Accidente mortal en Lezo
«Había tanto fuego que era imposible acercarse al coche. No pudimos hacer nada»Un hombre, responsable de los albergues de Ulia y La Sirena de Donostia, muere tras chocar contra un camión a la altura de Lezo, cerca del lugar donde el pasado día 3 fallecieron dos jóvenes
Ningún coche circulaba ayer a media mañana por la GI-636, en el término municipal de Lezo. La carretera estaba vacía, se podía caminar por ... el centro de la vía sin miedo a ser atropellado. En una señal de tráfico, en el punto kilométrico 3,5, varios ramos de flores recordaban que el pasado día 3 dos jóvenes guipuzcoanos perdieron la vida tras ser embestido su turismo por un conductor francés que se encuentra en libertad provisional tras pagar una fianza de 20.000 euros. A unos 500 metros en dirección a Irun, una persona, otra más, acababa de perder la vida en otro siniestro de tráfico. Ya son 30 en lo que va de año en Gipuzkoa.
Ocurrió a las diez de la mañana. A esa hora, el responsable municipal de los albergues de Ulia y La Sirena de Donostia -según confirmaron fuentes del consistorio-, murió tras colisionar con el coche que conducía contra un camión que transportaba vigas metálicas. Al parecer, el turismo invadió el carril contrario y, después de chocar con el transporte pesado, salió despedido varios metros y quedó detenido en mitad de la calzada entre una nube de humo. Segundos más tarde, comenzó a arder. Testigos del suceso compartieron con este periódico la impotencia de no haber podido hacer nada por salvar la vida del hombre.
María (nombre ficticio) circulaba con su coche cuando la furgoneta que le precedía se detuvo bruscamente. «Frenó en seco y vi que algo más hacia adelante salía humo de alguna parte», dice. María descendió de su vehículo y se acercó hacia el origen de la humareda sin saber aún lo que había ocurrido. Lo que vio y lo que vivió es algo que nunca podrá olvidar.
«Junto a un coche había varios chicos que trataban de sacar al conductor sin poder hacerlo». El golpe frontal contra el camión había deformado la carrocería del turismo y no había manera de abrir las puertas, que se habían quedado atrancadas. «Salía humo blanco y negro. Lo intentaban, pero no podían soltar el cinturón de seguridad y el coche se había quedado sin su parte delantera». Lo intentaron de todas las formas posibles. No pudieron lograrlo. El conductor estaba atrapado.
Fue entonces cuando el tiempo se aceleró y la mañana se convirtió en pesadilla. «Empezaron a sonar ruidos, como petardos que hacían 'pam, pam'. Los neumáticos del coche estaban reventando y el coche empezó a arder». María, que estaba a escasos metros, echó a correr hacia los vehículos que se habían detenido mientras gritaba «¡un extintor, un extintor!». «Todos me decían que no tenían, hasta que llegó un joven con uno y me lo dio». Ayudado por esa persona, la mujer regresó a la carrera hacia el coche siniestrado, pero para entonces ya era demasiado tarde. El vehículo estaba envuelto en llamas y de él brotaban pequeñas explosiones. «Había tanto fuego que era imposible acercarse al coche. No pudimos hacer nada», se lamenta María, que aún está «en estado de 'shock'». Para cuando pocos minutos después llegaron los bomberos y una ambulancia, ya no se podía hacer nada para salvar al ocupante del vehículo.
«Se echó a llorar»
Mientras el coche ardía, el conductor del camión presenciaba con rostro serio el drama que se desarrollaba a su alrededor. En su vehículo se podían observar los efectos de la colisión. La zona del motor se hallaba muy dañada, pero la cabina estaba intacta. «Fui hacia él y le pregunté si estaba bien», dice María. El chófer le respondió que sí, pero no lo debió de hacer de manera muy convincente porque la mujer le formuló una segunda pregunta. «Le dije si quería un abrazo y él me contestó que sí». Ella le abrazó y en ese momento el camionero se desmoronó. «Se echó a llorar», afirma María. «Cuando lo llevaron a una ambulancia seguía llorando», añade.
