Cada día de verano se cometen cuatro robos en viviendas y trasteros de Gipuzkoa
Los asaltos a anexos y garajes son superiores al de casas, aunque se observa una estabilización de casos
Gipuzkoa registra de media cuatro robos en domicilios cada día durante los meses de verano. Lo dicen las estadísticas de los últimos cuatro años. De ... junio a septiembre de 2015 a 2018, se han cometido cada año una media de 45 asaltos en viviendas y locales anexos del territorio. Los autores de este tipo de actuaciones se encuadran en su mayor parte en grupos extranjeros y en bandas locales integradas por delincuentes habituales, que actúan de manera individual o dentro de pequeños grupos, según indican fuentes del Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco.
Lo robos en pisos, garajes y trasteros durante la época estival prácticamente se han estabilizado, aunque los gráficos dibujan una tendencia a la baja. En 2015 se perpetraron en Gipuzkoa 443 asaltos entre los meses de junio a septiembre y al año siguiente los casos cayeron a 340. En 2017, el número de delitos descendió a 311 y el pasado año bajó algo más, y se situó en 288.
De todos estos 1.382 robos, el 51% fueron en domicilios (574) mientras que los 808 restantes en garajes o trasteros. El año que más robos en pisos se perpetraron en la época estival fue 2017, con 101.
Pero, ¿Quiénes están detrás de estas acciones? Expertos de la Ertzaintza consultados afirman que «podemos hablar de dos grandes tipos de grupos diferenciados dedicados a los robos con fuerza en domicilio: los itinerantes y los delincuentes locales».
Fuentes policiales señalan que dentro de los denominados itinerantes existen varias células «atendiendo a la nacionalidad de los individuos que las componen». Añade que, principalmente, «encontramos grupos conformados por personas originarias de países del Este de Europa, como pueden ser Georgia, Croacia, Serbia, Albania, Rumanía», aunque también son «frecuentes» los grupos integrados por personas de origen latinoamericano.
Estas unidades itinerantes, que presentan particularidades propias en su modo de actuar dependiendo de su país de procedencia, suelen estar compuestas por entre tres y cinco miembros. «Poseen una gran movilidad geográfica y no suelen permanecer mucho tiempo en una misma zona», aseguran las citadas fuentes que, asimismo, destacan que, «en general», no utilizan la violencia y evitan el enfrentamiento. «En el caso de que sean descubiertos suelen priorizar la huida», destacan.
Principalmente, el objetivo de estas organizaciones suelen ser «joyas, dinero y aparatos electrónicos de pequeño tamaño y elevado precio, ya sean tabletas y dispositivos similares».
Grupos locales
Frente a los grupos de extranjeros se encuentran los ladrones autóctonos. «Son delincuentes habituales que actúan de manera individual o integrados en pequeños grupos», afirman desde Seguridad.
Se caracterizan por ser «multidelincuenciales», es decir no tienen una especialización delictiva concreta, de manera que cometen los robos ya sea en viviendas, comercios o empresas. Apenas planifican sus acciones y tienen «una baja cualificación en sus 'modus operandi'», indican desde Seguridad.
Los botines que estos grupos locales persiguen suelen ser, por lo general, joyas, dinero y aparatos electrónicos de pequeño tamaño, «aunque pueden adueñarse de cualquier otro objeto de valor». Al igual que las bandas de extranjeros, estos individuos «tampoco suelen recurrir a la violencia», por lo que también rehuyen el enfrentamiento.
Los grupos, ya sean foráneos o locales, cuentan con un amplio abanico de fórmulas y maneras de acceder a los domicilios o trasteros. En los robos en pisos, el método más habitual que ponen en práctica es el del forzado de la cerradura. En esta modalidad, sin embargo, se han detectado distintos métodos. Uno de ellos es el forzado de la cerradura asociado a la manipulación o extracción de la mirilla de la puerta. «Se violenta la cerradura con una herramienta de sujeción del tipo 'pico de loro' o similar», afirman fuentes policiales.
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También es relativamente habitual que estas organizaciones empleen un destornillador o una pequeña palanca con las que provocan la rotura de la jamba de la puerta.
Tradicional ganzúa
Otras modalidades detectadas son mediante la inserción de un tornillo en el bombín de la cerradura para facilitar la sujeción y torsión por medio de una herramienta de sujeción. De esta manera, se produce la fractura y extracción del bombín.
La histórica ganzúa u otros útiles artesanales nunca pasa de moda y siguen estando en uso. Para ello, no obstante, hay que ser realmente habilidoso. Este tipo de mecanismos se utilizan en viviendas en las que la puerta se encuentra cerrada con vuelta de llave. La ganzúa permite la apertura y no suele causar daño en la cerradura.
Fuentes de Seguridad indican de igual manera que se han detectado varios sistemas conocidos como 'bumping'. Se trata de una técnica utilizada para desbloquear los cilindros de una cerradura sin provocar daños en la misma. Para ello, se emplea una llave maestra que se inserta en la cerradura, a la que se golpea de manera certera. Así, se logra el desbloqueo de los cilindros internos.
Tanto esta técnica como la de la ganzúa, son sistemas de apertura utilizados por grupos muy concretos. «Asimismo, suelen estar asociadas a la colocación previa de 'marcadores' de distintos tipo - pestañas de plástico, papeles, puntos de silicona, pegamento -, entre el marco y la puerta. «Su utilidad es comprobar si el domicilio está habitado o no, para en una segunda fase, acceder al mismo o desestimarlo», afirman desde el Departamento Vasco de Seguridad.
En los últimos años, las bandas de delincuentes han generalizado el método del 'resbalón', que consiste en la apertura de la puerta mediante la utilización de un plástico semirrígido, similar a una tarjeta de crédito, que se desliza entre el marco de la puerta y el pestillo y provocar el resbalón. «Esta técnica es utilizada por la mayor parte de los grupos delincuenciales, ya que es eficaz en puertas que no han sido cerradas con vuelta de llave. Y cuando este método no resulta efectivo recurren a otro tipo de manipulación y forzamiento.
En lo que respecta a los robos en viviendas unifamiliares y similares, los modos más habituales son el forzamiento de ventanas o puertas de terraza mediante la utilización de un destornillador o una pequeña palanca. Aunque también es habitual que accedan tras escalar hasta un balcón y a continuación acceder al interior de la vivienda, bien tras violentar alguna ventana o aprovechando el descuido de un propietario que olvidó cerrar alguna de ellas.
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