«Esto sucede porque las condenas son irrisorias»
Yolanda Goena, cuyo padre falleció en Ordizia en un accidente en el que el conductor se dio a la fuga, pide penas más severas y más educación vial
J. P.
SAN SEBASTIÁN.
Domingo, 16 de diciembre 2018, 07:56
Yolanda Goena es representante de Stop Accidentes en Gipuzkoa. Pocas voces como la suya están tan autorizadas a pronunciarse sobre comportamientos de quienes huyen de ... los lugares de los accidentes dejando a víctimas tendidas sobre el asfalto. El jueves pasado se cumplieron ocho años del fallecimiento de su padre a causa de un conductor que circulaba a más del doble de la velocidad permitida, llevaba las ruedas en un estado deficiente y el sistema de frenado no funcionaba correctamente. A Miguel, padre de Yolanda, apenas le restaba un metro para terminar de cruzar la avenida de Zumalakarregi de Ordizia. A solo dos pasos de alcanzar la acera, un Hyundai Accent le embistió. Miguel salió despedido y sufrió lesiones de extrema gravedad. Si todo lo anterior no fuera suficiente, el conductor se dio a la fuga.
A Yolanda Goena no le causa sorpresa que el número de conductores que deciden emprender la huida haya crecido. «Aumenta porque las penas contra quienes protagonizan estos comportamientos son irrisorias. Si la sanción penal fuera más severa, la situación sería diferente. Es triste que se tenga que recurrir al castigo para poner freno a este tipo de prácticas», explica.
Goena afirma que matar a una persona «sale realmente barato». Y pone como ejemplo el caso de su padre. El conductor fue sentenciado a un año y seis meses de prisión por conducción temeraria. El automovilista fue absuelto del delito de omisión del deber de socorro. «Antes, la omisión no se reconocía como tal si el hecho se cometía en casco urbano y había personas que podían atender a la víctima. Qué menos que quien ha provocado el siniestro se detenga, se interese por la persona herida y le asista si es necesario».
Además de endurecer las penas, Goena aboga por fomentar la concienciación. «La educación vial debería ser una asignatura en los centros escolares. Para mí es básico. Hay que educar en esta materia desde la infancia, hay que transmitir a los niños nociones de cómo hay que actuar y comportarse. Se trata en muchos casos de aplicar la sensatez y el sentido común. Todos, por ejemplo, han de ser conscientes de que si se ven involucrados en un siniestro no se pueden marchar, sino que han de llamar al 112 y asistir al herido, con más razón cuando el accidente lo has provocado tú mismo».
«Insólita condena»
Goena califica de «insólitas» condenas como la impuesta por la Audiencia de Gipuzkoa al transportista portugués que en 2015 acabó con la vida de la errenteriarra Beatriz Hernández Rivas y que fue sentenciado a 12 años de prisión tras circular nueve kilómetros en dirección contraria por la N-1 y en estado de embriaguez. Señala que «es muy raro que se imponga una pena así. ¿Cuántos conductores van a la cárcel por un accidente de tráfico? Muy pocos. Matar sale casi gratis».
Goena anima a quienes han sufrido la pérdida de algún familiar por acciones imprudentes a que se acerquen a la asociación (www.stopaccidentes.org). A mí me ayudó mucho. Encontré a personas que habían vivido una situación similar y que me guiaron por un camino totalmente desconocido. La asociación siempre va a atender a las víctimas». A quienes provocan los siniestros «lo menos que se les puede pedir es que empaticen con los familiares de las víctimas. Puedo pensar que la persona que atropelló a mi padre cuando salió de casa no quería provocar un accidente, aunque reunía toda las condiciones para hacerlo. Pero cuando sucede, si no es en los primeros momentos, sí más tarde se puede escribir una carta y pedir perdón. Algo que diga que a él también le ha marcado la vida y reconozca que lo ha provocado. Que él también sienta algo por la pérdida».
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