Oiane Zarate: «Muchas mujeres víctimas han abierto los ojos en el confinamiento»
Oiane Zarate / Coordinadora de Satevi ·
«Muchas de las que perdieron su trabajo han tenido que quedarse con su agresor al ser económicamente dependientes de él»El servicio telefónico para víctimas de violencia del Gobierno Vasco, Satevi, tuvo que adaptar su servicio en tiempo récord para poder seguir respondiendo las 24 ... horas del día a las mujeres que lo precisaban. La coordinadora de Satevi, Oiane Zarate, indica que durante los meses más crudos de la pandemia, «el servicio era un respiro, funcionó a todas horas, no importaba qué día fuera ni qué hora, porque todos los días eran iguales» para las víctimas de violencia machista.
- ¿Cree que el confinamiento ha aflorado más situaciones de maltrato?
- Ha servido para abrir los ojos, sin duda. Las situaciones de violencia aumentaron con esa convivencia y hubo agresores que nacieron de ella. De hecho, considero que durante el confinamiento, han salido agresores que previamente no se les veía tanto, y ha habido mujeres que han sido conscientes de que lo que estaban viviendo desde hacía tiempo tiene un nombre y se llama maltrato.
- ¿Qué percibieron cuando se decretó el encierro a mediados de marzo del año pasado?
- En el servicio de atención hemos vivido, como la pandemia, diferentes etapas. Durante el confinamiento domiciliario percibimos en las atenciones miedo, incertidumbre, soledad, confusión, y mucha preocupación por los menores, bien porque estaban presenciando escenas de violencia o bien porque había custodias de por medio. También recibimos llamadas de personas allegadas, que llamaban porque un familiar o alguien de su círculo de amistades estaba viviendo una situación de maltrato y no sabían qué hacer desde la distancia. Cuando empezó la desescalada, se empezaron a retomar los servicios presenciales, tanto a nivel jurídico como psicológico, y las consultas iban más dirigidas a buscar alternativas para salir de la situación en la que estaban. Con la nueva normalidad, la preocupación de las mujeres que llamaban coincidía con que se habían quedado sin trabajo, eran económicamente dependientes del agresor y, por tanto, tenían que quedarse con él.
«Mujeres que perdieron su trabajo han tenido que quedarse con su agresor al ser económicamente dependientes de él»
- ¿En qué momento vieron que era necesario crear ese protocolo de atención especial?
- Había mujeres que nos comunicaban que convivían con su agresor, y que aprovechaban que no estaba en casa porque se había ido a hacer un recado, para llamar, aunque también podía suceder que las mujeres se pusieran en contacto estando él en casa. En la propia llamada ya se percibía que la persona no podía hablar, y desde muy pronto vimos que era necesario crear ese protocolo para llegar mejor a ellas. Les planteábamos cuestiones que tuvieran que responder con monosílabos, para así evaluar el grado de riesgo que tenían, si era urgente o si podían tener una conversación en ese momento.
- Este protocolo aún lo mantienen. Una vez confirmado que el agresor está en casa, ¿qué tipo de intervención realizan?
- Lo importante es escuchar lo que la persona que llama quiere decir y ayudarle a trabajar la conciencia de ese maltrato. Muchas veces llaman sin saber muy bien para qué, porque alguien les ha facilitado el teléfono, pero tampoco saben realmente lo que desean comunicar. Y en base a eso, vemos alternativas y les planteamos opciones para que puedan dar los pasos que ellas consideran. Digamos que ponemos la pelota en su tejado para empoderarlas, y que vean qué es lo que les gustaría. Desde fuera podemos ver la situación de una manera, pero son ellas las que tienen que sentirse cómodas con las decisiones que tomen, así que nuestra intervención es de apoyo emocional, de sostén, como un servicio de respiro.
- ¿Ha variado de un año a otro el contenido de las llamadas?
- El año pasado se percibió mucha soledad, confusión y pedían un servicio más de contención, no tanto de querer denunciar o separarse, porque la situación no acompañaba. Si de normal dar el paso de tramitar una denuncia es complicado, en esta situación lo es más aún, porque después no tenían más remedio que regresar con su agresor. Las llamadas iban más encaminadas a pensar qué hacer y qué alternativas existen. Por lo general las llamadas que nos llegan no son de urgencia, porque en caso de agresión física llaman al 112. Pero en nuestro caso, en todas las llamadas que hemos atendido durante el confinamiento ha estado presente el maltrato psicológico, por eso los casos que nos llegan a nosotras son de información, orientación y acompañamiento.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión