El vizcaíno diagnosticado de rabia se contagió cuando estaba de vacaciones en Marruecos
l paciente, que sufrió la mordedura de un gato en un brazo, permanece en la unidad de cuidados intensivos de Cruces, a donde fue derivado desde San Eloy
m. vallejo e I. errazti
Domingo, 8 de diciembre 2019, 08:55
El hombre diagnosticado de rabia tras morderle un gato el pasado agosto permanece ingresado en la unidad de cuidados intensivos del hospital de Cruces, atendido ... por especialistas de este servicio y del área de Infecciosos. Las primeras informaciones recabadas por este periódico en fuentes hospitalarias indican que el paciente, de nacionalidad marroquí, sufrió el mordisco del animal en un brazo cuando se encontraba de viaje en su país.
El enfermo ingresó a principios de esta semana en el hospital San Eloy de Barakaldo, donde los médicos le sometieron a diversas pruebas. Finalmente, concluyeron que se había contagiado de esta grave dolencia vírica. Al parecer, el hombre presentaba una herida en el brazo con signos de necrosis, lo que podía indicar que cuando sufrió la mordedura no le limpiaron bien la zona de la lesión. Durante su estancia en planta en el centro baracaldés, donde estuvo acompañado por su mujer y su hijo, comentó que le había mordido un gato durante sus vacaciones en Marruecos. Y, aunque en un primer momento su estado no parecía grave, empeoró y tuvo que ser trasladado a cuidados intensivos. De allí, fue derivado al hospital de Cruces, donde ingresó el pasado jueves directamente en la UCI. Mientras, las estancias en las que había permanecido el paciente durante su estancia en San Eloy fueron desinfectadas, como marcan los protocolos.
«El virus se extiende de forma muy lenta, por lo que no resulta extraño que hayan pasado varios meses hasta que ha sufrido los síntomas», indicaron las mismas fuentes. En cuanto los especialistas comprobaron que podía tratarse de un caso de 'rabia importada' -como denominan a la patología cuando el contagio se produce fuera de las fronteras-, se inició la búsqueda de familiares para que se les administraran fármacos de forma preventiva.
El Departamento vasco de Salud informó el viernes de la existencia de un paciente en Cruces sospechoso de sufrir rabia -el primero en 30 años en Euskadi-, aunque matizó que no se podrá declarar de forma oficial hasta que el Centro Nacional de Microbiología confirme la próxima semana la presencia del virus en las muestras tomadas al enfermo. Sin embargo, las pruebas realizadas en el hospital vizcaíno de referencia apuntan casi con total seguridad al diagnóstico de esta dolencia, mortal para la práctica totalidad de los afectados si no se administran de inmediato la vacuna y un tratamiento tras el contagio.
Este caso tiene una gran similitud con el ocurrido en 2014 en Madrid. En aquella ocasión, una mujer marroquí falleció en un hospital después de recibir la dentellada de un perro rabioso. La víctima, que residía en España, se infectó seis meses antes de morir cuando en un viaje a su país un can la atacó en un pie, causándole una herida que parecía leve.
Las claves
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Pronóstico. El paciente, que presentaba una herida necrosada en un brazo, empeoró en pocos días.
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Antecedentes. Otra mujer murió en Madrid en 2014 tras morderle un perro en el país africano meses antes.
Controles sanitarios
En España la rabia se erradicó en 1978, pero el Gobierno central ha alertado en varias ocasiones de que en Marruecos es una enfermedad endémica, por lo que es necesario reforzar los controles a los animales de compañía que lleguen de este país del norte de África. En 2013 saltó la alarma por un pitbull rabioso que mordió en Toledo a cuatro niños y a un adulto. El animal había estado en Marruecos con sus dueños, que al regresar a España se saltaron los controles sanitarios. Los afectados recibieron tratamiento y no desarrollaron la patología.
La rabia es una enfermedad vírica que se transmite de animales infectados a personas a través de mordeduras y arañazos que provoquen heridas, y ataca al sistema nervioso central. Es muy raro el contagio entre humanos y el período de incubación puede ser de hasta un año, aunque lo habitual es que sea de uno a dos meses.
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