Las fugas de conductores tras un accidente se disparan un 66% en Gipuzkoa
El año pasado, 118 automovilistas huyeron del lugar del siniestro, 47 más que en 2015
Gipuzkoa es el territorio de la comunidad autónoma que registra el mayor número de casos de conductores que emprenden la fuga tras un siniestro. ... En 2017, nada menos que 118 automovilistas o chóferes huyeron del lugar dejando en algunos casos a víctimas en el escenario del suceso. Pero lo peor de todo es que se trata de una práctica que va incrementándose año tras año. En el trienio 2015-2017 se ha observado un aumento del 66%.
La siniestralidad vial está salpicada de casos con personas que emprenden la huida tras sufrir un accidente. Según datos facilitados por el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, de enero a diciembre del año pasado, 256 personas huyeron del lugar tras verse involucrados en un siniestro. El mayor número se contabilizó en Gipuzkoa con los 118 ya citados, seguido de Bizkaia con 105 y Álava con 34.
Los tres territorios registran un incremento respecto a ejercicios anteriores. En Gipuzkoa, la cifra pasa de 71 percances en 2015 a 105 al año siguiente y a los 118 de 2017.
Bizkaia contabilizó 72 en 2016 y 107 el pasado año. Álava es el territorio con menos conductores que huyen del lugar. En 2015 se registraron 22 situaciones, un año después subió a 27 y en 2017 se quedó en 34.
En este mismo periodo de tiempo, la acción delictiva de estos conductores ha dejado en Gipuzkoa un balance de 32 siniestros con víctimas de las que dos fueron mortales. En los treinta restantes se saldaron con lesiones de carácter menos grave o grave.
En lo que va de 2018, Gipuzkoa ha registrado un nuevo caso mortal. Tuvo lugar en Zarautz. El 9 de febrero, un vecino de la localidad, de 79 años perdió la vida tras ser arrollado por un turismo. El hecho tuvo lugar a las siete y cuarto de la tarde, en la calle Gipuzkoa, dentro del casco urbano de municipio. Las circunstancias que rodearon el caso están aún siendo objeto de una investigación judicial. La víctima, que residía a escasos treinta metros del lugar, fue arrollada cuando cruzaba dicha calzada. El fallecimiento del peatón se produjo de manera casi instantánea.
Tras el arrollamiento, el chófer involucrado huyó del lugar. Algunos testigos indicaron que lo hizo de manera precipitada. Sin embargo, la posterior investigación llevada a cabo por efectivos de la Ertzaintza posibilitó la localización del coche dentro de la misma localidad costera así como del conductor involucrado, que fue detenido.
Positivo en alcohol
En el posterior test de alcoholemia al que fue sometido, el automovilista arrojó una tasa de 0,98 miligramos por litro de aire espirado. Los automovilistas con más de dos años de antigüedad no pueden conducir con tasas superiores a 0,5 gramos por litro en sangre y 0,25 miligramos por litro en aire espirado. En el caso de Zarautz, el investigado casi cuadruplicaba el límite establecido.
Más recientemente, el pasado día 2 de este mismo mes, una ciclista resultó herida en Donostia tras colisionar con una furgoneta que continuó la marcha. Sucedió en torno a las seis y media de la mañana cuando una persona advirtió la presencia de una mujer caída sobre el asfalto y en estado de inconsciencia junto al paso de peatones regulado por semáforo existente al final del túnel del Antiguo, en los carriles del sentido de salida de la ciudad.
En un primer momento, la Policía Municipal barajó la posibilidad de que la víctima pudiese haber sufrido una caída de la bicicleta con la que circulaba, la posterior investigación le llevó a concluir que el suceso tenía su origen en un siniestro de tráfico en el que estuvo involucrada una furgoneta, y que en lugar de detenerse y auxiliar a la víctima continuó su marcha.
En esta relación de casos, hay que recordar asimismo el dramático siniestro ocurrido el pasado 28 de junio, en León, donde un conductor ebrio mató a un matrimonio de Villabona que hacía el Camino en bicicleta con su hijo, que logró sobrevivir a la embestida. José Carlos Carrasco, Nerea Aguirre y su hijo Orats, de 12 años, acababan de incorporarse a la carretera N-601, a la altura del municipio leonés de Santa Cristina de Valmadrigal cuando fueron arrollados. Tras el siniestro, el conductor kamikaze bajó del coche, volvió a subirse y huyó. Fue detenido diecisiete kilómetros más adelante.
En Bizkaia, el número de accidentes con víctimas entre 2015-2017 se eleva a 42, dos de ellas también mortales, ambas registradas en 2016. En Álava, por su parte se acumulan cuatro siniestros con heridos de carácter leve o grave.
Fuentes policiales expertas en seguridad vial reconocen que este tipo de comportamientos obedece a múltiples factores, aunque precisan que quienes huyen lo hacen la mayor parte de las veces para eludir responsabilidades respecto a lo sucedido, tanto penales como civiles.
Recuerdan en este sentido que la casuística es muy variada y se extiende desde quienes en el momento de los hechos se hallan ebrios o conducen sin estar en posesión del permiso de conducir, pasando por los que lo hacen después de haber perdido todos los puntos.
La carencia del seguro obligatorio es otra de las circunstancias que motiva las huidas tras un percance. Cada vez son más las ocasiones en las que los cuerpos policiales cazan a conductores que circular sin asegurar sus vehículos.
«No obstante, también se han dado situaciones en las que no ha habido mala intención, sino que simplemente el conductor no ha llegado a percatarse del impacto, por ejemplo con un peatón. En estos casos, por lo general, los vehículos involucrados suelen ser de grandes dimensiones y a veces no llegan a percibir el impacto».
Penas más severas
Para frenar esta clase de comportamientos, la Comisión de Justicia del Congreso aprobó el mes pasado una reforma del Código Penal que volverá a incluir las lesiones que se produzcan por conductas temerarias, despenalizadas por el PP en 2015, y endurecerá las condenas. Empezando por las consideradas graves, que abarcarán tres supuestos: cuando se cometa un delito contra la seguridad vial por exceso de velocidad, por conducir bajo efectos del alcohol o de las drogas. Estos casos dejarán de estar sujetos a las interpretaciones de los jueces y se castigarán con nueve años de cárcel y no con cuatro, como hasta ahora.
La futura legislación también tipificará como delito huir del lugar del accidente tras causarlo y sin auxiliar a las víctimas. Según se especifica en la nueva redacción, estas infracciones se sancionarán con penas de entre seis meses y cuatro años de prisión y la retirada del carné de conducir entre uno y cuatro años. Si se considerara que esta omisión de socorro es «fortuita», se reducirá a un máximo de seis meses, mientras que el infractor podría perder el permiso por un tiempo de hasta dos años. Los datos de siniestralidad de 2016 cifraron en 174.679 los conductores implicados en siniestros en el Estado, de los que 1.028 se dieron a la fuga. En estos últimos casos, diez personas murieron y 74 fueron hospitalizadas.
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