Siete 'penaltitos' que cuestan seis 'puntazos'

La Real completaba un más que digno encuentro en el Camp Nou el 7 de marzo cuando en el minuto 80, tras un despeje aparentemente legal de Le Normand el VAR -y la insistencia de Piqué- hacen parar el juego a Martínez Munuera para revisar la jugada. El central realista llega forzado a un balón que ni ve, con la cabeza baja, y que impacta en la zona alta del brazo, casi hombro, de manera totalmente involuntaria. Si bien el penalti puede ser riguroso -muy riguroso-, lo que no genera dudas es el fuera de juego de Arturo Vidal en la jugada que da origen al centro que despeja, ni sabe cómo, Le Normand. Injusto.

Gracias al partido serio que cuajó la Real en Ipurua el 10 de marzo, a la inspiración de Remiro y a la contra que finalizó con acierto Willian José, porque si por los colegiados fuera, otro día de pérdida injusta de puntos. Medié Jiménez pitó dos penaltis de los que nunca se señalan. El primero, porque el balón impactó en el brazo de un Zubeldia en pleno salto y de espaldas al cuero. El segundo, porque Zaldua metió el cuerpo a Kike García cuando éste entraba al área con la casualidad de que la punta de sus dedos entraron en contacto con el balón que conducía el delantero armero, sin opciones de remate el ganarle la posición el donostiarra. Remiro detuvo el primer penalti a Orellana y Charles marcó el segundo. Tres penaltis en tres días. Una premonición de lo que llegaría después.

En un centro lateral, por la banda izquierda, Le Normand, que corre hacia su portería y es además ligeramente empujado por Cardona pega su brazo al cuerpo para evitar cualquier susto innecesario, con la mala fortuna de que el balón pega en su extremidad derecha justo cuando hacía el gesto de esconderla. Ningún osasunista llegaba al remate. ¿Dónde meto el brazo?, pensaba el defensor realista, y toda la afición. Ni siquiera atándose las manos en la espalda habría evitado que el balón golpeara en la misma zona de su brazo. El penalti dio origen al 0-1 y la Real hizo méritos para remontar en la segunda parte, pero solo pudo empatar. Dos puntos menos de los merecidos y golpe moral para un equipo que retomaba la competición tras el parón por la crisis sanitaria en posición de Champions.

En una rápida internada de Vinicius por banda izquierda, Diego Llorente persigue al delantero madridista sin posibilidad de arrebatarle el balón. Un ligero contacto no impide al brasileño disparar a gol ante Remiro. Lo hace tan rematadamente mal que Estrada Fernández pita penalti. Los comentaristas de Movistar no salen de su asombro hasta que se les regala una imagen que puede alimentar la imaginación de quien quiere justificar la pena máxima. No quedó ahí el despropósito de la noche. El colegiado también anuló un gol legal de Januzaj inventándose una obstrucción de Merino a Courtois y dio por válido el tanto de Benzema en el que el francés controla ayudándose del brazo. El penalti costó un punto a la Real pero el robo fue de tres. Mientras, la moral de la familia txuri-urdin sigue desplomándose. Un buen partido. Otra derrota.

Ni Zubimendi ni Llorente aciertan a despejar un balón en la frontal del área y Iago Aspas va a por el balón cuando siente una caricia en la cintura. No se lo piensa. Vuela por los aires, con las dos piernas en el aire y los brazos alargados. Prieto Iglesias, que solo ve el gesto de Llorente de extender su brazo sobre la cintura del delantero del Celta, no se lo piensa. ¡Cómo lo va a pensar! Es la Real y había un brazo por allí extendido y un jugador rival en el suelo. Penalti. La interpretación del gallego es de Oscar. Y el acto reflejo del central blanquiazul, de los que conviene erradicar. Porque si bien el 'penaltito' nunca se debió señalar, visto lo visto no conviene tentar a este colectivo arbitral. Esta vez la decisión fue causa directa de una derrota dolorosa el día esperado para el inicio de la remontada realista.

Robin Le Normand corre apresuradamente hacia Hugo Duro para corregir el garrafal error de Remiro en la entrega del balón al delantero del Getafe. Va tan rápido que parece arrollar al adversario. Penalti. Cómo no. Es la Real. No tuvo dudas Cordero Vega. Para qué consultar al VAR. No vaya a ser que me corrija. Y es que la repetición no deja opción a la duda. El defensor realista aparta su pierna derecha para no hacer penalti y es el propio Hugo Duro el que busca su contacto hasta el punto de pisarle. Si alguien hubiera atendido a las imágenes, la pena máxima no se habría señalado. El gol del Getafe no habría subido al marcador. La losa que los jugadores realistas tuvieron que arrastrar sobre el Coliseum Alfonso Pérez no habría pesado tanto. El posterior tanto de Januzaj habría supuesto el 0-1 en campo de un rival directo por Europa. Luz al final del túnel. Subidón. Pero son muchos condicionales. El árbitro pitó. Punto. Siempre pita contra esta Real.

Y lo más sintomático del estado de impotencia que vive el conjunto txuri-urdin con los arbitrajes es que ya ni se protesta. Ningún jugador clamó por el injusto penalti. Lo del cuerpo técnico y los directivos ya es habitual. Respeto al árbitro. Acatamiento. Sigan. ¿Hasta cuándo?