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Ante Budimir, delantero centro de un equipo que no juega competición continental y que primero se preocupa por hacer los deberes y luego mirar hacia ... arriba, acumula doce goles en lo que llevamos de Liga. Toda la Real, en cambio, solo suma dieciocho, seis tantos más que el croata. Dato para echarse a temblar. Los de Imanol jugaron un partido decente, tuvieron ocasiones claras como para ponerse por delante antes del 1-0, pero de nuevo se perdonaron tantos que debieron subir al marcador y el equipo se queda en mitad de la tabla, muy lejos de los puestos europeos puesto que han entrado a la pelea otros equipos con los que no se contaba. Jugar Europa el año que viene va a estar carísimo y con tantos frentes abiertos el equipo ya no sabe dónde poner los huevos. Veremos si las tres cestas de Liga, Copa y Europa no se quedan medio vacías a final de temporada.
Que Osasuna se pusiese por delante evidenciaba que salvo milagro, los tres puntos se quedaban en casa. Por lo que sea, esta Real es incapaz ya no de remontar un partido, sino sacar algo positivo cuando se ve por debajo en el marcador. Los de Imanol solo han conseguido un punto tras comenzar perdiendo, el empate ante el Atlético con golazo de Sucic. Siempre que se ve con resultado adverso, palmera. Mala noticia. ¿Se acuerdan cuándo se remontó por última vez un partido?
Salió la Real con el equipo titular con el único cambio de Olasagasti sobre el once tipo, que ya se ha ganado a Imanol y está opositando a tener más minutos, puesto que Brais y Sucic, como demostró el croata ayer en El Sadar, no terminan de estar finos y son incapaces de ganar el centro del campo. La Real saltó con la chispa que le ha faltado en otros partidos y cuajó un primer tiempo decente, pero desde que el fútbol es fútbol si perdonas lo pagas. Dominó en campo contrario, tuvo las mejores ocasiones, Osasuna solo se acercó una vez con verdadero peligro al área de Remiro pero... Una y a la cazuela. Es lo que tiene tener un delantero centro de verdad. Tercer partido consecutivo de Budimir marcando a la Real, demostrando que es un ariete de primer nivel para un equipo que aspira a entrar regularmente en Europa. O el jueves se le para de verdad o puede hacer otro destrozo a una defensa que vuelve a cometer errores imperdonables. Los dos tantos vienen de un mal despeje y una pérdida y el segundo de un saque de banda.
Entró bien la Real al choque gracias a la energía de Olasagasti, que permitió lanzar a Kubo y Barrenetxea, que pese a que tuvieron espacios y ocasiones como para ser mucho más verticales no acertaron en el mano a mano ante Cruz y Areso respectivamente. A la espalda de Catena y Boyomo encontró Imanol la forma de hacer daño como en ese envío de Zubeldia hacia Oyarzabal. Olasagasti no atinó de tacón. Y sí, en un derbi suele haber jugadas polémicas y en El Sadar no iba a ser menos. De nuevo Olasagasti encontró a Barrenetxea dentro del área con un pase certero pero lo suficientemente bueno como para rematar de primeras a la red.
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Beñat Barreto
El Diario Vasco
Barrenetxea entendió que lo mejor era tratar de regatear a Areso, algo complicado. Lo hizo y se iba a quedar con posibilidad de superar a Herrera con la izquierda, pero el lateral le propinó un manotazo en la cara como para impedirle el golpeo. Penalti que no vio en directo un Ortiz Arias que no se atrevió a pitarlo porque, como dijo Jagoba Arrasate, el fútbol se pita ahora desde la sala VAR de Las Rozas. Yo también me desenamoro de este fútbol, Jagoba. Eso sí, Barrenetxea debió rematar de primeras o disparar con la zurda pese al claro manotazo. No lo hizo y la Real no se adelantó en el marcador. Hasta luego, Lucas.
Y en el único acercamiento de verdadero peligro rojillo llegó el 1-0. Remiro despejó mal de puños, Aramburu metió la puntera como pudo y Sucic perdió un balón imperdible para que Budimir demuestre lo que es, un delantero como la copa de un pino. Oroz, que se puso las botas recibiendo balones a la espalda de Zubimendi, lanzó al croata, que dejó en evidencia a un Zubeldia que defendió fatal la acción tácticamente pese a que el disparo del ariete es con la zurda y en una posición escorada. El golpeo es seco, pero Remiro debe detener el remate al primer palo. El Sadar se vino arriba y la Real tiró al garete una decente primera media hora. De nuevo a remontar. Y remontadas esta temporada... Cero patatero.
Imanol decidió apostar por algo que la afición pide a gritos, un tridente formado por Oyarzabal en banda izquierda, Kubo a pierna cambiada y Óskarsson de referencia. El islandés, pese a su doblete y su gran encuentro ante el PAOK, vio el gol de Budimir desde el banquillo. Salió a la hora de partido y en el primer movimiento se quedó solo ante Herrera, que antes metió el pie para negarle otro mano a mano a Kubo, que disparó al muñeco. Tuvo el empate la Real porque Sucic le puso un envío de lujo a Óskarsson picándola por encima de la defensa, pero el delantero se llenó de balón y golpeó de empeine en vez de meter el interior al palo largo. Ocasión clarísima perdonada. Y exactamente lo mismo, el empate al garete, Osasuna amplía ventaja.
De nuevo en un saque de banda la Real volvió a conceder un gol en contra. Areso sacó desde el lateral en campo propio, Rubén García tumbó a Aguerd en el duelo y tuvo la suficiente tranquilidad como para ponerle un caramelo al segundo palo a Budimir, que se frotaba las manos. Para enmarcar el desmarque al primer palo de un Oroz al que tienen que disfrutar en Pamplona el tiempo que puedan. Jugador de culto. El croata, uno de los mejores rematadores de cabeza de la Liga, envió el balón a guardar. Si la Real no remonta un gol de diferencia, dos ya sería...
Tarde, muy tarde llegó el verdadero acierto de cara a puerta en una conexión de la que el equipo debe sacar más partido. Becker a pierna natural le puso en bandeja a el gol a Óskarsson, que esta vez no perdonó. El problema es que la afición de Osasuna ya estaba celebrando el triunfo porque no había tiempo para más. Osasuna tiene un nueve de primer nivel. La Real, parece que también, pero de momento no juega pese a marcar un doblete.
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