Las claves
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Llamas «Empezaron a sonar pequeñas explosiones, como petardos, y el coche comenzó a arder»
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Intentos «Intentaron sacar al conductor, pero no podían soltar el cinturón de seguridad»
El accidente provocó el cierre completo de la carretera hasta las 15.30 horas, el tiempo que se tardó en trasladar las vigas metálicas a otro transporte con la ayuda de un camión grúa y de retirar los vehículos siniestrados. Como consecuencia de ello, durante toda la mañana se produjeron importantes retenciones de tráfico. En la calzada, en el lugar del accidente quedó una mezcolanza de gasoil, huellas de neumáticos, fragmentos de carrocería y asfalto y goma quemados; los restos de una desgracia que en solo 500 metros y menos de un mes se ha cobrado la vida de tres personas.
El año 2023 está siendo un año trágico en nuestras carreteras, que ya se han cobrado la vida de 30 personas, trece de ellas entre noviembre y diciembre. Es la cifra de fallecidos más alta desde 2015 en la red viaria guipuzcoana, cuando 31 personas fallecieron en siniestros de tráfico.
Hasta ayer, el último accidente mortal tuvo lugar el pasado viernes, día 15, cuando una joven vecina de Elgoibar perdió la vida en un accidente en el túnel de Azkarate, uno de los puntos negros de las carreteras de Gipuzkoa, donde justo hace un mes también se registró otro siniestro mortal.
Aparatoso incendio de un camión
Por otro lado, a las 10.30 de ayer se produjo un aparatoso incendio de un camión que portaba varios coches, lo que provocó el cierre de la GI-11 a la altura de Usurbil. Los bomberos de San Sebastián trabajaron en el lugar para extinguir las llamas. La vía sentido Donostia estuvo cortada durante varias horas y se produjeron retenciones en las inmediaciones del suceso.
Tres heridos en Andoain
Por la tarde, en la N-I a la altura de Andoain, la avería de un autobus a las 18.00 horas, y la colisión de una furgoneta y un turismo a las 20.45 horas, provocaron colas kilométricas en sentido Vitoria durante varias horas. Tres personas resultaron heridas y fueron trasladadas al Hospital Donostia.
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Dan de alta a uno de los jóvenes heridos el día 3 en Lezo
Oier, uno de los dos jóvenes que resultaron heridos el pasado día 3 en un accidente en el que perdieron la vida dos de sus amigos, ya ha sido dado de alta y trata de asimilar lo ocurrido, mientras que Sarai, la cuarta ocupante del coche en el que viajaban los cuatro jóvenes, sigue en la UCI, y según fuentes cercanas está consciente.
El trágico accidente, que segó la vida de Iñaki, donostiarra de 20 años, y de Ander, vecino de Lezo de 22, ocurrió en la madrugada del domingo, cuando viajaban en el Ford Orion de Ander con amigos, Sarai y Oier. Sobre las 3.45 horas, en la curva junto a la papelera de Errenteria en la GI-636, un BMW 116 en el que circulaban tres jóvenes franceses en sentido Irun invadió el carril en el que viajaban los cuatro jóvenes guipuzcoanos. El impacto fue brutal y el Ford, de más de 30 años de antigüedad y que Ander había comprado para prepararlo y poder presentarlo en ferias de vehículos clásicos, quedó destrozado. El conductor e Iñaki, que viajaba tras él, recibieron el impacto directo y murieron en el acto.
Al conductor, de nacionalidad francesa y de 21 años de edad, que dio positivo en el test de alcoholemia y negativo en el análisis de drogas, se le imputan de momento dos delitos de homicidio por imprudencia grave. El pasado día 15 el Juzgado de Instrucción número 1 de San Sebastián acordó la puesta en libertad provisional del detenido tras abonar la fianza de 20.000 euros fijada cuando se determinó el ingreso en prisión del joven. La Fiscalía de Gipuzkoa ya ha anunciado que estudia recurrir la fianza impuesta al conductor.
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