispuse a mirar la carta y el dilema de siempre, entre tantas buenas y apetecibles opciones, ¿Qué es lo que voy a comer?
Ficha
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Dirección Garagartza auzoa 37
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Teléfono 943711881
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- Comedor 1 para 80 comensales / 1 reservado para 15 comensales / 1 vinoteka para 20 comensale. Cierre Lunes
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Precios :
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Menú del día 28€ / carta 60€
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Croquetas caseras 11 euros
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Milhojas de pato, foie y manzana con salsa de oporto 10€
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Pulpo a la plancha con espuma de patata 20 €
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Bacalao al pil-pil con sus kokotxas 19€
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Chuleta de mayor a la brasa 40€-kg
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Tabla de quesos 10€
Vino Maider Larrañaga, que ejerce de maitre y sommelier responsable del Arteaga, junto a su pareja Igor Ezpeleta, que se encarga de gobernar los fogones, y tras elegir los entrantes, dejé en sus manos la elección del pescado a la brasa con el que poner el broche a la parte salada del menú.
Para empezar, que mejor, que unos buenos fritos. Cuando en la carta leí «nuestras croquetas caseras» tuve muy claro que iba a empezar con ellas la comida, porque con ese nombre, malas no podían estar. Pero cual es mi sorpresa que cuando me plantan el plato en la mesa no solo eran croquetas, sino que era un buen surtido de fritos. Tocaba ponerse manos a la obra y descubrir que se escondía tras ese fino rebozado. Un festival, un lujo de plato, unos fritos que hacía tiempo no comía tan buenos, os lo digo sinceramente, disfruté como un enano, bocado a bocado, saboreando cada frito. En el surtido, tres croquetas, de jamón, de bacalao a la vizcaína y de queso, cada cual mejor; una buena gamba gabardina; un frito de huevo maravilloso; y un frito de lengua especial y que me sorprendió muy gratamente. Un plato que os recomiendo probar.
Tras el buen sabor de boca que me dejaron los fritos, un fuera de carta, fue leerme Maider «parmentier de patata con bacalao y trufa» y me lancé a por él sin ningún tipo de duda, por su mezcla de sabores y por dejarme seducir por la trufa, y no me arrepiento de la elección, porque me pareció una delicia de plato, esa mezcla entre la patata, el bacalao y la trufa era una explosión en boca, y si además le sumas un ligero caldo de ave, todo un espectáculo.
Le siguió el milhojas de pato, foie y manzana con una salsa de oporto, un plato que ya llamó mi atención al leerlo en la carta y el cual me gustó mucho, con ese matrimonio entre el pato y la manzana que nunca falla, un plato bordado.
Me faltaba por descubrir con qué pescado me iban a sorprender y mi agradable sorpresa cuándo me presentan un señor besugo a la parrilla que fue un auténtico manjar del cual no deje ni migaja. Un besugo asado a la perfección muestra de la maestría con la que manejan la parrilla en el Arteaga. Un plato que me hizo muy feliz.
Para terminar, aposté por el plato de quesos como postre y fue un placer viajar por el mundo del queso a través de sus propuestas, un plato bien surtido y que es toda una fiesta para nuestros sentidos: saborear el queso Idiazabal natural y ahumado, el Comté, el queso azul de Gomistegi, el Cabrales, el Manchego y la crema de queso, que venían acompañados de nueces y un membrillo casero.
Fue una comida tranquila y en la que disfruté cada plato, cada bocado, gracias a esa cocina tradicional y de temporada que ofrecen Igor y Maider en su casa, en Arteaga Jatetxea. Se trata de una cocina que no tiene misterio, reconocible, sin trampa ni cartón, a la que también aportan su toque, con propuestas más especiales, atractivas. Una cocina donde el producto es uno de sus grandes protagonistas, producto de temporada, siempre hay que tener presente sus propuestas fuera de carta. No nos olvidemos de la parrilla, una de las señas de identidad del Arteaga.
Una mención especial se merece su bodega, su propuesta vinícola, no obstante, Maider es una de las mejores sommeliers de nuestra provincia, muestra de ello es el premio BMW Más Gastronomía al mejor sommelier que recibió el año pasado. Es su pasión, ha estudiado varios cursos para aprender y así ofrecer una experiencia diferente. Cuenta con alrededor de 1.000-1.500 referencias, todo un lujo para todo amante del buen vino. On egin!