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Patrick Alfaya reconoce que el espectáculo infantil 'Itxasotik eskolara' con el Coro Easo le ha emocionado. SARA SANTOS

Patrick Alfaya (Director de la Quincena Musical): «La asignatura pendiente es crecer en Francia y atraer al público francés»

El director de la Quincena apuesta por la producción propia y las relaciones entre entidades locales e intérpretes y orquestas internacionales

JAIONE ALONSO

SAN SEBASTIÁN.

Domingo, 2 de septiembre 2018, 09:18

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La WDR Sinfonieorchester de Colonia y el Orfeón Donostiarra pusieron ayer punto final a la 79 edición de la Quincena. Tras lograr seis llenos absolutos y un 91% de ocupación en el Kursaal, el director del festival, Patrick Alfaya, trabaja ya en el perfil de la 80 edición y su deseo de «crecer en Francia», no sin antes valorar positivamente la respuesta del público y la calidad de los conciertos de este último mes, donde se ha visto una apuesta por la producción propia y por las relaciones internacionales que derivan en nuevos proyectos.

- ¿Qué sensación le ha dejado esta edición?

- La mayoría de los festivales son más monolíticos, pero Quincena tiene tantos ciclos tan diferentes, que es difícil seguir los 93 conciertos que ha habido. Yo habré estado en la mitad y mi visión es que esta edición ha ido muy bien. En la mayoría de los ciclos ha habido muy buenos conciertos. Lo que al final me importa es la opinión del público. Y este ha respondido muy bien.

- Seis llenos absolutos en el Kursaal y dos en el Teatro Victoria Eugenia.

- El público es el juez que al final determina si el festival le satisface o no. Ellos son los que pueden hacer la mejor valoración. El Kursaal se llenó dos veces con La Fura del Baus y su interpretación de 'La Creación' de Haydn; otro lleno absoluto con la Rotterdams Philarmonisch Orkest e igual con la Budapest Festival Orchestra; y también hubo aforo completo con el estreno de 'Amoria'. Y en el Victoria Eugenia, no hubo una butaca libre ni en 'Diálogos célticos', de Jordi Savall y Carlos Núñez, ni con la Compañía de Danza Hervé Koubi.

- No solo se agotaron las entradas en estos dos grandes escenarios...

- También en todas las actuaciones de San Telmo y en el Ciclo de Órgano, este último más comprensible porque es gratuito. Aquí la gente está un rato y se va, es una de las cosas que a mí me pone más nervioso. Por ejemplo, en la iglesia de San Vicente de San Sebastián hubo follón en la puerta. El aforo estaba completo pero la gente quería entrar a ver al organista Bouvard. En el momento que salían dos personas, querían entrar ocho. Y se pusieron a gritar. Fue muy molesto.

-¿Por dónde pasa el futuro de la Quincena?

-Por producir, producir y producir. Eso sería lo ideal. Si conseguimos unir a gente de aquí con gente de fuera, y lo que se hace aquí pueda salir fuera, genial. En España ha habido un problema, parecía que colaborar con otros era herejía y que había que buscar la exclusividad. Un festival tiene que aportar cosas que solamente haga ese festival pero si es posible colaborar con uno en Cádiz o Londres, ¡qué importa! También desde que llegué a la dirección, la asignatura pendiente es crecer en Francia e ir atrayendo a un público francés. De aquí a Burdeos no hay una ciudad, con todos los respetos hacia Bayona, Biarritz y San Juan de Luz. No son grandes núcleos. Sabemos que en Francia hay otra cultura, y la música tiene mucho poder.

«El Teatro Real de Madrid recibe más dinero que el de todas las comunidades juntas»

«Hay que ser fiel al público de la Quincena pero también hay que arriesgar poco a poco»

«El futuro de la Quincena pasa por la producción propia y la colaboración con otros festivales»

- Volvamos a esta edición. La asistencia es una manera de valorar un festival. ¿Qué otros 'inputs' ha recibido ?

