El grito social halla la respuesta definitiva

Han pasado casi tres años desde que los cinco jóvenes sevillanos violaron en grupo a una joven madrileña la madrugada del chupinazo que da inicio a las fiestas de San Fermín en Pamplona. Lo que en un principio fue una muestra de repulsa ante tal suceso se convirtió en una masa imparable después de que la Audiencia Provincial de Navarra solo condenara por abuso sexual a los cinco acusados en abril del pasado año y los pusiera en libertad dos meses después hasta que la sentencia fuera firme. Hombres y mujeres salieron a la calle para denunciar lo que consideraban una injusticia y para hacer temblar los cimientos del poder judicial y político, reclamando acción y cambios a todos los agentes competentes. Un año después, la sentencia del Supremo atiende el grito social y responde de forma afirmativa. Fue violación. Ahora la sociedad espera que siempre lo sea. El caso ha dejado varios hitos que han supuesto un antes y después para nuestra sociedad.

Salto a la primera línea mediática. La violación de la joven madrileña se produjo la madrugada del 7 de julio de 2016. José Ángel Prenda, Antonio Manuel Guerrero, Jesús Escudero, Ángel Pozas y Alfonso Jesús Cabezuelo, según ha concluido el Tribunal Supremo, sometieron a la víctima a «diez agresiones sexuales con penetraciones bucales, vaginales y anales», una situación que la joven no pudo evitar al estar «sometida» por «cinco varones adultos y de fuerte complexión física» de entre 24 y 27 años. La noticia saltó a los medios en pleno día de San Fermín y se avanzó la detención y encarcelamiento de forma provisional de los cinco jóvenes sevillanos. Los medios trataron el caso como una agresión sexual más en una interminable lista que suele engordar en fiestas abarrotadas de asistentes como las de Pamplona. Sin embargo, días después todo cambió.

Rápidamente se hicieron virales las fotos de los cinco acusados por las calles de Pamplona y salió a la luz que uno de ellos era Guardia Civil y otro militar. Pero la muesca que hizo que el caso pasara a otro estadio fue el hecho de que los cinco colegas tuvieran junto a otros amigos un grupo de 'Whatsapp' bajo en el nombre de 'La Manada' el que alardeaban de sus fechorías. Los jóvenes explicaron con detalle en ese grupo formado por once personas lo sucedido la madrugada del 7 de julio. Prenda escribió: «Follándonos a una entre los cinco./ Jajaja./ Todo lo que cuente es poco./ Puta pasada de viaje». Poco después de esos mensajes los andaluces son detenidos y en el grupo se preguntan: «¿No serán ellos?».

Los mensajes en poder de la Policía corrieron como la pólvora y llenaron páginas y páginas en los periódicos y horas de televisión y radio. Poco más tarde también se conoció que uno de ellos había grabado un vídeo de la violación, inferior al minuto de duración, con el consentimiento del resto de 'La Manada'. El conocimiento de estos detalles provocó que la repulsa social hacia los acusados fuera manifiesta, aunque más allá de la condena por los hechos no se registraban excesivos pronunciamientos.

Del #MeToo al 'Yo te creo'. La justicia rechaza ya en 2017 poner en libertad en dos ocasiones a los cinco acusados por «riesgo de fuga y reiteración delictiva». Además, aparece el vídeo de otra supuesta agresión de los jóvenes en Pozoblanco de mayo de 2016. El 13 de noviembre arranca el juicio en la Audiencia de Navarra. La Fiscalía exige para cada uno de los acusados 22 años de prisión y las peticiones ejercidas por el Ayuntamiento de Pamplona y el Gobierno de Navarra las elevan a 26 años por cinco delitos continuados de agresión sexual, otro contra la intimidad y un tercero por robo con intimidación.

Durante el juicio se proyectan varios clips más de la violación grabados por los propios acusados, mientras que la defensa sostiene que la víctima consintió la relación y apunta como argumento que sigue haciendo vida normal. Eso provoca una revictimización de la joven madrileña y enciende el movimiento 'Yo te creo'. Primero se hace viral en las redes con vídeos de apoyo a la víctima y posteriormente cientos de personas muestran en las calles ese respaldo proyectando el mensaje. La expresión fue también una continuación del movimiento global #MeToo, que surgió en las redes en Estados Unidos en octubre de ese 2017 para denunciar la agresión sexual y el acoso, a raíz de las acusaciones de abuso contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein. Las calles mostraban su apoyo decidido a la joven que en su declaración en el juicio el 8 de diciembre confesó que cuando sucedieron los hechos estaba en «shock. Quería que todo pasara rápido y cerré los ojos para no enterarme de nada».

