La puerta que abrió Illarramendi
Willian José se dispone a salir por la puerta que abrió Asier Illarramendi en 2013, rumbo al Madrid. La que constata que la evolución deportiva ... de la Real ha sido asombrosa tras el ascenso de 2010. De la Real se salta directamente a los grandes equipos y, como demostró Griezmann, a Mundiales y Eurocopas. El Tottenham, pese a ser el actual subcampeón de Europa, no es estrictamente un grande, pero sí un histórico bien instalado en ese universo de lujo gracias al poder económico que da la liga inglesa. Una ficha mareante para el jugador (cercana a los seis millones por temporada) y una oferta seria al club de origen abren todas las puertas.
Herramienta de gestión
La venta de jugadores empieza a convertirse en una herramienta de gestión estructural en Anoeta. No por vocación, porque no es algo que la Real elige, pero sí por la vía de los hechos. Si todos los mejores jugadores del equipo –salvo Prieto, que se retiró en la Real– han abandonado el club (Illarramendi, Griezmann, Bravo,Vela, Iñigo Martínez, Odriozola...) puede hablarse de una tendencia. En su crecimiento económico, el club de Anoeta se ha blindado frente a sus rivales tradicionales, pero su crecimiento deportivo le ha colocado en la primera línea de frente ante los grandes. Cuando uno de los gigantes busca refuerzos, la Real juega en el escaparate, no en la trastienda, como antaño. Sus futbolistas están a la vista, ya no son delicatessen solo para entendidos. Y a los grandes les gustan los buenos, naturalmente. Ante esa realidad, a la Real solo le queda subir el nivel en la mesa de negociaciones. La última década ha dado mucha experiencia en estas lides a Aperribay y a su gente.
Una carrera acelerada
Esta sucesión de ventas millonarias ha facilitado a la Real cuadrar sus cuentas año a año, cumplir con sus obligaciones y asumir el coste de la reforma de Anoeta. En ese tiempo, ha jugado la Champions y la Europa League, dos veces. Es decir, la venta de sus figuras no ha tenido repercusiones significativas en lo deportivo. Sin embargo, la sensación de que esta dinámica se asemeja a una carrera acelerada, obliga a preguntarse sobre la sostenibilidad de esa inercia o si, por el contrario, conviene revisar los frenos del coche, no vaya a ser que un día hagan falta, algo que hasta ahora no ha sucedido. Parece que la velocidad que ha adquirido el fútbol va a dificultar mucho cualquier intento de avanzar fuera de esa dinámica, que arrastra. El acierto en los fichajes se convierte en un asunto de vida o muerte.
Nueva época de crecimiento
La Real tiene terminado su estadio (al Tottenham le costó más de mil millones el suyo) y aspira a iniciar una nueva época de crecimiento. Tras la historia de éxito de la consolidación en Primera tras el ascenso y el regreso a Europa, el club persigue dar un paso más y no ser un viajero ocasional sino un asiduo de la competición continental, lo que pasa por el triunfo continuo en la Liga, año tras año. La pérdida de las figuras –y Willian es el máximo goleador– no ayuda en ese camino. Los errores en las decisiones económicas –vender cuando no hay que hacerlo y no vender cuando es lo correcto–, tampoco.
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