La planta que es excelente para el cerebro y reduce el estrés y la fatiga persistente

La fatiga crónica va más allá de una simple sensación de cansancio. Es un agotamiento persistente que no se alivia ni siquiera después de descansar toda la noche. Los afectados suelen experimentar dificultades para concentrarse, dolores musculares, irritabilidad y una sensación de estar arrastrando los pies, síntomas que pueden mermar considerablemente la calidad de vida. Según Loïc Ternisien, herbolario y naturópata, las causas de esta afección son diversas y pueden incluir estrés, desequilibrios hormonales, deficiencias nutricionales o un sistema inmunitario debilitado.

El diagnóstico suele realizarse a través de un análisis de sangre completo, en el que es útil medir los niveles de hierro, omega 3, magnesio y yodo. Sin embargo, existen pasos sencillos que se pueden adoptar en la vida diaria para combatir la fatiga, como gestionar el estrés, equilibrar la dieta, practicar la meditación y mejorar la calidad del sueño. Además, algunas plantas adaptógenas, aquellas que ayudan al cuerpo a enfrentar el estrés y a mantener su equilibrio interno, pueden ofrecer una solución natural y efectiva contra la fatiga persistente.

Uno de los remedios más conocidos es el Panax ginseng o ginseng asiático, utilizado en la medicina tradicional asiática durante más de 2.000 años. Esta raíz es famosa por sus propiedades tonificantes. Ternisien explica que, especialmente en personas mayores activas, el ginseng ayuda a regular los niveles de energía, mejora las funciones cognitivas, fortalece el sistema inmunológico y facilita una mejor oxigenación celular, contribuyendo a una sensación duradera de vitalidad. El ginseng se puede consumir en polvo (de 1 a 9 gramos diarios) o en tintura madre (entre 10 y 75 gotas al día), con una dosis recomendada de una vez al día por la mañana durante un período de aproximadamente seis semanas.

A pesar de sus beneficios, se deben tener en cuenta algunas precauciones. El ginseng puede interactuar con medicamentos como anticoagulantes, antidiabéticos, antidepresivos, así como con tratamientos para la hipertensión y la hipotensión. Además, no es aconsejable durante el embarazo, ni se debe combinar con café o té. Por ello, es fundamental consultar a un farmacéutico especializado en herbolaria o a un naturópata antes de iniciar cualquier tratamiento.

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