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Respeto reverencial al campeón
Ion Izagirre hace valer la autoridad que da el dorsal 1 y gana en Hondarribia otra etapa llena de matices, como la de Aranburu en Sestao
Si la de Alex Aranburu fue la victoria de la modernidad, la de Ion Izagirre en la cuarta etapa de la Itzulia que concluía ... en Hondarribia ha sido la de los valores clásicos del ciclismo. Las viejas leyes no escritas del deporte están ahí por algo. Por ejemplo, el respeto que se debe al campeón, que es reverencial. Si alguien corre con el dorsal 1 es por algo, porque es el ganador en ejercicio. Y eso importa.
Ese intangible ha marcado la diferencia y dado la victoria a Izagirre (Astana) en Hondarribia. No es un hombre rápido el ormaiztegiarra, pero investido de autoridad ha lanzado el sprint y superado sobre la línea a un buen rematador como Pello Bilbao (Bahrain). La victoria de Izagirre parecía clara, pero era tan improbable que ganase un sprint que el gernikarra ha celebrado el triunfo y el ormaiztegiarra le ha felicitado. Solo unos minutos más tarde, con la repetición de la cámara de meta, se ha comprobado que, en efecto, el dorsal 1 de la Itzulia había sido el primero en llegar a la meta.
Izagirre llegó a la Vuelta al País Vasco después de ser tercero en la París-Niza y de afinar su preparación en la altitud del Teide. Finísimo. Después de hacer un trabajo meticuloso, de artesano. En el momento perfecto para defender su victoria de 2019 frente a los dos mejores corredores del vueltas del mundo, Tadej Pogacar (UAE) y Primoz Roglic (Jumbo). Así, bordeando la perfección, se presentó Izagirre en la salida del Bilbao.
Y se pegó un batacazo. En una crono que era ideal para sus características, cedió más de un minuto. Adiós a la Itzulia, adiós al sueño, adiós. Pero la cabeza de los campeones funciona de una manera diferente y, lejos de lamentarse, se ponen en marcha para encontrar nuevos desafíos. De forma inmediata. Ser campeón es un acto creativo. Cuatro días después de la decepción de Bilbao, Ion Izagirre no solo ha encontrado la forma de ser protagonista, sino que ha dado con la tecla para ganar, en una situación no especialmente favorable para sus intereses. Pero la ambición y el peso específico del dorsal 1 le han abierto paso hasta la meta y, no solo eso, le han proporcionado un recurso estilístico de lujo para imponerse: el golpe de riñón sobre la misma línea fue de sprinter holandés.
Nunca se puede dar por muerto a un campeón. Eso ha sido así desde el principio de los tiempos y este jueves ha vuelto a funcionar. Izagirre ya había estado brillante en la victoria de Aranburu, desplegando junto a Omar Fraile una labor de equipo que aseguró la tranquilidad al ezkiotarra en su cabalgada. No estuvo mal en Ermualde y en esta ocasión ha ganado Es su primer triunfo de la temporada.
Dos victorias guipuzcoanas en cuatro etapas de la Itzulia. De por sí, algo extraordinario. Más aún si los otros dos triunfos los han logrado Roglic y Pogacar. No hay nivel más alto. Las dos mejores etapas de esta Itzulia han sido las que han ganado los hombres del Astana.
Ciclismo inteligente
Las etapas de Sestao y la de Hondarribia han sido excelentes. Y en ambas ha brillado el Astana, que ha demostrado que el ciclismo no consiste solo en ver quién es el más fuerte. La estratagia, la táctica, los conocimientos, la sangre fría, en definitiva, la inteligencia juegan un papel muy importante.
Cuando la carrera se complica y deja de ser lineal, aparevce las oportunidades de desplegar un ciclismo más rico. Y el Astana está dando una lección. En La Arboleda Aranburu escogió el momento exacto y este jueves Izagirre tuvo la misma finura de juicio. Tras lo más duro de Erlaitz, que ha coronado con los mejores, ha detectado el movimiento ganador. Ha interpretado que el líder, Primoz Roglic (Jumbo), dejaría ir a Brandon McNulty (UAE) para evitarse una sinfonía de ataques incontrolable. Con su mentalidad pragmática, el esloveno ha prefirido ceder el maillot amarillo a un ciclista que dejar abiertas grietas por todas partes, en un grupo lleno de francotiradores.
Así que el grupo con el americano, Izagirre, Bilbao, Buchmann (Bora), Chaves (BikeExchange) y Vingegaard (Jumbo) iba a hacer camino. Ha sido el grupo perfecto, porque todos estaban convencidos de que tenían opciones de ganar, así que han colaborado todos. Salvo Vingegaard, claro, que llevaba al líder detrás. Que el Jumbo no parase al danés ha dejado claro que no iba a trabajar para anular la fuga, aunque eso significara la pérdida del liderato. Arrate decidirá el sábado si se ha tratado de una jugada de ajedrez magistral para cargar el peso de la carrera al UAE o, por el contrario, un error más para alimentar cierta fama de no ser un equipo especialmente clarividente con las situaciones tácticas.
Las claves de la cuarta etapa de la Itzulia
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Fotaleza: tras la decepción de la crono inicial, la reacción del ormaiztegiarra ha sido extraordinaria
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UAE: McNulty se mete en el corte de cabeza y arrebata el liderato a Roglic a falta de dos etapas para el final
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Estrategias: Arrate decidirá el sábado si dejar el maillor amarillo fue una jugada maestra o un error táctico del Jumbo
Un palmarés contundente
Hay tres ciclistas guipuzcoanos en el World Tour, los tres en el equipo Astana. Dos están en esta Itzulia, Ion Izagirre y Alex Aranburu, y los dos han ganado. El otro es Gorka Izagirre, que no participa, cemtrado en otros objetivos. Antes de la Vuelta al País Vasco, el Astana no había estrenado su casillero de victorias este año.
Ion Izagirre cuenta con un palmarés que impone. Profesional desde 2010, tiene 31 años y suma 14 victorias. Pero qué victorias. Ha ganado etapas en Giro (2012), Tour (2016) y Vuelta (2020). Tiene tres triunfos en clasificaciones generales: Vuelta a Polonia 2015, Itzulia y Comunitat Valenciana 2019. Y ha ganado etapas en carreras de la importancia de París-Niza, Romandía y Suiza, además de la de Hondarribia en la Vuelta al País Vasco. Los campeonatos de España en ruta y contrarreloj, la clásica de Estella y una etapa de Asturias completan un historial de lujo.
Si algo caracteriza la carrera de Ion Izagirre es que evita las carreteras secundarias. Prácticamente, solo disputa carreras del World Tour, lo que complica mucho las cosas pero, al mismo tiempo, carga de valor los éxitos como el de la Itzulia. En una Vuelta al Bidasoa ya había estado cerca de ganar en Hondarribia, no en la meta de este jueves sino en la calle mayor, donde su hermano Gorka sí había levantado los brazos dos campañas antes en su segundo año sub-23.
El ciclismo vasco esta de enhorabuena, porque no solo ha ganado Izagirre sino que se ha disputado el triunfo con Pello Bilbao, y Mikel Landa (Bahrain) ha sido uno de los protagonistas de la subida a Erlaitz. Esa pujanza debe ser el punto de apoyo para que la historia continúe.
Que hayan ganado Aranburu y Ion Izagirre encierra un simbolismo fuerte, ya que el ezkiotarra es la primera figura que surge de la cantera vasca en la etapa posterior al gran Euskaltel. Es algo nuevo, sin que lo clásico, la victoria de Izagirre sobre Bilbao -excompañeros en el equipo naranja-, haya dicho aún su última palabra. Ni mucho menos. Nunca se puede dudar de un campeón.
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