A Imanol Alguacil hay que echarle un capote
En el segundo palo ·
Están pasados de rosca. Sin fútbol, sin juego. Poco se les puede reprochar a los jugadores y al entrenador. Lo intentan, corren, pelean, Imanol mueve ... el equipo, pero ni a unos ni a otros les sale nada. Siempre sale cruz. A la Real le falta fútbol. No hay duda. No es capaz de dar verticalidad a su juego. Ante la duda, el jugador opta por el pase fácil al compañero más próximo y así no hay forma. Ni que decir cuando los rivales ponen el autobús y hace falta inventar. Los técnicos de la Real han fallado. Igual que acertaron (y lo escribimos) al darle un impulso al trabajo diario en Zubieta, ahora no han acertado al descifrar qué hacer y qué no ante una situación excepcional como tener encerrados a los jugadores en sus domicilios sin poder tocar un balón. A los jugadores les ha pasado factura la exigencia física que necesita un juego eléctrico como el que hace la Real (y que tanto nos gusta). No es un reproche. Ha sucedido. Nuestros jugadores son una sombra de lo que pueden ser. No hay ninguno que esté mejor que antes del parón. Sin el equipo fresco, sin lucidez, la falta de fútbol se traduce en un punto de quince.
Ante esta situación, es necesario que alguien de la Real salga a la palestra. Y ese alguien tiene que ser su máximo responsable deportivo, Roberto Olabe. Tiene que ser el que respalde a Imanol y los jugadores en este momento tan delicado. No vale esperar a terminar la temporada para hacer el balance de todos los años y tampoco sirve hacerlo solo entre las cuatro paredes de Zubieta. Hay momentos que exigen dar un paso al frente, confirmar que hay alguien ahí, y este es uno de ellos. Y si hace falta levantar la voz ante los arbitrajes, se hace. Imanol no puede ser la única voz del club, el mismo que da la cara cada dos días para valorar lo humano y lo divino (hace bien en no enjuiciar las decisiones arbitrales). Existe el peligro de quemarle si nadie le echa un capote mejor hoy que mañana.
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