

Secciones
Servicios
Destacamos
Domingo, 11 de abril 2021
El hígado es probablemente la casquería más popular o, al menos, la más habitual en mercados y establecimientos hoteleros, aunque su consumo genera muchos recelos en gran parte de la población.
Y aunque predomine el consumo del hígado de ternera, de ternera principalmente, también se come el de otros animales como cerdo, pollo o pato. Todos ellos comparten características nutricionales como un alto aporte de vitamina A y de hierro, lo que lo convierte en un alimento idóneo para las personas que padecen anemia. Sin embargo, también tiene un gran contenido de colesterol y de grasas saturadas, por lo que se debe moderar su consumo.
Hierro: Al igual que el hígado de cerdo, el hígado de ternera es una excelente fuente de hierro.
Vitamina A: También es rico en vitamina A, que desempeña un papel crucial en la visión, el crecimiento celular y la salud inmunológica.
Vitamina B12: Contiene vitamina B12, que es necesaria para la función adecuada del sistema nervioso y la producción de glóbulos rojos.
Zinc: Es una buena fuente de zinc, un mineral esencial para el sistema inmunológico, el crecimiento y el desarrollo.
Hierro: El hígado de cerdo es una excelente fuente de hierro, un mineral esencial para la producción de glóbulos rojos y el transporte de oxígeno en el cuerpo.
Vitamina B12: Es rico en vitamina B12, la cual es importante para la formación de glóbulos rojos, el mantenimiento del sistema nervioso y la síntesis de ADN.
Vitamina A: El hígado de cerdo es una de las mejores fuentes de vitamina A, que es esencial para la visión, el sistema inmunológico y la salud de la piel.
Proteínas: Es una buena fuente de proteínas de alta calidad, que son fundamentales para la construcción y reparación de tejidos.
Hierro: Aunque en menor cantidad que el hígado de cerdo o ternera, el hígado de pollo también proporciona hierro.
Vitamina A: Al igual que los otros hígados, el hígado de pollo es una fuente significativa de vitamina A.
Vitamina B12: Contiene vitamina B12, necesaria para la función adecuada del sistema nervioso y la producción de glóbulos rojos.
Ácido fólico: Es una buena fuente de ácido fólico, una vitamina importante para la salud cardiovascular y el desarrollo fetal durante el embarazo.
Es importante tener en cuenta que, si bien estos alimentos son ricos en nutrientes, también contienen colesterol y pueden acumular toxinas, por lo que se recomienda consumirlos con moderación y como parte de una dieta equilibrada. Además, si tienes alguna condición médica específica o sigues una dieta especial, es recomendable consultar a un profesional de la salud antes de hacer cambios significativos en tu alimentación.
De sabor intenso y textura particular, el hígado puede ser protagonista de un plato de muy diversas maneras. Aunque la forma más conocida de comerlo sea encebollado, te presentamos otras muchas maneras de cocinar este alimento.
Hígado en salsa: Es una de las mejores formas de cocinarlo para evitar enmascarar el verdadero sabor del hígado. Se comienza marcando los filetes de hígado en una sartén y una vez retiradas las piezas, se rehoga ajo, perejil y sal. Después, se añade vinagre, se lleva a ebullición y se incorpora agua. Cuando haya vuelto a hervir, añadir los filetes y dejar reducir la salsa. La única advertencia a tener en cuenta es no pasarnos con el tiempo de cocinado, ya que si no se secará el hígado, perdiendo su peculiar textura. También se puede optar por hacerlo en salsa de tomate, para lo que es fundamental utilizar una base de tomate casera. Esta salsa se incorporará al hígado sofrito en ajo, junto a una hoja de laurel.
En paté: Una preparación que gusta a (casi) todo el mundo y que es realmente fácil de preparar en casa. Se parte de una buena limpieza del hígado, que se añadirá en trocitos a una sartén con chalota pochada. Una vez cocinados ligeramente, pasar la mezcla por la batidora, añadiendo mantequilla a temperatura ambiente, brandy, nata, sal y pimienta negra. Continuar mezclando hasta que el paté se homogeneice y tenga una textura cremosa. Solo quedará refrigerarlo durante mínimo dos horas.
En pudin de chocolate: Sí, como lo has oído. El hígado casa perfectamente con los sabores dulces y puede comerse también de postre. Esta elaboración parte de un chocolate y mantequilla fundidos al baño maría, a lo que se añade el hígado, miga untada en leche, ralladura de naranja, huevos batidos y azúcar. Cuando esté todo bien mezclado, ponerlo dentro de un recipiente bañado en caramelo y meterlo al baño maría en el horno precalentado a 140 grados durante media hora.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.