Solo 11 de los 46 migrantes de Mali que llegaron en autobús siguen en Donostia
Otras 50 personas arribaron ayer a Bilbao procedentes de Tarifa, en otro día de avalancha de pateras en las costas con casi 700 rescatados
El lunes de la semana pasada, un autobús fletado por la Cruz Roja de Almería llegaba a Donostia con 46 personas que habían arribado a las costas andaluzas en patera, después de un largo viaje desde su país, Mali, hasta Marruecos. Todos anunciaron su deseo de ir a Francia, algunos pensaban que ya habían llegado y ayer, solo siete adultos continuaban en el refugio que improvisó la Cruz Roja para acogerles. Ninguno de ellos ha pedido asilo en Gipuzkoa ni ha anunciado su decisión de quedarse en el País Vasco. Los cuatro menores que viajaban en el grupo están ahora en centros de acogida de la Diputación de Gipuzkoa. Once migrantes de los 46 permanecen en Donostia.
Además de estas personas, dos días más tarde, otro grupo menos numeroso, de 31 personas procedentes de Guinea Conakri, arribaron a Bilbao, también como sitio de paso. La saturación de las ciudades andaluzas tras la llegada de 1.600 personas en apenas cuatro días fue la causa principal de que esos grupos numerosos llegaran a Euskadi. Este fin de semana el fenómeno se ha repetido y Bilbao recibió ayer por la mañana la llegada de otro medio centenar de migrantes procedentes de la costa sur. Solo en los dos últimos fines de semana se estima que han podido cruzar a España dos millares de personas. Ayer lo hicieron otros 700 migrantes.
La Cruz Roja, que asegura que se encontraban en tránsito hacia Francia, les ofrece «ayuda humanitaria» durante su estancia en la capital vizcaína. Aunque reconocieron que se trata de un «grupo grande», desde la organización insisten en que desde 2005, cuando se inició el fenómeno, en Euskadi se recibe un constante goteo de personas provenientes del continente africano en busca de una oportunidad en Europa y que su respuesta es «siempre la misma».
Algunos de los jóvenes africanos, que lucían a modo de uniforme el mismo chandal negro, habían llegado a Almería en cayucos, mientras que otros recalaron en Tarifa hace aproximadamente «seis días», según explicaron a este periódico. Cruzaron la península en autobús o en tren y no pocos pasaron la noche al raso junto a la sede de Cruz Roja, ubicada en la trasera de la estación del Norte.
La mayoría tienen origen camerunés, senegalés y de Guinea-Conakry. No consta que ninguno haya solicitado «protección internacional», según indican desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Tónica general
Fuentes policiales apuntan a que esta va a ser la tónica general «durante todo el verano», ya que quienes quieren cruzar el Estrecho «aprovechan el buen estado de las aguas, sin turbulencias, y las corrientes» que se dan en esta época estival para arriesgarse a pasar. «Son víctimas de las mafias, que se aprovechan de que es el sueño de sus vidas e hipotecan a sus familias», afirman.
Estas organizaciones de tráfico de personas parecen haber descartado la vía italiana para volver a centrarse en la española. Una vez que pisan tierra andaluza o canaria y son detectados, son identificados y reseñados, ya que no portan documentación, y se inicia un procedimiento de expulsión. Mientras se resuelve, quedan internados en un CIE, pero en la actualidad están completamente «saturados», por lo que se les deja «en libertad ambulatoria, ya que no han cometido ningún delito», y pueden moverse por todo el territorio nacional.
Una vez que la Administración aprueba la expulsión, se requiere además que los países de origen les documenten, que no siempre es posible, ya que algunos ni siquiera tienen embajada en España. Un último escollo lo representa el medio de transporte, generalmente un avión, y tiene que dar su consentimiento el piloto, por lo que «expulsar a un subsahariano resulta prácticamente imposible», indican fuentes conocedoras del tema.
En los últimos días, estos migrantes están llegando por decenas a Bilbao. El miércoles de la semana pasada, Ertzaintza y Policía Municipal se sorprendieron ante la presencia de una treintena de jóvenes centro-africanos con las bolsas rojas de Cruz Roja a la espalda, por la acera de la Avenida Juan Antonio Zunzunegi. Acababan de llegar en autocar. E iban a ser trasladados en otro autobús hasta la frontera con Francia, su destino deseado.
Ayer, Salvamento Marítimo rescató a otras 700 personas llegadas en patera a las costas andaluzas, en línea con la oleada de estos días.
Pero más allá de las fotos y titulares de estos días sobre la oleada de pateras, lo cierto es que Euskadi ha recibido en los últimos años a 7.893 extranjeros que han evitado la caída de la población por la baja natalidad. El Gobierno Vasco participa ayer y hoy en una conferencia sobre refugiados que se celebra en Ginebra. Euskadi participa en el panel con Canadá, Argentina y Alemania, otros países de destino.