«El Alvia no pudo ni frenar, se detuvo cuando pudo y supimos lo del accidente»
Según testigos, el chico «iba hablando con otro» que salvó la vida «por un pelo» y lo «único» que acertaba a pronunciar al llegar a Anoeta era «es Salah, es Salah»
Sobre las once de la mañana, un técnico de Adif fotografiaba este jueves las inmediaciones del paso entre andenes donde la víspera el tren ... Alvia procedente de Barcelona segó la vida de un joven de 18 años. La Ertzaintza mantiene abierta la investigación del accidente, que tuvo lugar cuando el chico cruzaba el paso entre andenes. «Iba hablando con otro, que se salvó por un pelo. Cuando llegó al pueblo, estaba pálido y lo único que llegaba a decir era que '¡es Salah, es Salah!», explicaba este jueves al mediodía un joven anoetarra.
El suceso tuvo lugar sobre las 20.50 horas. Sobre esa hora, el chico se bajó del vagón de Cercanías de Renfe que había cogido en Andoain, y en cuanto el tren reemprendió la marcha hacia Tolosa, pasó sin poder ver que por la otra vía y en sentido contrario venía el Alvia, que lo golpeó y lo lanzó contra la valla.
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«El Alvia no pudo ni frenar, al menos no notamos nada», aseguraba este jueves un vecino de Donostia que había cogido el tren de las 15.30 horas en Barcelona. «Era ya de noche. La última parada había sido en Zumarraga y notamos que el tren frenaba de manera progresiva. Supongo que paró cuando pudo. Estaba oscuro y a un lado veíamos Irura pero ya no Anoeta, así que calculo que unos 400 metros. Al detenernos, nos dijeron por megafonía lo del accidente. Al cabo de un rato fuimos hasta Villabona para hacer el atestado y hacerle un control de drogas al maquinista, y los viajeros cogimos un Cercanías hasta Donostia. Llegamos con hora y pico de retraso».
Mientras esto sucedía dentro del Alvia, el drama se vivía en Anoeta, donde un joven contaba este jueves que «estábamos en la terraza del bar Buztiña», desde donde se ve el apeadero. «Oímos un golpe, pero no vimos nada. Al rato vino un chico de 15-16 años gritando 'es Salah, es Salah'. No entendíamos nada, y fuimos hacia allí. La Ertzaintza llegó enseguida y pensamos que habría habido algún malentendido con Salah. Ojalá hubiera sido eso».
No tardaron en ver una de sus zapatillas en el andén. «No quisimos ver más», afirma, y reprocha que «había gente en los balcones sacando fotos. Qué ganas». Un veinteañero de Irura dice que «un hombre que estaba esperando el tren nos dijo que lo vio todo, que Salah iba detrás del otro chico e iban hablando, así que no podía llevar auriculares. El otro se salvó por un pelo. Le debieron de gritar a Salah 'corre, corre', pero no llegó a librar el tren por poco, porque tras el golpe salió despedido para fuera, lo frenó la valla». «Vivimos junto a las vías en esa casa y mi hijo oyó el golpe desde la ducha», aseguró Ana.
Salah se dirigía al bar Buztiña, donde los amigos tenían previsto ver el partido de fútbol entre el Barça y el Inter. «A otros dos amigos les dijo que cogía el tren para reunirse con ellos. Los otros venían de Tolosa, pero con el accidente se pararon los trenes. Les avisamos de lo que había pasado, y vinieron corriendo desde Tolosa. Es muy triste».
Entierro
Tras ser avisada, la madre del chico llegó al andén, acompañada por una amiga, que recuerda que «quería que le dejaran ver el cuerpo, pero no pudo hacerlo. Esta mañana (este jueves) le han dicho que podrá hacerlo mañana (hoy). La familia está destrozada, era el hijo mayor». Según cuenta, «tienen la intención de enterrarlo en un cementerio musulmán en Zaragoza. Repatriarlo a Marruecos son unos 10.000 euros que no tienen y con los niños y la salud del padre, prefieren no viajar tanto».
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