«El 'Lifeline' no está preparado para navegar tanto tiempo con tanta gente»
Los miembros de la ONG de Gipuzkoa Salvamento Marítimo Humanitario pasaron varios meses en el barco 'a la deriva'
La nave 'Lifeline' de la ONG alemana Mission Liveline sigue a 25 millas de Malta, a la espera de que el país mediterráneo autorice el desembarco de las 239 personas que se encuentran embarcadas en unas condiciones físicas y psicológicas que empeoran cada día. Para hoy se espera, además, un empeoramiento de las condiciones climatológicas.
El miembro de Salvamento Marítimo Humanitario, la ONG con sede en Zarautz, Iñigo Gutiérrez ha navegado en el 'Lifeline' hasta el pasado diciembre, y advierte de que se trata de un buque pequeño con poca capacidad. «Está preparado para lo que llamamos primera recogida de quienes están en las lanchas o en el mar, pero luego se precisa que otro barco más grande recoja a las personas rescatadas. No puede estar tanto tiempo en el mar y con tanta gente a bordo».
Es frecuente que las ONG se agrupen para poder abordar las tareas de salvamento o de atención humanitaria, y eso es lo que hizo la entidad de Zarautz con los alemanes del 'Lifeline' y otra organización sevillana. En diciembre decidieron separarse, sobre todo por la expectativa de contar con nave propia, 'Aita Mari', sufragada por el Gobierno Vasco y que ahora se está adaptando a su labor en un astillero guipuzcoano. Siguen mientras tanto con su objetivo humanitario en la isla de Chios, en Grecia.
La situación del 'Lifeline' es alarmante: 239 personas a bordo, de las que 14 son menores, dos de ellos no acompañados, y en la que hay niños menores de dos años. Viajan también 14 mujeres embarazadas y las posibilidades de trasladarse y hacer un viaje tan largo como el del 'Aquarius' está descartado.
Para algunos de ellos éste es su cuarto intento de llegar a Europa. Lo que más preocupa a bordo es la posibilidad de que les devuelvan a Libia: «Hay un miedo atroz, incluso algunas personas dicen que prefieren morir en este tránsito que volver allí», aseveran desde la organización.
La misma opinión que Iñigo Gutiérrez es la que manifestó ayer la ministra de Defensa, Margarita Robles, desde Luxemburgo. «El caso del 'Lifeline' requiere de una respuesta europea porque difícilmente podría llegar a España por sus características». «Ahora tenemos un segundo barco. Pero no solo es un segundo barco», enfatizó recordando la llegada de distintas pateras en los últimos días.