- San Sebastián no es Nueva York, aquí todo el mundo te hace la crítica en cualquier lugar. Sabemos que esta Quincena ha ido muy bien por la taquilla, pero estamos pendientes también de las valoraciones que hace el público en las redes sociales. Y luego no hay que olvidarse de la reacción del público al final de un concierto. Suele ser muy significativo. Y en esta edición ha habido varios apoteósicos.

- Comentó antes de la Quincena que se preveía que la recaudación por venta de entradas fuera de 800.000 euros. Pero se han alcanzado los 975.000 euros...

- La cifra es igual que la del año pasado, pero en 2017 hubo 13 conciertos en el Kursaal y este año 12, y ese uno puede suponer entre 30.000 y 40.000 euros. No estamos por encima pero porcentualmente sí -este año hemos hecho uno menos- o igual. Pensar que vamos a facturar 800.000 y llegar a 975.000 es una buena noticia.

- ¿El hito más importante de esta edición?

- La producción infantil que hemos hecho con los niños del Coro Easo en el Victoria Eugenia: 'Itxasotik eskolara'. Lo digo de verdad y de corazón. Dentro de la Quincena, es una de las actuaciones con la que nos sentimos más orgullosos, con diferencia. La idea de juntar a los niños de la escolanía con los residentes de Emaús fue una experiencia genial. El resultado de la escenografía y el vestuario fue brillante.

- Los temores o miedos que tenía antes de la Quincena respecto a algunas propuestas más innovadoras, pasado ya el festival, ¿en qué se han convertido?

- En satisfacción y orgullo. Inauguramos el festival con una propuesta no convencional ('La Creación' de La Fura dels Baus) pero es que se llenaron las dos actuaciones. Y lo más importante: conseguimos que viniese otro público. Quincena tiene que ser fiel a su público sin duda alguna, pero también tiene que arriesgar y hacer otras cosas.

- ¿Algo que haya escuchado en esta Quincena y no le haya gustado?

- Lo peor que he tenido que oir fue respecto a La Fura. Una persona, que es lícito, me soltó: «Mira, la música de 'La Creación' de Haydn es tan bonita que si no me gusta lo que hace La Fura, cierro los ojos y punto, con lo cual me lo voy a pasar bien».

- ¿Y los cerró?

- Luego no lo vi (risas).

- ¿Algún conservador? ¿Es así el público?

- Sí y no, es un público conservador. Hay de todo. Por ejemplo, ayer me encontré con un amigo de la adolescencia y me contaba que su padre, que tiene cerca de 80 años, abonado de la Quincena, tiene una visión desde mi punto de vista un tanto conservadora. El día de La Fura entró medio horrorizado y salió encantado. Y con la ópera 'La italiana en Argel' le paso lo mismo. Es un señor de estos clásicos de San Sebastián al que le gustan sus conciertos clásicos.

- Como a muchos...

-Efectivamente, es un público que lo que principalmente le gusta es la música sinfónica, quiere como todos los públicos, incluido yo mismo, los grandes éxitos, 'Requiems' de Verdi, 'Requiems' de Mozart, 'Quintas' de Chaikovski... Y esto hay que seguir haciéndolo pero también nos estamos encontrando con un público al que le apetece ver otras cosas.

- ¿Como el estreno de 'Amoria', con las hermanas Labèque e intérpretes vascos?

- Tuve que escuchar de todo. Sí, 'Amoria' fue también otro de los riesgos, por poco convencional. Todo el mundo me decía que lo llevara al Victoria Eugenia en vez de al Kursaal, que no se iba a llenar, que era un espectáculo demasiado heterogéneo, que no lo iba a entender ni la gente de la parte más folk ni del lado más clásico y que el público iba a estar perdido de principio a fin. Pues las 1.806 butacas del Kursaal se llenaron. Y gustó muchísimo.

- El Coro Easo también participó en 'Amoria'. En esta edición ha tenido un gran protagonismo.

- El famosísimo director de orquesta John Eliot Gardiner hizo hace dos años en Quincena 'La Pasión según San Mateo' e incluyó a los niños de Easo. Y se quedó tan impresionado que les dijo a las hermanas Labèque que era el mejor coro infantil con el que había trabajado nunca. Y ahora estas me han propuesto hacer con Easo 'La Petite messe solennelle' de Rossini. Nuestra valoración respecto a esta escolanía es de diez. Están dando unos resultados muy buenos, sobre todo, por el trabajo de Gorka Miranda.

- Un festival como Quincena tiene que estar lleno de momentos vibrantes. ¿Cuáles destacaría?

- Un concierto emotivo fue el de la Rotterdams Philhamonisch Orkest. Yannick Nézet-Séguin se despedía como director de esta orquesta y ésta además celebraba su centenario. Y los niños le cantaron el cumpleaños feliz a la orquesta. También estuvo muy bien la NDR Phiharmonie de Hamburgo, que cantó el 'Agur jaunak'. Uno de los músicos de la orquesta es vasco y había hecho un arreglo de esta obra para la orquesta. De repente, cuando sonó el 'Agur jaunak', se levantó todo el público y comenzó a aplaudir a morir.

- ¿Cómo ha funcionado el Auditorio de Musikene?

- Ahí se ha hecho una de las actuaciones del Ciclo de Contemporánea. Cuesta acercarse hasta Musikene. Allí el aforo es de 400 o 450 espectadores, y cuando llegas ahí y ves que somos 80 personas y hay muchas butacas vacías es un poco desolador. Es un buen escenario que hay que darle utilidad, se ha hecho un gran inversión por parte del dinero público, pero...

- De 14 actuaciones dentro de la Quincena Infantil, ocho han sido llenos absolutos. Y el resto, lo han rozado. ¿El futuro está asegurado?

- Los niños han respondido magistralmente bien. Hace dos años me planteé que había que crecer en esto, porque es nuestro deber, somos una sociedad anónima pero también una institución pública. Esta es una sociedad donde ciertas expresiones culturales cada vez van quedando más arrinconadas y la música clásica es una de ellas. Tenemos que hacer lo posible, no machacar, pero que al menos los niños digan 'esto me suena'. No van a ir a un concierto con 12 años ni con 17 pero que les suene y que sepa que existen.

- ¿Hay alguna disciplina que le gustaría tener y se le resista?

- Me hubiera gustado hacer más ballet y danza. Los dos espectáculos de danza se han llenado: tanto el de 'Adio', de Kukai, como la Compañía de Hervé Koubi. También, aunque los conciertos de órgano se hacen bien, no estaría nada mal mezclarlos con nuevas tecnologías.

- ¿Está entrando en el terreno de 'lo que le gustaría'?

- Es que yo ya estoy pensando en 2019. ¡Me gustarían tantas cosas! Poder invertir más en música contemporánea y hacer algunos conciertos de un formato más grande. Me gustaría meterme en el repertorio sinfónico, que tuviéramos mayor capacidad de producción.

- ¿Quincena se puede permitir todo esto?

- Somos el festival con mayor autofinanciación con diferencia de Euskadi y en España somos el festival de música clásica con mayor autofinanciación y en Europa, uno de los mayores. En Francia, festivales de más de 20 millones de euros, hay unos cuantos. En España, ninguno.

- Su presupuesto es de 2,3 millones de euros. Para producir, para traer estrenos, para innovar...

- El Gobierno ha hecho una política de retirarse de todas las comunidades y centrarse en Madrid. Lo que gasta en el Teatro Real es más dinero del que gasta en todas las comunidades. Es un disparate.

- Parece que hay visos de que las instituciones vascas aumenten su aportación...

-Llegaron a poner 550.000 euros durante años. Pero han decidido que el año que viene van aumentar el presupuesto. Este año hemos avanzado en este camino. Pero no podemos hacer mucho más porque estamos con el agua al cuello.

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