La (in)Justicia que llena las calles. La indignación total de la sociedad y de las propias instituciones terminó de eclosionar el 26 de abril de 2018. Ese día, la Audiencia Provincial de Navarra hace público su fallo y condena solo por abuso sexual continuado a los acusados. Es decir, a nueve años de prisión, al no apreciar «intimidación» en el comportamiento de los imputados. Los jueces no observan agresión, por tanto libran del delito de violación a los andaluces. La resolución moviliza a la sociedad, que guiada por el movimiento feminista llena las calles de todo el Estado y de decenas de municipios de Gipuzkoa.

Pero si hay una cuestión añadida que despierta el rechazo social es el voto particular del magistrado Ricardo Javier González, que absuelve a los cinco acusados de los delitos contra la libertad sexual y señala que todos ellos creyeron «en todo momento» que la joven «estaba conforme con los actos sexuales que entre ellos mantuvieron». Esa apreciación abre en canal el debate sobre la necesidad de un consentimiento expreso por ambas partes para mantener relaciones sexuales y la necesidad o no de expresar una negación explícita en caso de rechazar esa propuesta y cómo se demuestra eso ante la justicia en caso de abuso. Toma fuerza un nuevo mensaje, el 'No es no', que desborda las calles. El mensaje predomina también en las manifestaciones del 8M.

Mayor rechazo y presión para cambiar el Código Penal. El mensaje 'No es no' evoluciona rápidamente en un claro 'solo el sí es sí' y a la espera de que las partes recurran ante el Tribunal Supremo la sentencia contra 'La Manada', el movimiento feminista vuelca sus reclamaciones en que el Ejecutivo impulse una reforma del Código Penal para tipificar los delitos sexuales a la realidad social. El Código establece que un acto contra la libertad o la indemnidad sexual de otra persona sin su consentimiento es un abuso sexual, y que solo si hay violencia o intimidación el delito será de agresión sexual. Una definición que no está acorde al clamor social.

El debate abierto coincide con la puesta en libertad provisional de los miembros de 'La Manada', que salen de prisión el 21 de junio de 2018, justo 365 días antes de que el Supremo fallara que los hechos constituyen un delito de violación y son condenados a 15 años de prisión.

En diciembre del pasado año los expertos presentaron un informe que proponía un cambio terminológico de calado: eliminar el tipo de abusos sexuales, de modo que todo ataque sexual sea considerado una agresión. La violación sería una agresión con penetración. Después del fallo de ayer, solo queda esperar a que tome cuerpo esta reforma.

6 de julio. Empieza la fiesta de los sanfermines en Pamplona. Los cinco hombres de 'La Manada' y su víctima llegan a la ciudad. Unos de Sevilla y la otra de Madrid. No se conocen.

7 de julio. De madrugada los hombres conducen a la joven a un portal, mantienen relaciones sexuales y las graban. La chica es atendida por las autoridades y denuncia la agresión. Alrededor de las 10 de la mañana detienen a los acusados.

8 de agosto. Un mes después de que tuvieran lugar los hechos el juez decreta prisión para los cinco miembros de 'La Manada' y sostiene que no existió consentimiento de la víctima y que la agresión era un evidente abuso de una situación de superioridad física.

Abril y mayo. La Audiencia de Navarra desestima la petición de archivo de las actuaciones solicitada por la defensa y la Fiscalía solicita un total de 22 años y 10 meses de prisión para los cinco procesados por la presunta violación múltiple.

Noviembre. Se celebra en la Audiencia Provincial de Navarra el juicio contra los cinco jóvenes. Un proceso que arranca el día 13 de ese mes y se prolonga durante diez jornadas.

28 de abril. La Audiencia Provincial de Navarra sentencia como abuso sexual lo ocurrido entre los cinco hombres y su víctima, y dicta nueve años de prisión para La Manada. Uno de los jueces se inclina por la absolución con un voto particular.

21 de junio. La Audiencia Provincial de Navarra pone en libertad con cargos, y fianza de 6.000 euros, a los miembros de La Manada. Ellos vuelven a Sevilla, su ciudad natal, dos días después.

5 de diciembre. El Tribunal Superior de Navarra confirma la sentencia de nueve años de prisión por abuso sexual para La Manada. Sin embargo, permite que sigan en libertad hasta que la sentencia sea firme. En la sala hay un voto discrepante de dos jueces que consideran que hubo agresión sexual.

25 de febrero. La defensa de 'La Manada' recurre la sentencia de abuso sexual ante el Tribunal Supremo. Casi dos semanas después, el 7 de marzo, la Fiscalía también apela.

21 de junio. El Tribunal Supremo revoca la sentencia de 'La Manada' y eleva las condenas para los cinco acusados a 15 años de prisión por un delito continuado de violación.