El calor provocó el descarrilamiento del topo en Amara
Euskotren achaca a una desviación en la vía y a un error humano, porque la maquinista no fue advertida, el accidente del 18 de julio que se saldó sin heridos
El intenso calor de ese día que contribuyó a la formación de un garrote (falta de continuidad en la vía por una dilatación, torcedura de ... raíl, enlace defectuoso...) y un error humano que hizo que la conductora del convoy no fuera avisada de este contratiempo, fueron las causas que explican el descarrilamiento de un tren de Euskotren el pasado 18 de julio entre las estaciones de Amara y Anoeta. Un suceso que se saldó sin heridos, aunque sí hubo que atender a cinco viajeros por golpes de calor, ya que tras el accidente el vehículo se quedó sin aire acondicionado mientras se esperaba a otro tren que se hiciera cargo de los pasajeros. A la hora del incidente (15.22 horas), la temperatura era de 33º, tras haberse alcanzado un par de horas antes los 37,5º.
Es la conclusión del informe elaborado por Euskal Trenbide Sarea (ETS), la empresa pública ferroviaria vasca sobre el accidente. El informe exonera de culpa a la maquinista. Por un lado, porque no fue avisada por el puesto de mando de la existencia del garrote. Por otro, porque el obstáculo se encontraba «a la salida de una curva a derechas, lo que imposibilita la reacción a tiempo de la maquinista para detener la unidad». Tampoco hubo exceso de velocidad. En un tramo con límite de 80 km/h, en el momento en que la conductora se percata de la desviación de la vía y aplica el freno de emergencia, circulaba a 64 km/h. El descarrilamiento se produce dos segundos y 41 metros después, a 54 km/h. Tras salirse de la vía el primer coche, 56 metros después colisiona contra un poste de la catenaria a 30 km/h.
La maquinista no fue avisada por un cúmulo de coincidencias. La existencia de una desviación de los raíles fue avisada por otra maquinista a las 14.08, hora y cuarto antes. Tras comprobar la veracidad y alcance del garrote, el puesto de mando reduce el límite de velocidad en ese punto (entre los kilómetros 1,100 y 1,200) a 20 km/h. Como establece el protocolo, esta precaución es comunicada directamente mediante telefonema a los conductores que cubren esa línea (Donostia-Hendaia).
Coincidencias
¿Por qué la maquinista del convoy accidentado no recibe esta alerta? Porque había estado realizando el servicio de la costa y era la primera vez que pasaba por esa vía ese día, por lo que no había visto anteriormente el garrote y no había sido avisada de su existencia. Según su propia declaración, «hacía dos semanas que no pasaba por ese punto».
La segunda coincidencia fue que el técnico del puesto de mando, que llevaba alertando del garrote «a todos los trenes desde que se comunicó su presncia», «justo cuando ocurrió el accidente se encontraba dando una verificación de cruzamiento a otro tren».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión