Y la grada Zabaleta gritó 'oé, oé, oé, oé..., Isak, Isak'

Un gol que cambia una dinámica. Un tanto que es el fármaco antidepresivo a un arranque poscovid-19 que nos ha ido dejando mal cuerpo a todos. Peor del que teníamos a finales de marzo, o abril. Cuando ese equipo que nos había encandilado, estaba entrenando en solitario en casa haciendo miles de abdominales, sentadillas y tablas de fuerza. Un gol que devuelve a la Real al séptimo puesto. Lleva el punto 50 al casillero y hace ver las cosas de otra manera.

La irrupción de Isak fue clave. Entró en el minuto 82 por Willian José y en un minuto cambió el rumbo de la Real. Pero es que antes de marcar tuvo una oportunidad clarísima en un balón que merodeó el área y que remató con poca fe al no esperar que llegara hasta su posición. Su rostro lo decía todo. 'Uff si llego a meter el pie con más fuerza', debió de pensar el ariete de origen eritreo. Lo bueno estaba por llegar.

La Real asediaba al Espanyol. Como en la primera parte. Pero los minutos de la verdad son los importantes, como en el basket. No es lo mismo un triple en la primera jugada de partido que en las últimas posesiones. Entonces emergió la rectilínea figura del sueco. Aritz envió un centro desde la banda derecha que paró con el pecho Oyarzabal. El balón le quedó largo al capitán e Isak, que estaba cerca del eibartarra, sacó su pierna izquierda y conectó un chut inalcanzable para Diego López. Ni la vio el portero espanyolista. Ni se tiró. Mejor para la foto.

Un tanto que puso fin a 533 minutos de tortura. Los que ha pasado la Real sin poder ir por delante en el marcador. La primera vez desde que el balón echó a rodar. Cómo animó la grada Zabaleta cada pase de los realistas en los minutos finales. Se sufrió, pero más por la extrañeza de ir por delante en el marcador, que por la presión rival. Sí que lo intentó el Espanyol, pero Moyá estuvo más de pasador que de atajador. Al sexto partido, la Real volvió a mirar el marcador y se vio por delante. Subidón.

Volvamos a Isak. Máximo artillero de la temporada para la escuadra de Imanol. Héroe del Bernabéu. Y del Reale Arena ayer. Aunque, todo hay que decirlo, los dos delanteros centros marcaron. Willian José hizo dos, pero el primero fue anulado por fuera de juego. Ocho tantos lleva en liga el delantero nacido en Solna y siete en la Copa. Números para guardar porque estamos ante un debutante en LaLiga que en septiembre va a cumplir 21 años. Quince goles en la temporada. La niña bonita. Seguro que cae alguno más en los cinco partidos que quedan.

A punto estuvo de marcar otro más si mide bien un uno contra uno ante Bernardo. Isak no hizo bien el autopase y se escapó una oportunidad pintiparada para que literalmente el fondo sur del Reale Arena se viniera abajo. Porque a más de treinta metros, las opciones de que el defensa catalán cazara a Isak en carrera eran como las del coyote al correcaminos.

Como dice Imanol, todos son importantes. Cambió a Willian José, que puso el empate. Y entró Isak, que se llevó la gloria con un golazo que se escuchó en todo Gipuzkoa. Y la Zabaleta lo celebró como nunca. 'Oé, oé, oé, oé, Isak, Isak'.